Hoy me levanto nerviosa. Sólo quedan 4 días para la boda ¡4 días! Y Roni sigue sin dar señales de vida ¡Éste problema cada vez es más grave! Roni sabe que me caso ¿Por qué no está aquí? ¡Ya tendría que haber meditado suficiente! Tendría que haber estado aquí hablando conmigo ayer por la noche
¿Me quiere matar de un ataque de nervios o qué? ¡¡4 DÍAS!! ¡Y él lo sabe...! Espera un momento... ¿Lo sabe? Le dije que estaba comprometida y también lo de los preparativos de la boda pero... oh, no. Nunca le dije la fecha de la boda. No, no le dije que me caso ésta misma semana ¡Mierdaaaa!
No puede ser, no puede ser ¡He metido la pata! ¿Ahora qué hago? Tengo que hacer algo ahora mismo pero... ¿Qué? Tengo que encontrarle cueste lo que cueste. Volveré a pedirle ayuda a Violet. Le buscaremos ¡Eso es!
Miro por el balcón y me pregunto cómo puedo llegar hasta el bosque sin que nadie me vea. Lo más problemático es cruzar el muro. Dichoso muro impenetrable... Además, desde que mi tatarabuela fue pillada in fraganti haciéndose pasar por una doncella, los uniformes del servicio están bajo llave y... no me apetece raptar a alguien y desnudarlo.
Y las puertas sólo las pueden cruzar sin revisión los criados de palacio. Bueno, me vestiré e iré a echar un vistazo a las puertas desde cerca.
Me visto rápidamente y bajo al jardín delantero. Hago como la que miro las flores, pero mientras observo quién entra y quién sale: Criados, un soldado, cocineros reales que comienzan su turno... Un mercader con su carro lleno de comida... Eso es.
El mercader ha entrado con su carro (uno bastante grande) a los terrenos de palacio. Y sé perfectamente dónde va. Me dirijo hacia una especie de gran vestíbulo rústico hecho para los carros de caballos. Allí los mercaderes descargan las provisiones y los criados las acarrean hacia la despensa real. Aunque haya sido princesa desde siempre me sorprende lo organizada que es la vida en el palacio y que tenemos estancias para todo. Con sigilo ando pegada a las paredes y observo la escena. Los criados siguen descargando el carro y el mercader hace inventario de todo el pedido junto a otro criado, encargado de los suministros reales y un contable. Los suministros están algunos en sacos y otros en cajas. Los productos de las cajas los meten en cestas o ánforas y se los llevan. Lo mismo sucede con algunos de los productos de los sacos.
Espero a que acaben de descargar todo y entonces aprovecho el minuto de la despedida del mercader y el pago para agacharme, llegar a la esquina del carro más lejana al mercader, subir arrastrándome y esconderme entre las cajas, cubriéndome al instante con el saco más cercana. Fiuu ¡Lo he conseguido! Después de todo, si quiero ir a nunca jamás con Roni tengo que aprender a hacer éstas cosas y si mi tamaño sirve de algo... es para caber en todo lugar y pasar desapercibida.
Mi corazón late muy fuerte. Mis venas están llenas de adrenalina. El carro se empieza a mover por los jardines. Escucho:
- ¡Abran las puertas!- y el sonido metálico de las grandes puertas al abrirse.
El carro vuelve a moverse y cruza las puertas de palacio ¡Estoy fuera! ¡Y por mérito propio! Aunque todavía no puedo cantar victoria. Espero un rato a que el carro se aleje de la vista de los guardias y me asomo apartando un poco el saco. Desde aquí podrían llegar a verme. No me queda otra. Tengo que esperar a que el carro pase por la curva del camino. Y luego tendré que andar bosque a través. Cuando pasan unos 10 minutos el carro llega a la curva. Me voy acercando al filo del carro para saltar y cuando pasa de la curva salto y corro apresuradamente hacia el bosque. Tras un árbol veo al mercader mirar hacia atrás extrañado. Habrá sentido mi impulso, pero aún así se encoge de hombros y sigue su camino. Río eufórica ¡Ahora sí! ¡Lo he conseguido!
Ahora camino por el bosque. Mi vestido blanco, aunque es un poco más corto que el resto y me llega por los tobillos (algo muy provocativo para los hombres de la nobleza, pero no para los hombres plebeyos, por cierto), sigue sin ser adecuado para andar por el bosque. Tengo que levantar la falda todo el tiempo y aún así, su delicada tela se enreda constantemente con las plantas. Anda que voy a acabar bonita. Tras andar una hora bosque a través llego a la casa de Violet. Se me ha hecho tarde y ya es la hora de comer. Además, he rechazado el desayuno de hoy con la excusa de dar el paseo por el jardín para abrir el apetito. Me ruge el estómago. Y encima de la casa salen unos olores... Mmm. Tiene que estar delicioso.
