Capítulo XXII LA ENTREGA

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Los Fuegos del Infierno encierran secretos, secretos que los dioses estimaron demasiado peligrosos para hacerse públicos.


Francia hace cinco años.

Parecía que la multitud del carnaval había quedado en unos pocos andantes, convertidos en un reflejo de la noche.

Algunas personas, iban a la Catedral a refugiarse del frio, y también el alcohol era parte del ritual.

Gabriel quedó paralizado, una de las personas que estaba en la misma entrada de la Catedral, era el payaso de la noche anterior, hubiera apostado la vida a que me estaba esperando.
Me enjugue los ojos, para cerciorarme de que no estuviera viviendo una nueva paranolla. Pero no ¡¡Ahí estaba!! Me saludaba enfáticamente, soplando de vez en cuando el matasuegras que llevaba en el cinto del pantalón de colores.

Noooooooooo!!!!!
¡Por Dios. Ahi estaban!
Me volvi a repetir histericamente.

Pude divisar entre la muchedumbre, los otros tres payasos, que acompañanan al primero, su guardia pretoriana particular.

ERAN TAN REALES, COMO QUE DIOS EXISTE.!!!

- Fabrice tenemos problemas, le dije. No podia ocultarle algo así.
- "El mal nos acompaña". Esta claro que está marcando nuestro destino.
Veo algunos " amigos ' que ayer hiceron por conocerme.
- Creo que nos van a interceptar en la entrada de la Catedral.

El maligno esta "internos", sabe de nuestra gesta e intentara impedirlo.

Fabrice, no dejaba de mirarle anodadado. En ningún momento le interrumpió.

Ralentizaron el paso, Gabriel quiso ganar algo de tiempo para adelantarle los acontecimientos pasados, y la conversación que había compartido con el payaso principal.

Fabrice, seguia sin mediar palabra, las explicaciones de Gabriel, sólo le tensionaban. Sus puños estaban cerrados con tanta fuerza que parecía que las venas de sus dorsos iban a estallarle de golpe.

Al pronto, el Joven cura, sin mediar palabra como un "poseido" salió corriendo entre la gente. Parecia un jugador de Rugby. Empujo, a toda persona que estuviera entre la entrada de la Catedral y él. Hasta que entró en ella a duras penas. Anotando punto de partido.

Uno de los payasos estaba en en suelo. Había sido arrollado literalmente por el joven Fabrice.

El payaso derribado, se limpio la cara con las manos, dejando parte de ella sin maquillaje. Se vislumbraba el rostro de una mujer madura.

Vi como Fabrice, desaparecía en su interior.
Me alegré por el ímpetu del joven. Estaba claro que estaba dedicado a la causa por encima de todo. Era un cura con vocación, vocación que yo
envidiaba.
Nunca la tuve en ese grado. Me avergonce de mi mismo.

En esos momentos me di cuenta que el payaso magullado y restantes, me cerraron el paso.

Su " Jefe" se dirigió a mi en Latín.

-Non tamen inter Patrem Gabrielem
Traducción:

¡ No deberia estaur todavía por aquí, Padre Gabriel!

- Non tibi saepe Alarico. Pauper !! Et credidimus irrumator te?
Traducción:

No le dejaremos que se lleve a Alaric. ¡ Pobre hombrecillo!! ¿Pero que te has creído imbécil?

Y siguio añadiendo el payaso:

-¿No sabes entender? Pero.....!! ¿Es que aún no te has dado cuenta? ¡¡De verdad!! ¿No sabes leer las señales? ¡Hipócrita!

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