Capítulo 17.

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Con todo este rollo me había olvidado de que mi madre comenzaba a trabajar. Me repugnaba la idea de que esté compartiendo oficina con ese hombre, pero no podía hacer nada para evitarlo. No quería seguir pensando en eso y menos cuando mi cabeza daba miles de vueltas. Necesitaba acostarme y dormir, esto me había dejado agotado y todo por una gota de sangre. Tenía que aceptar la propuesta de Zayn, le diría que me lleve a casa. No tenía ganas de contestar las preguntas de Madie y Ava, no quería que nadie me pregunte como me sentía porque la respuesta era obvia. Este era uno de esos momentos en que solo necesito estar solo, relajarme, pensar y luego dormir. Estar conmigo mismo, eso era lo que quería.

— ¿Y? —preguntó Zayn en busca de una respuesta— ¿Quieres que te lleve?

—Sí—respondí mientras me ponía de pie. El mareo seguía pero no era tan fuerte como para tener que caminar apoyado en alguien.

Por suerte Zayn estacionaba su coche en el aparcamiento de la escuela. Nunca había ido allí, es más ni sabía que existía. Me preguntaba porque Madie no lo estacionaba ahí, ella que siempre se hace tanto problema por conseguir lugar en la calle. Reconocí la camioneta de Zayn a bastantes metros de distancia era una de las más grandes que se encontraban en el lugar.

Tomé asiento en el lugar del copiloto y mientras se acomodaba encendí la radio. No me vendría mal un poco de música. Tendría que avisarle a Madie que me encontraba camino a casa ya que ella me estaría esperando a la salida por mí, para llevarme. Apoyé mi cabeza contra el vidrio y cerré los ojos. Dormiría estos minutos de viaje, tal vez era eso lo que necesitaba para sentirme mejor.

—Antes que nada, abróchate el cinturón—advirtió.

Lo hice sin quejarme, no tenía ganas de discutir. El auto se puso en marcha y salimos camino a mi casa. No sé cuánto tiempo tardamos en llegar porque me dormí al instante, creo que no solo fue la sangre la que me hizo sentir mal si no que también una acumulación de sueño.

—Llegamos—avisó mientras me abría la puerta.

La luz dio en mis ojos y los cerré con fuerza. Desabroché el cinturón y salí. Ya me sentía mejor el dolor de cabeza y el mareo habían cesado. Al parecer esos diez minutos de viaje habían sido suficientes como para que el dolor desapareciera por completo. Camine hasta la puerta de entrada y abrí la puerta.

—Adiós—dije tratando de no sonar muy frío—. Nos vemos luego, ¿Sí?

— ¿No me invitarás a entrar? —dijo con una sonrisa.

Antes de que pudiera contestarle él ya estaba parado en la sala de estar. Por suerte mi madre no se encontraba en casa si no, estaría muerto. ¿Para qué quería entrar Zayn? No podía decirle que no, él se había ofrecido a llevarme a casa lo mínimo que pude haber hecho es eso; invitarlo a entrar.

— ¿Quieres algo de tomar? —le ofrecí mientras me dirigía a la cocina.

—No gracias—contestó—. ¿Qué quieres comer?

— ¿Cómo que quiero comer? —pregunté entre risas mientras me servía un vaso con agua.

Zayn dio una vuelta por la cocina revisando lo que había en la heladera y los estantes. ¿Qué tramaba? ¿Acaso quería cocinar?

— ¿No tienes hambre?

—Sí, pero...

— ¿Te gusta la pizza? —me interrumpió— Hay suficientes cosas aquí como para hacer una.

—Zayn... ¿Qué haces? —el seguía sacando las cosas de la heladera.

—Pensé que te gustaría comer algo hecho por mí, además tengo hambre—dijo con una sonrisa.

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