Drama y luz

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—¡Bienvenido al Empire State! —me saluda una guía, camino simplemente y voy hacia el elevador.

Dos meses... dos malditos meses en los que vivo arrepentido de haberla dejado. De prometer algo que cada momento me está matando. Después de estar unas semanas en Los Ángeles, en las que me he pasado encerrado escribiendo y componiendo canciones deprimentes, una amiga me recomendó irme a Nueva York —asegurando que este es el lugar indicado para poder curarme de este dolor.

Pero lo siento tan lejano, tan imposible.... me duele estar lejos de ella y es un tormento que viviré por el resto de mi vida, porque estoy seguro de que ahora me debe estar odiando por dejarla así.

¿Qué es lo que haré sin ella? —me pregunto mientras subo hasta el mirador. Cuando llego, una sensación de calma llena mi mente, como si tratase de ayudarme a dejar todo atrás. Estoy encima de la ciudad que no duerme y aún así sigo pensando en ella.

Tendrá que olvidarme Kath, porque yo... no puedo.

Regreso nuevamente al lobby del edificio, me coloco los audífonos y una gorra, quizás con ello logre que nadie vea mis heridas. El día parece no sonreírme, parece que caerá una llovizna. Camino tratando de esconderme con la ciudad, quizás logre encontrar una luz al final de este... 

Vibra mi móvil, me detengo y veo que es un mensaje de WhatsApp, es un número desconocido ¿De quién se trata? 


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