Red Dress

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Abre los ojos... mira a su alrededor ¿Dónde está? Palpa su cuerpo para comprobar que tiene puesta ese vestido rojo. Para su fortuna está justo como se lo colocó horas antes... antes de volver a verlo. 

Aún seguía conmocionada por lo que había descubierto. Se enamoró del chico de los lunares... del amigo desconocido. Y él ahora la odia. Se ha destruido el corazón. 

  —¡Mierda!—escucha a alguien decir. Se incorpora y no se había dado cuenta de la forma en la que la falda de su vestido caía por la cama. Sale de la habitación y camina hasta encontrar a un hombre en la cocina. Por alguna extraña razón sonrió. 

No sabe mucho de comida, al menos se defendía con unas cuantas pastas que su madre le enseñó a preparar. Pablo quería compensar las palabras hirientes que le confesó a Kath. Además necesitaba energías para reponerse del desmayo.

Se sentía miserable porque habló su orgullo y no su corazón... aquel estaba jugando al escondite hasta que la vio. 

Se repite la misma escena, sus miradas se encuentran. El cuerpo de Kath se tensa al verlo, recuerda las palabras que le dijo y que fue él quien vio antes de desmayarse. 

  —Debería irme...—susurra— supongo que no quieres volver a verme. Gracias por rescatarme Pablo —sonríe amargamente.

  —¿Por qué?—pregunta tratando de disimular su tristeza— necesitas comer, tienes que reponer fuerzas. Además... ¿Por qué no aprovechar que estamos vestidos así para cenar y así... hablar? 

 —¿Hablar? Creo que ya dijiste todo ¿No?—él se aproxima a ella— no te acerques...

Pero ya era tarde, Pablo la tomó de la cintura y lo atrajo a su cuerpo.

—Ese vestido te sienta muy bien—le susurra y aproxima sus labios a los de ella para demostrarle que esto iba en serio. Hace tiempo que deseaba besarla, demostrarle lo que estaba empezando a sentir por ella.

Por su parte, Kath estaba anhelando que sucediera... su mente nunca dejó de recordar el pequeño roce de sus labios. Se dejó llevar, se percataba del roce de los dedos de él en la parte descubierta de su espalda. 

—Todo lo que dije en la gala era una gran mentira...—susurra sobre sus labios— no te vayas de nuevo, quédate esta noche conmigo. 

Se separa de ella para darle espacio para pensar, pero ella ya tenía todo decidido.

—Espero que sepas cocinar bien, porque soy muy exigente con la comida—sonríe— quizás esta noche sea un buen momento para conocernos de nuevo. 

Se acerca a Pablo y entrelaza sus dedos detrás de su nuca y atrapa sus labios en un beso apasionante.  

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Maratón 6/10

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