CAPITULO XX Verdades y Mentiras

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Por el amor de una rosa, el jardinero es servidor de mil espinas.


Francia en la actualidad

Arleth,
desapareció unos minutos de mi vista, vi como volvia a dejarme solo, la escuché abrir cajones y cerrarlos.

Desde otra habitación, me seguia hablando, su voz hacia inflexiones a través de las paredes y puertas.

- ¡Mi amigo me ha dejado ropa limpia!, es muy posible que te quedé un poco holgada, es un tipo fornido. Pero así y todo te quedará bien. Además no llamaremos la atención por las calles de París.
Nuestra foto está en todos los periódicos.

Sobre todo la tuya. Es de lo único que se habla en estos días.

A mi también me han relacionado con la fuga. En la celda del chacal, vieron en unos papeles la planificacion de la fuga. El plan nos identificaba a todos. Los presos y los civiles, al piloto del helicóptero y a mi.

- ¡¡Pero como pudo ser tan descuidado!! Chacal. No quemó en la escapada, los putos planes.de huída. Ahi estaban en su celda. Sin ningun tipo de problema para ser encontrados por los funcionarios.

-Imaginaria, que su suerte sería otra. La conteste a Arleth.

-Así qué tendremos que ser cuidadosos ¡amore mío!. Me dijo sin hacer ningun caso al comentario envenenado que la hice.
Tampoco la note una gran preocupación, al tener a la Poli, tan cerca de nuestra pista

-El mono carcelario, lo tiré al destructor de basura. Ya va siendo hora de que recuperes tu enigmatica personalidad.
Me dijo en un tono mas que cercano.

La valentía de Arleth, me cautiva más y más. Todo en ella era temperamental. Sus decisiones frías formaban parte de su delicioso y abrumador ser.

- Mi garganta seguia magullada, me levanté aún desnudo me tape con una toalla de baño, y busque en la cocina y en el salón.

No encontré licor.
Necesitaba unos tragos antes de ponernos en marcha.


Arleth apareció de golpe, estaba semidesnuda, llevaba una camisa blanca bastante grande y transparente.
Esa imagen, podría ser el sueño de la noche de bodas de cualquier hombre.
Excitante y sensual.

No se de donde la sacó, pero la tentación, estaba servida.
Su silueta era perfecto pecado.
En una de sus delicadas manos traía un vaso ancho con tres hielos y un líquido amarillo fuerte.

- Gabriel, miró a la mujer más hermosa de la tierra.
Se sintió afortunado como hombre y a la vez, decepcionado como sacerdote.

Que sensaciones más paradogicas, se repetía en lo más interno de si mismo.

Ese podría ser el momento, donde hubiera mordido la manzana de su Eva semidesnuda, en el jardín del Edén y ...........pecaria.

La humanidad, hubiera sufridola ira de Dios por segunda vez.

Está, le dijo, entre medidos suspiros.

-¡Tómate esto!. Te ayudarà a sobrevivir unas horas más.
Sonrió.

Se quito la camisa.- ¡Hazme el amor!

Se le acerco y suave empezó a besarle el cuello. A unos centimetros de su oído, su lengua lamió y lamió hasta que susurrando le dijo:

- El primer pecado de la humanidad fue la fe; la primera virtud la duda.

Gabriel se tomó el wisky de un trago
Vio a una Atleth, envuelta en un fuego que solo el podía ver.

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