Llamo a la puerta, pero nadie me contesta. Vuelvo a llamar y... nada. Escucho una risotada masculina que viene del interior de la casa ¿Roni? ¡Tiene que ser él! Abro la puerta de golpe y... oh. No es... Ro-ni ¡¿Quéee?! ¡¿Qué he visto?!
- Cla-us...
- ¡Nora!- Me he quedado de piedra. Literalmente. No puedo mover mi cuerpo ni un centímetro- ¡¿Qué haces aquí?!
- ...
- ¿Cómo has llegado hasta aquí?
-...- Vale. Recapitulemos. He escuchado una risa masculina que creía que era de Roni. He abierto la puerta de golpe emocionada y he visto... Dios... ¡He visto a mi primo besando a Violet! Y no era un piquito que digamos. Era un beso muy apasionado ¡¿Qué es ésto?!
- Pues... no dice nada. Le comió la lengua el gato- escucho decir a Violet.
- Genial. Nos ha pillado y ni siquiera habla ¡¡Nora!!- Grrr. Es mi estómago. Ups, se me olvidaba. Tengo muuucha hambree.
- Violet, tengo hambre.
- ¿En serio?- me contesta.
- No he desayunado. Ni... almorzado- Grrr.
- Anda, siéntate- pone los ojos en blanco y me sirve un suculento plato de arroz con pollo- Me lo como con mucho apetito. Está buenísimo.
-¡Qué rico! Gracias, Violet. Si cocinas muy bien... ¡Ñam!
- Pues... lo ha hecho tu primo- alza las cejas mientras sirve otro plato para Claus.
- Bueno... Da igual. Ya me lo he comido.
- Si ya has acabado siéntate en el colchón. Tengo que comer y sólo tenemos dos sillas- me pide Violet. Hago caso. Mientras comen pienso de nuevo en lo que he visto ¡Ay! No sé qué opinar al respecto.
- Así que... jeje. Estáis juntos o algo así.
- Sí, Violet es mi novia- Me aforma Claus con una sonrisa. Violet se sonroja.
- No estés tan contento... Que tampoco sabemos qué es lo que vamos a hacer.
- Bueeno ¿Qué más da? Ya encontraremos alguna solución. Ahora toca vivir el momento.
- Y supongo que estabas aquí todo el tiempo que no has estado en palacio. O sea, que prácticamente vives aquí con Violet- inquiero.
- Pues... Sí. Más o menos.
- Y por ésto estabas tan raro y siempre en la luna ¡Claro! Ahora todo tiene sentido.
- Sí...
- Y despeinado
- Sí, sí. Cállate ya ¿Y tú qué? ¿Vamos a tener que vivir los tres aquí o qué? ¿Te has escapado?
- Emm. Sí.
- ¿Cómo te has escapado? ¡¿ Y cómo se te ha ocurrido?!
- Pues me he escapado metiéndome en un carro de un mercader. Yo sola ¿A que es genial?
- Claro. Tu padre te va a matar ¿Por qué lo has hecho?- Es verdad ¿Qué hago yo aquí? ¡Roni! Se me olvidaba.
- ¡Roni! ¡Tenemos que encontrarle! ¡No le he dicho cuándo me caso! ¡Tan sólo le dije que me casaba y ya está! ¡Y quedan 4 días! ¡Tenemos que ir a buscarle, Violet! ¡Por favor!
- ¡¡Tú vas a ir más lejos!!- me riñe Claus.
- Claus...
- Tranquila- me consuela Violet- Le mandaré una carta. He estado pensándolo y creo que sé dónde está. Así que no es necesario que vayamos a ningún sitio. Le mandaré la carta y le llegará en poco tiempo.
- ¿De verdad?
- Claro que sí.
- Y tú vas a venir conmigo a palacio. No te van a castigar gracias a mí ¿Te enteras? - me vuelve a reñir Claus- Pero deja en paz a Roni. Si lo quisiera, ya estaría aquí. Algún motivo tendrá... Seguro que en poco tiempo vuelve. Y más cuando lea la carta. Ten un poquito de paciencia- suspiro.
- Está bien...
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Princesa Nora
RomanceNora es una princesa del Renacimiento con una vida aburrida hasta que un ladrón irrumpe en su palacio y roba su tiara. Entretanto, su padre no tiene más remedio que prometerla con Peter, un distinguido duque guapo y educado que hace que los abanicos...