El incesante malestar había desaparecido cuando desperté. La habitación del hospital estaba en silencio y no se escuchaba nada más que el sonido emitido por el monitor que marcaba el compás del ritmo de mis pulsaciones. Llevo puesta una bata azul casi translúcida y la sabana blanca me cubre hasta el abdomen. Una infusión de suero pende en lo alto a un lado de la cama, mientras que por un finísimo cable baja el liquido trasparente que entra por mis vías sanguíneas a través de una aguja.
¨Desagradable¨ pensé en el momento. No tanto porque fuese doloroso, ya que no sentía más que una leve molestia en el antebrazo, sino por el hecho de que había desarrollado una especie de fobia a las agujas.
Desde el secuestro repudiaba toda clase de medicación que me hiciese dormir o estar inconsciente como calmantes, sedantes o cualquier otro que no me permitiera el libre desenvolvimiento de mis funciones motrices.
—David...
Él está sentado a mi lado concentrado en las líneas que se dibujan en la palma de una de mis manos la cual acariciaba con suma delicadeza, trazando delicadamente las distintas direcciones de las líneas. Cuando escuchó su nombre, esos ojos impregnados de algo parecido a la tristeza se encontraron con los míos. Sin decir nada, llevó sus labios a mi frente y depositó un beso, luego descendió a mis labios.
Pude sentir la preocupación en ese beso.
—¿Cómo te sientes? —preguntó.
—Soñolienta. —respondí.
Una sonrisa casi imperceptible apareció dibujada en sus labios por un corto instante. Acarició mi cabello y después se acercó nuevamente para besarme. Acerqué una mano a su rostro para acariciarlo al tiempo que me detuve a escudriñar ese semblante apagado por la tristeza.
—Me tenías muy preocupado.
—Lo siento. —le dije.
—No vuelvas a asustarnos de esa manera, por favor. —pidió.
—Haré lo posible. —le dije y sonreí para tranquilizarlo. — ¿Qué fue lo qué pasó? —quise saber.
—Lo importante es que ya estás bien. —dijo y me pareció que se incomodaba.
—¿Qué ocurre? —pregunté siendo esta vez más firme.
David estaba por contestar cuando la puerta de la habitación se abrió y nos interrumpieron. La mujer que entró nos saludó. A juzgar por su atuendo, no me quedó la menor duda que era médico. Debía tratarse de la doctora a cargo de mi cuidado.
—¿Cómo te sientes? —preguntó la doctora cuando examinaba mis signos vitales.
—Mejor. Pero dígame qué tengo. ¿Es algo grave?
De momento, me encontraba muy bien. Pero aún recordaba ese desagradable dolor, tan irritante que me hizo perder el conocimiento. La mujer observó a David y aunque ella no le hizo ninguna pregunta en voz alta él respondió lo siguiente.
—No hemos conversado. Despertó hace apenas un instante.
—Comprendo. —dijo ella con voz pausada.
En ese instante los observé a ambos, impaciente por escuchar lo que tenían que decirme. La doctora se aclaró la garganta antes de continuar.
—Eileen, el dolor que experimentaste se debió a que sufriste un aborto. —dijo ella.
Esas palabras cayeron en mí como un balde de agua fría a mitad de la noche.
—¿Qué?
—Lo siento mucho.
![](https://img.wattpad.com/cover/59225604-288-k74274.jpg)
ESTÁS LEYENDO
ESPEJISMOS
RomanceEspejismos es la segunda parte de la novela "Bella Traición" de Lorraine Cork. En esta ocasión, la relación de Eileen y David se verá afectada por diversos conflictos llenos de peligros insospechados cuando el pasado incursione nuevamente en sus v...