CAPÍTULO XXVII 🚫 M I E D O!

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Confío en todo el mundo. Simplemente no confío en el diablo dentro de ellos.

REMENBER!

Los ojos ambarinos del engendro le miraron con miedo a Gabriel.
Cayó al suelo chapoteando en la sangre y tomó aspecto humano.
Un niño.
Su alma se introdujo en Gabriel.
El cuerpo se pudria en el suelo siendo parte del sanguinoliento humus.
---------------.

Francia hace 4 años

Gabriel cayó de rodillas ganándose el líquido viscoso en su cuerpo. Este se derramaba fundiendose en la sotana.
A continuación como si el líquido tuviera vida propia, le fué usurpando e hizo del
sacerdote un temblequeo.
Más propio de una enfermedad avanzada de Parkinson.
A partir de ahi, estos temblores, empezaron ha ser descontrolados.

Su transformación ante Fabrice, se empezó a hacer evidente. Pero fue tan rápida., que Fabrice quedó atónito sin dar crédito a sus propios sentidos.

Se creó una ilusión óptica. Sus ojos se nublaron, su voz cambió. El gesto de Gabriel, era aterrador. Sostenía el cuerpo putrefacto del que fue un engendro. Lo mecio entre sus brazos y tarareos de cuna.

-Nanananuhmmmnanananana!!
Uuuu, nnananna!!

Se levantó, dejó con cuidado la aberración putrefacta y retorcida y sin más dilación, se abalanzó con inquina a Fabrice.

Con muuucha, muuucha inquina,
e hizo un intento rabioso con el crucifijo, con la idea de matarle.

Pero.............

Erró!!

El joven Fabrice, hizo gala de sus reflejos y le sacudió un puñetazo en el rostro.
Se hizo daño en los nudillos.

Cogió el crucifijo el joven cura, inmediatamente empezó a sangrar por el corte.

Soltó el Cristo, estaba claro que no era suyo y no podía tenerlo el sin temer en perjuicio de su vida.

Gabriel, como una alimaña cogió el Cristo y se volvió a levantar como un resorte. Impregnado totalmente del rojo sangre de su cara. Este, le configuraba en el rostro a Chifflet un aspecto demoníaco.

Y en tonos inhumanos, le habló:

- Ahora lo sé!!! (exaltado) Lo se todo!! Como he podido ser tan imbécil.
Imbécil, imbécil imbécil.........!!

He vuelto a casa.
Entiendo todas mis malas reflexiones y preguntas.

- Fabrice.......!!!( su mirada era la de un loco)
- Crea en mi!!!

Gabriel Chifllet, no es nadie.
Usted si.

-Aún no se ha dado cuenta.
Podríamos hacer taaaanto juntos.
Imaginese, todo a nuestros pies.

LA HUMANIDAD ENTERA.

a nuestros pies.

- Ha,ha,ha,ha,ha!!
Río enloquecido.

Fabrice en ese momento quedó congelado de puro miedo.

¿Quien era?
No, no era capaz, no reconocía quien estaba delante suyo.
Fabrice con fuerza de flaqueza, pudo expirar estas palabras.

-Confío en todo el mundo. Simplemente no confío en el diablo dentro de ellos.

-

Grrrrrrr!!!

Gabriel, se retorcio, le empezó a salir bilis por la boca y mil voces a la vez en un grito.
AHHHHHHAAAHH!!!!!!

La luz se apagó de golpe.
Crick,clic!!
De nuevo volvió la luz.

Fabrice se encontraba sólo....
Volvió a apagarse.

Oscuridad!

Ruidos, portazos y cristales rotos en mil añicos. Voces llamándole

-¡ Fabrice...Fabrice...Fabrice....!

Voces familiares, de hermanos, padres y difuntos abuelos amigos.

Menos una....

Fabrice!!

-Gabriel?
-¿Es usted Gabriel, se encuentra bien? Dígame algo más por favor.
Preguntó al reconocer la voz.

- Venga por favor!! Estoy herido.

La luz se encendió.

La casa se mostraba arreglada e incluso limpia. No había nada que hiciera recordar la expresión del horror.

- Aquí, aquí!!!!!!

Fabrice corrió a una habitación donde la voz, parecía salir.

Abrió la puerta con tal fuerza que se descolgó en uno de sus pernos.

- Gabriel aquí estoy, entró gritando desesperado.

Sólo había una cama. Sólo una cama sin nada más. La habitación estaba sin una sola decoración.

En la cama un bulto tapado de arriba abajo.

Parecía un capuyo de larvas, le pareció verle latir entre el amortajado de las sábanas blancas, blanquisimas.

La luz se apago.........!

Sólo escuchaba mi respiracion y mis latidos descontrolados.

Algo,
pareció soplarme la cara.
El olor nauseabundo de su aliento.

EL DEL MALIGNO.

No me moví.
No respire.

Sólo quería que la luz apareciera de nuevo y me librará del caos horroroso.

Sentí como la cama se movia en una sacudida de sábanas.

- Dios mío, tú eres mi luz y mi salvación; ¿de quién voy a tener miedo? Tú eres quien protege mi vida; ¡nadie me infunde temor! Cuando mis malvados enemigos me atacan y amenazan con destruirme, son ellos los que tropiezan, son ellos los que caen. Me puede atacar un ejército, pero yo no siento miedo; me pueden hacer la guerra, pero yo mantengo la calma

Se encendió la luz.!!!

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