Capítulo 17

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La fecha de mi boda se acerca. Cada vez hay más ajetreo en palacio, lo que hace que me crea más que me voy a casar y mis nervios sigan crispados. Peter y Claus me miran preocupados mientras la organizadora me pregunta el color de la tarta, los pisos, etc.

-¡¿Por qué me preguntas a mí?!
- Su alteza, usted es la princesa, usted es la que se va a casar.
- Muy bien ¡La quiero negra! ¡Todo negro y sin nada! Así que no me preguntes nada más ¿Entendido?

-Pero mi señora... No se ha muerto nadie.

-Pues entonces todo blanco, pero déjame ya, por Dios.

-Mu-mu-muy bien, su alteza.

-Ella no tiene la culpa de nada- me dice Peter- ¿Podrías tratar al servicio un poquito mejor?

-Tienes razón, lo intentaré. Peter, ¿Por qué haces todo lo que debes?

-No me disgusta lo que debo hacer.

- ¿De verdad quieres casarte conmigo?

-¿Por qué no?

-¡Porque no nos queremos!

- Bueno, pero es que todavía es muy pronto para querernos así como así. Me gustáis y eso es suficiente.

-Ah...- Me quedo de piedra. Está claro que no piensa igual que yo.

-¿Y vos? ¿Por qué no hacéis nada de lo que debéis hacer?- La verdad es que si no hubiese conocido a Roni haría todo lo que debo hacer.

- Porque hay otra persona.

-¡Nora!- Me reprocha mi primo.

-Peter ya lo sabía, Claus.

-Pues olvídelo, porque será lo mejor para vos. No hay otra opción, su única opción es casarse conmigo. Así que olvídelo- Aunque tiene toda la razón, me duele.

-¿Y si le hago mi amante?- Aunque no lo veo probable, porque creo que Roni sólo me ve como una hermanita- ¿Qué harás?

- No, ¿Qué haréis vos para compartir el lecho con dos hombres a la vez? Yo no pienso tener amantes, así que... Y pienso reconocer como míos todos tus hijos, todos.

-¡Te odio!- digo antes de que una criada me arrastre al vestidor de palacio para que la costurera pinche alfileres en mi vestido de novia, ajustándolo a mi diminuto cuerpo. Con el vestido puesto casi no se me ve. Además, tendré que llevar un velo super vaporoso y un graaan ramo. Me pregunto si Peter se va a casar conmigo o con una tarta que anda. La realeza es tan incómoda...

Acto seguido, me llevan ante las cajas y cajas de vajilla que han traído de Inglaterra ¿Para qué tantas cajas? Después de lo del robo no va a querer venir nadie a mi boda. Les tengo que dar el visto bueno y sin ni siquiera fijarme, se lo doy.

El cocinero también me hace elegir un menú con miles de platos diferentes: Desayuno, entrante, almuezo, postre, té y pastas... Vamos a tener los mejores cocineros y los mejores reposteros del país, por supuesto.

Acto seguido, viene el zapatero y me enseña sus mejores modelos. Elijo el más sencillo.

¿También tengo que elegir mi peinado? ¿En serio? Pues sí. Me traen a varias criadas contentísimas con sus peinados, todos diferentes, de princesas.

Así que escojo un semirecogido con un trenzado.

Demasiados preparativos, demasiados, para una boda tan triste.

Princesa NoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora