Capítulo 3

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  • Dedicado a Valery Sepulveda
                                    

Habían pasado no más de 15 minutos y ya habíamos perdido totalmente el interés en la película que había colocado en la habitación de Justin, la verdad es que me sorprendió ver lo fácil que se movía con la silla de ruedas, definitivamente ha avanzado con eso, había colocado la máquina en la escalera que lo ayudaba a subir junto a su silla y ya arriba todo era normal, solo deslizar la silla por los pasillos, entrar en su cuarto y “saltar” a la cama, todo esto -a excepción de lo último- conmigo sentada en su regazo.

Como sea la película ya no era lo que llamaba nuestra atención, ya que no nos pudimos mantener mucho tiempo alejado el uno del otro y sus labios rápidamente buscaron reencontrarse con los míos.

Definitivamente podría acostumbrarme a esto, pasar los días con él, y ser feliz… podría ser que junto a él pudiera finalmente lograr lo que no pudieron los doctores en esa horrible clínica, o casa de reposo, manicomio, o como sea que le llamaran, para mi era una casona asquerosa en donde me mantenían en contra mi voluntad, pero en el que si sabías comportarte tenías oportunidades de salir, mentir y ocultar cosas no era tan malo en ese lugar, aunque sabía que con Justin no sería igual… él lograba leerme como un libro abierto.

— Hagámoslo oficial -susurró sacándome mis pensamientos mientras que él iba bajando sus besos a mi cuello.

— ¿Qué más oficial quieres hacerlo Justin? Ya te dije que si seríamos tu y yo, al menos en un intento -solté un suspiro mientras simplemente dejaba que sus labios recorrieran mi piel. De pronto él se detuvo y se alejó, hizo que nos sentáramos en la cama y, tomando mi rostro entre sus manos comenzó a mirarme fijamente a los ojos.

— ____, eres la chica más hermosa que existe para mí, eres aquella a la que he amado, amo y amaré por siempre, con la mujer que me veo en el futuro, con la cual no podría vivir, por lo que te pido que no me vuelvas a hacer pasar un susto como el de antes, pero quiero hacerte feliz, y es por eso que además quiero pedirte, quizá siendo algo egoísta, que también tú me hagas feliz a mi, solo basta con decir que sí…

— ¿Sí qué? -pregunto riendo por aquellas palabras, tratando de esconder el rubor que subió a mis mejillas.

— ____ ¿Quieres ser mi novia? -preguntó, aún con sus manos afirmando mi rostro para mantener nuestras miradas unidas.

— Sí… sí quiero Justin.

— Así de oficial -dijo de pronto respondiendo a la primera pregunta que le había hecho, antes de atraerme hasta su rostro para que nuestros labios volvieran a unirse en un suave y tranquilo beso, lleno de amor y cariño.

— ¿Qué haces princesa? -preguntó Justin antes de llegar a mi lado.

— Leer… -respondí algo ida, sin prestarle mucha atención mientras que mi vista seguía fija en aquellas hojas que se encontraban entre mis manos, deslizandose únicamente un par de centímetros entre esquina y esquina mientras recorría las palabras que allí se encontraban.

— ¿Te molesta si te hago compañía?

— Para nada -respondí inconscientemente mientras me movía en el sillón, dejándole espacio a mi lado, para ser devuelta a la realidad por el sonido de una garganta aclarándose, provocando que levantara la vista finalmente.

— Creo que sería más efectivo si tu te sientas conmigo a intentar yo ir para allá -apuntó con su cabeza sutilmente sus piernas, para luego señalar el sofá y automáticamente me sentí sumamente estúpida… la silla ¿Cómo pude olvidar la silla?

— Lo siento -dije golpeándome mentalmente por aquel descuido; cerré el libro, lo dejé sobre la mesa de centro y me dirigí a sentarme sobre su regazo.

~ RehabDonde viven las historias. Descúbrelo ahora