Obliviate

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Draco P.O.V

Salí de la cocina dejándola sin ninguna explicación, no quería pasar por un momento incómodo, no después de haberle dicho la historia de mi familia,  ni yo se como fui capaz de contárselo, supongo que confío en ella después de todo lo que hace por mí.
Llegué a la habitación que me correspondía y pase la mayor parte del tiempo dando vueltas por toda la habitación, de vez en cuando paraba a ver por la ventana y volvía a dar vueltas sin parar, caí en la cama soltando un bufido hasta que oigo la voz de la castaña llamarme del otro lado de la puerta.
-Draco, mis padres están por llegar, lo mejor será que bajemos.
Abrí la puerta y la encontré con la mirada en el suelo.
-¿Segura de lo que harás?.- asintió levemente y bajó las escaleras con su baúl.
Suspire pesadamente y tomé mi baúl para bajar también, al llegar abajo encontramos a la lechuza de los Weasley en la sala, la castaña se acercó a paso apresurado a ella y tomó la carta que llevaba.
-Todos los de la Orden ya saben que te tenemos que ocultar, tenemos que trasladar nuestras pertenencias cuánto antes.- asenti con la cabeza y giré hacia la chimenea.- esta conectada a la red flu, podemos usarla para llevar los baules a la Madriguera
-¿Cómo es posible que este conectada?
-Dumbledore lo hizo para que pudiera trasladarme al callejón Diagon.- asenti por segunda vez y metí los dos baules para madarlos a la Madriguera.
La chica de los ojos color miel estaba sentada en el sillón mientras yo observaba por última vez el comedor, mi vista se paró en un periódico que había ahí, lo tomé para entretenerme con algo por un momento, sin embargo me arrepentí de tomarlo, la portada del diario no era precisamente la más linda, el encabezado se dirigía a la muerte y caza de familias muggles, ahora podía entender cuál es la preocupación de la castaña, conforme pasaba las páginas me aterraba más, al llegar a la última página sentí como el color se se iba de mi cuerpo, Severus Snape era el nuevo director de Hogwarts, mis manos comenzaban a temblar y sentía que me quedaba sin aire, guardé el periódico y me fui a sentar junto a la chica aún con la respiración fallando.
-¿Ocurre algo?.- abrí la boca para contestar pero inmediatamente la cerré al no saber que decir.- por Merlín, estas casi transparente, ¿Viste algo malo?.- asenti con la cabeza al no poder pronunciar una sola palabra.- de una escala del uno al diez, ¿Qué tan malo es?
-Esto...esto va más allá de esa escala, es peor que malo, es...no hay palabra que lo describa.
-¿Qué es?.- las palabras volvieron a negarse y saquéel periódico mientras lo abría en la última página y se lo pasaba.
La preocupación que se notaba en su rostro al inicio cambio dejando ver una de horror, me devolvió el periódico y se tapó el rostro con las manos.
-Por Merlín, muchos de los nuestros volverán este año a Hogwarts y no sabemos que les espera.- pensé en mis dos mejores amigos, Theo y Blaise, convertidos en mortifagos por salvar a su familia.
-Quizás no les vaya tan mal.- quitó las manos de su rostro y volteó a verme.- aún están McGonagall, Slughorn, Flitwick y Sprout ahí, estoy seguro que harán hasta lo imposible por cuidar de todos.
-Me preocupan los niños, la mayoría no tuvo a Harry como profesor, por otra parte están Neville, Ginny y Luna, querrán ayudarnos desde dentro, no sabemos como pueda resultar eso, no sabemos que tipo de mortigafos se harán pasar por  profesores y peor aún, que castigos aplicarán para aquellos que apoyen a Harry.
-No siempre digo esto, así que pon atención.- me volteó a ver y suspire antes de continuar.- Longbottom es valiente, por algo es un Gryffindor, la pelirroja es todo lo contrario a la comadreja, estará bien y Lovegood es inteligente además de que derrama inocencia por donde pasa, si te das cuento no son tan diferentes a ustedes y si ustedes pudieron contra el Señor Tenebroso cuando íbamos en primer año, ellos podrán contra unos cuantos mortifagos.
La castaña sonrió y cuando iba a contestarme, el timbre de la casa sonó haciéndonos parar de un salto.
-¿Esperas a alguien?.- negó con la cabeza y la acompañe hasta la puerta, al abrirla una señora delgada y joven se lanzó a los brazos de la chica, mientras un señor de estatura media venía llegando con un par de maletas.
-Hija, te extrañamos mucho.- miré de nuevo a la señora y de pronto me sentí nervioso con la presencia de sus padres.
-Yo igual los extrañé, ¿y sus llaves?
-Tú padre las perdió, ya sabes como es de despistado.- amabas soltaron una risita, lo cuál me hizo sonreír hasta que la mirada de ambos se fijó en mi.- tú debes ser Draco, Hermione nos ha hablado mucho de ti.- miré a la castaña mientras levantaba una ceja y sonreía con burla, lo que ocasionó un sonrojo que ella trató de ocultar.
-Así es señora, soy Draco, Draco Malfoy.- sonrei ligeramente de lado mientras extendía una mano hacia ellos.- es un placer conocerlos al fin Señor y Señora Granger.

