Ara
—¿Maxwell Nox? ¿Qué demonios estás haciendo aquí? —Me quedo muda de nuevo.
No puedo creerlo. Lo veo, pero me resisto a creerlo. Me ha estado engañando todo este tiempo. Esto ha sido simplemente un juego sucio para burlarse de mí de la forma más descarada a mis espaldas, y ahora, ¿qué? ¿También quiere hacerlo frente a mí? No es que me sienta la persona más importante del mundo, como si todo girara en torno a mí, pero simplemente no logro entender el motivo de sus acciones, y tampoco quiero entender nada.
» ¿Esto es una especie de broma? ¿Qué clase de persona despreciable eres? Te has aprovechado de mí en todos los sentidos. —Tomo la copa de vino que aún se encuentra en la mesa a pesar de mis bruscos movimientos y le arrojo el contenido directamente a la cara para luego darle una fuerte bofetada que estoy segura me dolió más a mí que a él.
Había llegado al lugar de la cita unos minutos antes, pero decidí quedarme en la limusina, en primer lugar, para disfrutarla y, en segundo lugar, porque siento pánico desde el primer minuto en que salí de la habitación de hotel.
Jaime estaba ahí, como un soldado en guardia, esperando para abrirme la puerta y conducirme al interior, soportando el aire gélido de la noche. Y yo sentía pena por él y culpa por mí, pero simplemente no podía mover las piernas de gelatina para salir.
Tras varios minutos de retraso, finalmente lo hice, coloqué el primer pie fuera del auto y ahí lamenté mi elección de atuendo.
«Maldito frío del demonio».
Me apresuré a entrar como pude, tambaleándome y caminando como un cervatillo debido a lo entumecidas y flojas que tenía las piernas, apretando con todas mis fuerzas el pobre brazo de un Jaime tan gentil.
El lugar se veía perfecto. Luces bajas, cortinas de satén dorado, flores en cada mesa y barra, y pétalos formando un camino hasta donde él estaba. Es un restaurante lujoso, iluminado solo por velas. En un rincón, hay un sillón que parece cómodo, y en el centro, una mesa redonda elegantemente preparada para dos.
En medio de toda esa decoración atractiva, veo a un hombre que se ha atrevido, por segunda vez, a ponerse la máscara de Batman. Y sin saber exactamente por qué, eso me tranquiliza. El misterio aún no se ha revelado, es decir, todavía tengo las mismas oportunidades que las otras chicas, pese a mi incumplimiento en la cita anterior.
Mientras me acerco a él, se pone rápidamente de pie como si una tachuela le hubiera pinchado las nalgas y tira la silla, provocando un gran estruendo que me hace saltar ligeramente.
—Lo siento —masculla.
Me mira y no sé qué decir. Me sudan las manos y siento que mi corazón se saldrá de mi pecho. Esto es abrumador, la atención, su actitud y el misterio son demasiadas cosas para procesar en tan poco tiempo.
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Al Límite de ti. ©
Romance¡Entra en el emocionante mundo de los negocios y el amor! Conoce a Maxwell Nox, el implacable magnate que se debate entre el matrimonio y el poder. ¡Pero el amor no está en su menú! Así que lanza un reto al aire: ¡Se busca urgentemente pareja para s...