El inicio...

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Después de aceptar y advertirle que mi casa es un departamento diminuto cerca de Melrose, dice que no importa. No es un hombre de lujos. Prefiere la sencillez y calidez de un hogar construido con el corazón. Vaya, eso fue muy romántico.

Después de pasar una semana en el hospital registrado como David Sullivan, y hacerse pasar por mi "esposo", por fin lo dan de alta y nos vamos a mi casa en mi Mustang 82. Es curioso que mi auto es mayor que yo, pero es lo que pude pagar.

Por supuesto, Sebastian se encarga de hacer todo tipo de comentarios burlándose de mi pobre Mugsi. Así se llama mi coche. Lo siento, desde pequeña amo los coches, la mecánica y las cosas de herramientas y reparación. Y si, le pongo nombre a mi coche. Dice mi tía que soy un "poco varón", sin embargo, como sabe bien que el tejido, la costura y la cocina son mis actividades favoritas y que me encantan los hombres, la broma no pasa de ahí.

Llegamos por fin a mi casa. Me esmeré en limpiar, acomodar y organizar todo de la mejor manera posible, incluso conseguí un sofá cama para dormir yo mientras Sebastian usa mi cama.

Tiene un brazo roto, el tobillo fisurado y una cortada espantosa en la misma pierna que tiene el tobillo lastimado. Tiene como 10 puntos de sutura en la cortada.

Su precioso rostro todavía está hinchado, sobre todo del ojo y de la herida en la ceja, pero los labios ya casi están sanos. Su costilla duele pero es un dolor soportable que poco a poco va desapareciendo.

Tiene mejor color, y está recuperando fuerzas. En el hospital estuvimos hablando de todo, nuestras vidas, familias, padres, hermanos, etc. Es muy interesante saber que nació en Rumanía. Es un país que siempre me ha parecido fascinante... Y ahora puedo saber más a través de alguien que nació allá.

Sebastian es divertido, simpático y pocas veces se le ve serio o de mal humor. En estos días que hemos pasado juntos, he ido aprendiendo a entender sus cambios de humor. Cuando se queda mirando a la nada, es porque no soporta el dolor de cabeza. Cuando de la nada se pone serio y parece malhumorado, es porque la costilla o el pié le están doliendo mucho. Vaya que puedo manejar sus dolores, me volví una experta cuando supe que venía a vivir conmigo.

En ocasiones, mientras él duerme yo leo. Tenía tres libros empezados sin terminar, y toda esta experiencia me dio tiempo de ponerme al corriente con mi lectura. Ya casi acabo el tercer libro. A veces, lo estoy leyendo y en un momento dado, me doy cuenta que Sebastian me observa. Me mira de una forma que me estremece, aunque no me hace sentir incómoda, sino me enternece, y hace que una corriente de electricidad recorra todo mi cuerpo.

El día que lo besé en la frente al despedirme, la primera vez que me fui del hospital, pude sentir una energía muy fuerte entre nosotros. Fue algo muy peculiar, nunca jamás había sentido algo así al tocar a otra persona.

La enfermera que me fue a buscar al pasillo y que ha estado al cuidado de él mientras está internado, es una mujer dulce y dedicada a su labor, llamada Pauline. Hice una nueva amiga, y encontré una excelente consejera. Ella me ha dicho que la tensión entre nosotros es palpable. Es obvio que somos el uno para el otro.

Me pareció muy curioso. Nunca me imaginé que un hombre como Sebastian fuera para mí. Nunca pensé que perdería la cordura y me dedicaría en cuerpo y alma a complacer a un hombre en todos los aspectos, y que lo haría además por gusto y con todo mi corazón.

En estos días que tenemos de conocernos, algo ha crecido entre nosotros. Algo hermoso. Algo grande. Algo que me quema por dentro y me hace querer tocarlo, mimarlo y estar día y noche con él.

Al fin llegamos a mi casita. No es tan chiquita, tiene dos recámaras, una sala, comedor, una cocina sencilla y un baño en el pasillo y otro en una de las recámaras, que es la mía. Lo instalo en mi cama, lo acomodo lo mejor posible con almohadas y cojines y hasta mi oso de peluche gigante que me dió un pretendiente hace años, al que no acepté.

Logro ponerlo bastante cómodo y cuando me estoy retirando para ir a la cocina a preparar su comida, me toma suavemente de la mano y me jala hacia él. Me va acercando a su rostro, y yo lo miro totalmente embelesada, me gusta tanto que me parece un sueño tenerlo frente a mí. Me acerca poco a poco a él, hasta que nuestras frentes se tocan y nuestras narices se rozan, y siento su aliento delicioso entrar a mis fosas nasales, y entonces me besa... Un beso tierno al principio, pero, al sentir su lengua entrar en mi boca y empezar una danza armoniosa con la mía, va subiendo de tono. Es cada vez más intenso, y no sé cómo terminé sentada en su regazo, con mis manos enredadas en el cabello de su nuca, y su mano sana dentro de mi camiseta y abriéndose paso hacia mis pechos...

¡Él está convaleciente! No podemos tener sexo si él tiene una costilla y un pié rotos. Cómo quisiera en este momento que realmente fuera Bucky Barnes, el súper soldado alterado genéticamente que sana por completo en cuestión de horas.

Pero no lo es, y está lastimado, y hacerlo conmigo sólo lo va a lastimar más. Cuando estoy a punto de detenerlo, aunque realmente no sé cómo se detiene algo tan perfecto y hermoso, de pronto se separa de mí y me dice agitado: "Dios, princesa, no sabes cómo te deseo. Te he deseado desde el primer día que puse mis ojos en tí. Eres tan hermosa físicamente, y has demostrado ser compasiva y adorable al cuidarme como si fuéramos algo cuando yo era prácticamente un desconocido para tí. Pero no puedo hacerlo, el pié me está matando y la costilla me martillea quejándose por el esfuerzo. Así que serás mía, pero hoy no será. Lo siento pequeña..."

"Seb, no te preocupes. Perdóname a mí por no cuidar esos detalles y subirme en tí. Yo también te deseo, y también desde la primera vez que te ví. Pero, si tomamos en cuenta que no imaginaba verte de nuevo, puedo esperar un poco. Ahora, si me disculpas, voy a preparar la cena y después te ayudaré a darte un baño. ¿De acuerdo?"

Sonríe coqueto ante la perspectiva del baño, pero yo me limito a guiñarle un ojo y salir de la habitación.

Definitivamente, será divertido ayudarlo a bañarse. No puedo esperar para tocarlo... Perdón, ayudarlo.....

Visitante inesperado. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora