Capítulo 19

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(Mikhela)

En la mañana siguiente saqué una cita con mi ginecólogo, durante el almuerzo, tuve nuevamente náuseas y fui corriendo al baño sin poder disimular mi malestar. Cuando salí, dos pares de ojos agudos como águilas, me miraban el vientre y la cara alternadamente.

-¡Di la verdad!... ¡¿Estás embarazada?!

-¿Qué?...- pero qué entrometidas- ¿De dónde sacaron eso? Yo no...- entonces sonó mi teléfono, salvándome de la situación-... ¿Aló?- sonreí a las chismosas dejándolas atrás.

-Hola amor. ¿Cómo estás?... ¿Sacaste la cita con el doctor?

-¡Sí! Tengo cita a las seis de la tarde.

-Eso es aquí como las cuatro de la mañana..., pero me gustaría verlo.

-¿En serio? No pensé que querías ver, pero puedo enviarte la ecografía si quieres.

-¡No!, no sería lo mismo... ¿Pero puedes hacer algo por mí?

-¡Claro que sí, amor!

-¿Puedes conectarte en Skype cuando estés en consulta?... No pienses mal, solo quiero ver a mi hijo por primera vez, contigo.

-No pienso nada malo, amor. Al contrario, me ilusiona saber que lo quieres tanto como yo... ¿Sabes?... Desearía que estés en este momento conmigo.

Mis ojos se nublaron de la emoción.

-Yo también quisiera estar a tu lado, mi amor.

Colgué y le pedí a Sandra que me acompañara al médico, cuando todo estuvo listo, nos conectamos; para el doctor fue algo raro lo que hacía, pero al fin y al cabo a él no le importaba mucho tampoco. De pronto la imagen del bebé apareció en la pantalla, era tan pequeñito y se veía tan indefenso que comencé a llorar de la emoción.

-¡Es tan hermoso!- dije emocionada mirando la pantalla de mi celular- ¡Se parece a ti! Tiene tus ojos...

(Keun Suk)

Cuando vi la imagen de mi bebé, no pude menos que llorar, Kurt estaba conmigo, apoyándome, tan emocionado como yo.

-¡Felicidades bro!... ¡Serás papá!

Apretó mi hombro mostrándome su apoyo. Después el médico nos decía su edad gestacional, coincidía con la fecha en que estuvimos juntos. Todo estaba bien, sus signos vitales, su cuerpecito estaba completo, sano y fuerte a pesar de lo frágil que se veía; y, Mikhela estaba tan feliz, lloraba de tanta emoción que conmovía aún más mi corazón.

Mientras Mikhela volvía a casa después de volver del doctor, dijo que tenía algo importante que preguntarme, le pregunté muchas veces qué era pero dijo que hablaríamos cuando llegara y estuviera completamente sola.

-¡Keun!...- de pronto se quedó callada, entonces presentí que quería saber la verdad sobre mí- ¿Por qué no me dijiste quién eras en realidad?

No sabía qué decir, quería explicarle que lo había hecho por inseguridad, porque tenía miedo que se dejara llevar por mi nombre y no por quien era yo como persona. Tenía miedo que de alguna forma ella quisiera más a mi fama que a mí; quería decírselo pero no podía hacerlo.

-No me importa si eres famoso o no... Yo te amo por quien eres... ¡Nunca lo dudes mi amor!

Su confesión alegró desmesuradamente mi corazón, sonreí como un tonto enamorado sintiendo cómo todo el dolor del pasado dejaba mi alma, llenándome de una paz infinita que nunca antes había sentido.

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