┋CAPÍTULO XVI┋

1.3K 333 2
                                    


Ara

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ara.

—Por favor. —Maxwell abre la puerta del copiloto de su deportivo rojo, que seguramente vale más que mi departamento alquilado al gobierno y lo que sea pueda poseer en el futuro, pero me subo sin rechistar.

«Menudo carrazo se carga el riquillo.»

En todo el trayecto, como un trato no verbal acordado en el silencio, ambos hemos decidido no mencionar nada sobre el arrebato pasional frente al restaurante. Mismo arrebato que nos ha traído hasta acá.

«¿Deberíamos decir algo nosotras? ¿Deberíamos comentarlo o solo fingir que no ha pasado nada?».

A medida que pasan los minutos, me digo a mí misma que todo ha sido un sueño, algo mítico e irreal, como la magia misma. No ha sucedido nada, nunca ha existido el beso, la idea del beso ni el atisbo del beso. Quizá me lo he imaginado todo. Pero no. Me toco los labios, hinchados por el beso. Sin la menor duda ha sucedido y me siento otra mujer.

«No exageres», me reprimo. Pero así lo siento, deseo a este hombre desesperadamente y, por lo que pude sentir, él me desea a mí.

Lo miro, Maxwell está como cuando lo conocí, correcto, serio y ligeramente distante. No logro entenderlo.

Una vez que hemos avanzado varias calles, Maxwell decide poner música y el suave, dulce y mágico sonido de dos violines vibrando invade el coche. Mis sentidos están alborotados, así que me afecta el doble. Los escalofríos me recorren la columna vertebral. Aunado a eso, él conduce de forma tranquila y confiada hacia nuestro encuentro sexual.

—¿Qué es lo que suena? —Lo veo sonreír ante mi curiosidad.

—Es un dueto que hice con mi madre hace años. ¿Te gusta?

—Maxwell, es magnífico.

—¿Tú crees?

—Sin duda alguna. —Sonríe un poco más ampliamente y me lanza una rápida mirada. De repente parece más libre, joven, despreocupado y guapo hasta perder el sentido.

«¿Será que la música es la forma para llegar a su corazón?»

—¿Puedes volver a ponerlo? —Le pido tratando de ser un poco más atenta con él, con lo que le gusta.

—Claro. —Maxwell presiona una vez más el botón de play y la música vuelve a invadir el carro y mis sentidos—. ¿Te gusta la música instrumental? —pregunta y nota que trata de hacer hincapié en lo que escuchamos.

—Mis gustos son variados, Maxwell. Desde algo clásico o instrumental hasta el rock más pesado que pueda existir. ¿Y los tuyos?

—Los míos también. De joven tuve unos años bastantes raperos. —Se gira, me mira un instante, para luego volver a fijar los ojos en la carretera—. Algún día, si te toca la buena suerte de encontrarme en mis momentos de rap, te recitaré algo de Eminem o Porta. Lo sé, quizá suene un poco esotérico, pero te gustará mi voz, porque es mágica.

Al Límite de ti. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora