Pablo
Se acerca lentamente, su mirada me estremece. Jamás la había visto así y no sé cómo reaccionar. Sólo espero que su enojo no sea demasiado intenso, por lo preocupado que estoy, no siquiera me percato de que ella está peligrosamente cerca de mí.
—¿Por qué me tienes miedo? —susurra a mi oído—, ahora voy a pensar que estabas mejor con esa...
—No... no me pasa nada —titubeo. Ella me empuja suavemente hasta quedar acorralado entre la pared y ella—. Amor...
—No me gusta que coqueteen tan descaradamente contigo y menos tus amiguitas —muerde el lóbulo de la oreja ¿Qué rayos...?—. Admito que estaba celosa, pero creo que estas sensaciones desaparecerán aquí y ahora.
Besa el contorno de mi rostro hasta llegar a mi barbilla para ascender a mi labios y atraparlos en un... beso. Sus manos recorren mis brazos hasta posar en mi espalda. Creo que la temperatura está subiendo por momentos.
—Kate... —susurro— tenemos que salir a...
—Shhh.... —enreda sus dedos en mi cabello— no soy de cometer locuras y ahora me apetece tener una ¿O es que lo querias hacer con otra?
—No... sólo contigo... —susurro mientras siento los botones de mi camisa son desabrochados por ella—. Te amo.
—Yo también y reconozco que estaba celosa de esa mujer —pega su cuerpo al mío; la reacción no se hace esperar— te tocaba con tanta confianza.
No respondo, pues me besa apasionadamente y las posiciones cambian. Ella está contra la pared, para luego elevar sus piernas a mi cadera. Se ha enredado en mí.
—¿En serio aquí? —susurro. Recorro su cuello con mis labios, eleva su cabeza para darme acceso total.
—Lo necesito —se mueve contra mí, no puedo soportarlo más.
—Se van a dar cuenta —respondo entre jadeos.
—Eso es lo que quiero... que sepan que eres mío. Sólo mío.
—Puedo demostrarlo de otra manera —suspiro— no puedo más, amor. Detente o te haré el amor aquí.
—Hazlo... —miro sus ojos y están cargados de deseo— ámame.
No es el lugar, pero no quiero seguir esperando. Ella tiene que ser mía y yo ser suyo. Ante Dios y el resto del mundo.
—Cásate conmigo... ya no puedo más. Necesito, deseo que seas mi esposa. Eres la mujer que amo, la que a pesar de todo estuvo conmigo, quien me respeta, me apoya y también me cela pero aun asi me encanta. Quiero que seas la madre de mis hijos. Que seas mi motivo para volver pronto a casa, que seas mi refugio cuando sienta todo caer —beso sus labios—. Dime, mi amor ¿Aceptarías a este hombre como tu esposo?
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¿Hola?
Hayran KurguSe supone que Pablo había mandado un mensaje a un viejo amigo con el que se había encontrado Pero lo mando por error (de un número) hacia otro destinatario El asunto aquí es.... no se conocen y esa persona ni siquiera puede imaginarse que habla nada...