CAPITULO XIV EL PONT DE L'ALMA

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Francia en la actualidad

"Et me nos inducas in Tentarionen sed libera nos a malo"

" y no nos dejen caer en
la Tentación  sino libramos del maligno"

                                        Mateo 6:13NVI

Ya nada podría  sorprenderme. Casi nada podía erizarme la piel. Pasaba la mayor parte del tiempo ebrio.
Chacal hablaba por teléfono  ultimando los detalles de la evasión. Todo su cuerpo rezumaba endorfinas y un agrio sudor cubría su ropa.

Éramos él,  yo y el piloto. Por su idoma debia ser algún amigo ex-militar del ejercito libanes. Chacal lo hablaba a la perfección y, lo que era aún  más extraño, yo podia entenderlos. Sin saber bien ni como ni por qué.

- Padre, dijo Chacal. Debe prepararse para la huida siga mis pasos

Después,  dirigiose a Abdel pronuncio:

- wahadha nnahill tamut niña yastahiqquh.

(Este hijo puta va a morir como se merece)

Iban a deshacerse de mi, iban a matarme, pero...

  ¿Por qué sacarme de La Santé, si era el mismo infierno? ¿ Por qué no me abandonó allí para que me pudriera, o me matasen si su protección?

No era capaz de entenderlo, pero debia de ser cauto y disimular. Así me daría tiempo a pensar. Ganar tiempo.

Me mordi la lengua, hasta saborear mi propia sangre. Tenía suficiente espacio en el helicoptero y me  arrodillé. Recé el voz alta en alguna lengua muerta. Tan ininteligible , que ni yo mismo sabía que estaba diciendo pero el rezo  salia automáticamente con cánticos y largas pausas.

Chacal se arrodillo a mi lado y le oí susurrar una y otra vez.

-¡Perdóname Señor!
-¡Perdóname Padre!

El helicoptero aterrizó, en medio de la nada en la noche más oscura. Echamos a correr. Me quedé atrás mareado, me pareció  una carrera hacia ninguna parte.
Ya no tenía el aguante ni la fuerza física de hace unos años.  Corría y vomitaba al mismo tiempo. Bilis, sangre y otros fluidos mal olientes.

Llegamos al Sena. Nos agrupamos bajo un puente. De los treinta y siete que recorren el río, tuvo que ser ese. El Pont de L'Alma. La princesa Diana, Juana de Arco, los ahogados en la matanza de París de 1961 y todos los cuerpos rescatados víctimas de asesinatos y suicidios....

Yo, no quería pertenecer  a esas almas atormentadas, no quería sumar la mía a todas ellas.

Chacal me sacó  de mis pensamientos.

- Ahora nos recogera una embarcación. Padre, rece por nosotros.

Por eso me salvó, sólo  Me necesitaba para eso, necesitaba el perdón, salvar su podrida alma. Sabía que tras mi rezo, no habría misericordia alguna.

Un asesino sin conciencia pero católico, ¡por dios! que hipócrita  paradoja.

Empecé mi oración, pero lejos de sentir paz me llené  de odio, de furia de asco. Mi cuerpo ardía y mis ojos echaban fuego.

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