Tal como David lo aseguró, nadie se atrevió a interrumpir lo que sería el preludio de nuestra fantástica luna de miel. Sin importar dónde aterricemos, estoy plenamente segura que será la mejor elección. También sé, que todo lo que viva al lado de este hombre será inigualable.
Las dieciséis horas de vuelo finalmente llegaban a su fin. Jane, nuestra gentil azafata nos ordenó colocarnos en posición de aterrizaje y asegurar nuestros cinturones de seguridad cuando el piloto anunció el aterrizaje. Como de costumbre me puse tensa, el despegue y aterrizaje de un vuelo son las dos partes que me ponen nerviosa.
Aún recuerdo mi primer experiencia en un avión. Para la víspera de mi cumpleaños número diez, mi padre y yo realizamos un sorpresivo viaje a Florida. Él decidió que sería un buen obsequio llevarme a conocer los asombrosos parqués temáticos de Disney; jamás podré olvidar tan increíble experiencia, sólo éramos Ben y yo contra el mundo. Sin embargo, la última vez que viajé no fue por placer, fue hace un par de años para ir a San Francisco porque mi abuelo había fallecido. De cualquier forma en cada una de esas ocasiones la parte de más tensión era el despegue y el aterrizaje, por alguna morbosa razón mi cerebro se antojaba de recordarme cada programa de accidentes aéreos que había visto, lo cual hacía que mi pulso se disparara y mi corazón se acelerara.
- Respira, Eileen. - Me recordó, David.
Él me sonríe despreocupado y me acaricia con suavidad la mano que tengo aferrada al brazo del asiento. Es extraordinaria la calma y serenidad que David trasmite, probablemente se debe a lo cotidiano que le resulta todo esto.
- Te amo. - Dijo al tiempo que tomó mi mano y la llevó hasta sus labios para depositar un tierno beso en ella.
- Está funcionando. - Le dije cuando entendí lo que trataba de hacer.
Sólo intenta apaciguar mis nervios y lo estaba logrando.
Cuando bajamos del jet lo primero que agradecí fue estar en tierra firme. Aunque no puedo quejarme, David hizo bastante interesante todo el trayecto.
El cielo es de un celeste esplendido, totalmente despejado, el sol brilla con intensidad y la brisa que acaricia mi rostro es cálida y refrescante. Se podría decir que es un clima perfecto.
- Bienvenida a la República de las Seychelles. - Dijo David entrelazando nuestras manos.
- ¿Me trajiste a las Seychelles?. - Pregunté anonadada.
- ¿Las haz visitado antes?.
Su pregunta me causó gracia.
- Si, por supuesto. Vine en mi anterior luna de miel. - Respondí sin dejar de sonreír.
- Pues entonces tendré que esforzarme aún más para sorprenderla, señora Christensen. - Tomó sorpresivamente mi rostro y plató un beso en mis labios.
Del interior del automóvil negro que nos esperaba prácticamente al pie del jet, salió Cárter quien rápidamente se acercó a nosotros.
- Bienvenidos, señor y señora Christensen. - Nos saludó con su habitual formalidad.
David lo saludó como es su costumbre, con total seriedad. Por mi parte yo considero tanto a Cárter, Aaron y a Nancy, parte de la familia, así que lejos está de mí tratarlos con formalismo.
- Pensé que te habías quedado en Nueva York, ¿Cuándo viajaste?. - Quise saber.
- Poco después de la ceremonia, señora.
- Cárter y Seth, viajaron después de la boda para asegurarse que todo estuviese preparado y en perfecto orden. - Me explicó David.
Aaron y Cárter subieron todo el equipaje en el automóvil y pronto subimos en el.

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ESPEJISMOS
RomanceEspejismos es la segunda parte de la novela "Bella Traición" de Lorraine Cork. En esta ocasión, la relación de Eileen y David se verá afectada por diversos conflictos llenos de peligros insospechados cuando el pasado incursione nuevamente en sus v...