Capítulo 6

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¿Cuánto tiempo ha pasado desde que salí de rehabilitación? ¿Tres, cuatro meses? Sea el tiempo que sea aún sigo llendo a controles regulares con un psicólogo que insiste en preguntarme cosas para adivinar cómo sigo con mis problemas de autoestima de manera tan obvia que la verdad es que no se me hace tan difícil engañarlo como pensé que sería.

Cuando estoy respondiendo a sus preguntas de vez en cuando siento a aquel típico ángel y diablo sobre mis hombros a lo dibujo animado, el diablo obviamente me indica que continúe en lo que estoy, mientras que el ángel me dice que ¿cómo espero mejorar si no los dejo ayudarme? Pero finalmente el diablo es quien acaba ganando siempre, y es que simplemente se queda con la victoria después de responder “y ¿Quién diablos les pidió su ayuda?” y tiene razón… yo simplemente intenté matarme después de una pelea con Justin, no lo logré, me internaron en el hospital para cuidar mis cortes y en cuanto estuve mejor simplemente me llevaron a rehabilitación. Yo no tengo un problema… quizá simplemente yo sea un problema para ellos.

Justin sigue en rehabilitación, aquella máquina de verdad hacía milagros, a tal punto que ya esta practicando en una caminadora, con barras a los costados para que se afirme, pero más que aquello no ha avanzado demasiado en su tratamiento, pero de todas formas la semana pasada le pasaron unas muletas para que intentara ponerse en pie con ellas… claro que terminó en el suelo, pero hizo el intento… simplemente debe seguir con sus entrenamientos y ejercicios. Yo sigo ocupándome de él en casa la mayor parte del tiempo, pasamos juntos casi todo el día y aunque pareciera que a estas alturas debería estar harta de su presencia, no es así, aunque sí me cansa un poco estar a cargo de todo lo que él quiere, pero ya que mi conciencia insiste en culparme por su accidente -aunque obviamente ya no se lo comento a Justin- me limito a hacer las cosas sin rechistar.

Creo que todos piensan que ya estoy mejor, uso una gran colección de pulseras en cada muñeca, con la excusa de esconder las cicatrices que me quedaron después de mi intento fallido de acabar con mi vida y Justin simplemente me lo permite y no comenta nada al respecto, pero la verdad es que también las ocupo para ocultar las nuevas cicatrices que de vez en cuando aparecen cuando siento que estoy colapsando con mis sentimientos, cuando aquellas vocecitas en mi cabeza no paran de dar vueltas culpandome por todo lo que ocurre, aunque obviamente intento que no sean muy frecuentes o pueden volverse notorias, por lo que tal como lo había hecho en ocasiones anteriores he vuelto a ocupar mis piernas de vez en cuando… son un lugar no muy visible, al menos por ahora que el calor ya se está alejando del hemisferio poco a poco.

— ¿Salgamos? -preguntó de pronto Justin sacandome de mis pensamientos.

— ¿Ah? -dije intentando concentrarme en lo que me decía y dejar de pensar demasiado las cosas.

— Que si quieres salir a alguna parte.

— ¿A dónde? -volví a preguntar yo

— No lo sé… a cenar, al cine, al centro comercial… donde quieras.

— No creo que sea buena idea Justin, quiero decir…

— Estoy harto de estar encerrado en esta casa saliendo solo para ir a terapia; quiero que hagamos algo como una pareja normal.

— Nosotros no somos una pareja normal.

— Claro que sí ¿por qué lo dices?

— Por favor Justin, tu estás en una silla de ruedas y yo soy la loca suicida ¿Qué tiene eso de normal? -me di cuenta de lo dicho cuando las palabras ya habían salido por mi boca, solté un suspiro lleno de culpabilidad y dirigí mi mirada al piso mientras me regañaba mentalmente por no tener un filtro al decir las cosas.

— Solo quería que pasaramos algo de tiempo juntos fuera de estas cuatro paredes -dijo decaído, y entonces caí en la cuenta de que lo que acababa de decirle también le había hecho daño.

~ RehabDonde viven las historias. Descúbrelo ahora