Hermione P.O.V

- Así es señora, soy Draco, Draco Malfoy.- mordi mi labio para no reír, algo que caracterizaba a este rubio era el orgullo con el que siempre decía su nombre, sonreí con ternura al recordar al niño que conocí en primer año.- es un placer conocerlos al fin Señor y Señora Granger
Caminé hacia la cocina con mi madre para preparar un poco de té, esperaba que esto no se alargara tanto o me arrepentiria de borrarles la memoria.
Servimos el té y mi padre junto a Draco pasaron al comedor para sentarse, Draco hizo a un lado mi silla para ayudar a sentarme, lo miré extrañada, el sonrió con burla y recordé lo que mi madre había dicho hace unos minutos, abrí los ojos más de lo normal y me sonroje por segunda vez, lo sentía junto a mi, era imposible ignorar su aroma a menta con chocolate, me sentía nerviosa al tenerlo tan cerca y la mirada de mis padres no ayudaba.
-¿Ustedes están saliendo?.- mi corazón se detuvo al escuchar la pregunta
-¿¡Qué!? Es decir...no madre, no estamos saliendo, sólo somos amigos.- sonreí con nerviosismo y tomé un poco de mi té
-Vaya, ¿estudian juntos, no es así?.- cuando iba a contestar, cierto rubio platinado me robó la palabra
-Así es señor, pero sin embargo no compartimos todas las clases.
-Que lindo, amor de escuela.- mi madre suspiró mientras en sus ojos aparecía un brillo.
-No estamos enamorados.- murmuré, aunque ni yo sabía que sentimientos estaba teniendo por ese hurón.
-Eso decía yo con tú padre, cariño.- Draco soltó una risita y cambió de tema salvandome de una incómoda charla.
La tarde transcurrió con normalidad hasta que levanté las tazas de todos y las fui a lavar.
-¿Estás lista?.- suspiré y cerré los ojos, al abrirlos él estaba más cerca.
-Estoy lista.- susurré para no ser escuchada, el platinado asintió y salió de la cocina, caminé hacia la sala dónde estaban los tres, el platinado estaba recargado cerca de la puerta mientras mis padre estaban sentados donde anteriormetnte estábamos el chico y yo, entré lentamente y vi por última vez toda mi casa, cerré los ojos para contener las lágrimas que ya picaban en mis ojos y levanté mi varita apuntandolos
-Obliviate.- miré todas las fotografías que había en la sala, poco a poco fui desapareciendo de todas las fotos y sólo quedaron ellos, una lágrima traicionera se dejó ver y salí de la casa seguida del rubio,  comencé a caminar hasta que me detuvo, sentía las lágrimas rodar por mis mejillas
-No llores, es lo mejor para ellos, cuando esto acabe, te ayudaré a buscarlos, ¿de acuerdo?.- asenti y cerré los ojos al sentir sus manos limpiando los rastros de lágrimas.- vamos, tenemos que buscar un lugar donde aparecernos, ya está oscureciendo.


RegretfulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora