Ya tengo 5 meses de gestación. Y aunque Sebastian viaja constantemente, y a veces paso muchos días sola, me siento bien. Me dijo que prepare todo porque la próxima vez que venga, nos casaremos.
Como si fuera tan sencillo organizar algo así. Las flores, invitaciones, vestido, anillos, el salón, música, lista de invitados, ministro, banquete... nunca voy a terminar. Y él en locación en sabrá Dios dónde.
Pero entre Ángel, sus hermanas, mi mamá, y Scarlett que es mi dama de honor, ya está casi todo listo. Cuando Sebs vuelva, sólo tendrá que buscar su traje.
Por fin nos casamos. Todo fue hermoso, íntimo y sencillo. De eso hace ya dos semanas. Y mientras mi embarazo todavía me lo permite, salimos de viaje a Cancún.
Las fans nos atosigan en la playa, en el paseo por Isla Mujeres, por Xcaret, en el centro de Cancún, y donde quiera que vamos.
Pero Sebs es increíble, paciente, sencillo y accesible en lo que puede. Hasta que en un momento dado, se arma un tumulto que se sale de control, y me lastiman sin querer porque al parecer nadie se ha dado cuenta que soy su esposa y estoy embarazada.
En cuanto Sebastian se da cuenta de lo que pasó, me toma en sus brazos y me saca de ahí. Llegamos al hotel y pide ayuda. De inmediato llaman a una ambulancia y me llevan a un hospital privado a ver qué me pasa.
Tengo dolores, contracciones leves pero dolorosas, pero en realidad lo que más tengo es mucho miedo. Apenas voy a cumplir seis meses, mi Sophia está muy chiquita para sobrevivir fuera de mi cuerpo y además, no quiero que nazca fuera de los Estados Unidos. Qué lío.
Sebastian está en shock. Me pide perdón mil veces, me dice que lo siente y maldice mil veces su fama. Le digo que no se culpe, y que no se preocupe. Que seguramente todo va a estar bien. Llega el doctor, me revisan, me hacen un ultrasonido y me inyectan algo para detener las contracciones. Pero le dicen a Sebs que tengo que estar en reposo dos días sin levantarme más que al baño, y que no puedo viajar en avión por tiempo indefinido. Sebastian se derrumba. Sin embargo, cuando le dicen que nuestra niña está bien y que todo pasará, y si me cuido el embarazo llegará a término, se tranquiliza bastante.
Paso dos días encerrada en el hotel, y para no volverme loca, mando traer estambres, agujas y ganchos de tejer con un botones del hotel. Pongo manos a la obra y empiezo a tejer la colchita que he querido enpezar y no he podido por el trabajo y los preparativos de la boda. Sebs aprende, se sienta conmigo por horas y horas a contemplarme y termina aprendiendo a tejer. Increíble. Este hombre no deja de sorprenderme, y más cuando me muestra orgulloso el gorrito que tejió para su hija. Digamos que no es precismente una obra de arte, pero mi muñeca lo usará sin duda.
A los dos días volvemos al hospital, el doctor dice que es muy riesgoso viajar en avión por la altura, y propone un viaje en helicóptero. Me da pavor subirme a un helicóptero, la verdad, pero no veo la hora de volver a casa. Así que arreglamos todo y nos vamos a casa por fin. El viaje se me hace eterno y termino preguntándome en qué momento nos pareció buena idea viajar tan lejos de luna de miel. Cuando por fin llegamos a Los Ángeles, aterrizamos en un hospital como estaba previsto, ya que el viaje sería pesado y tenían que revisarme en cuanto aterrizara.
Vuelvo a sentir dolor, pero no tan intenso como en Cancún, asi que no me asusto. Me dejan otros dos días internada, por qué no, ya que otra vez tengo amenaza de parto.
Chris llega poco después, muy preocupado, pero no viene solo. Anne viene con él. Desde el día que nos invitó a cenar con ellos, nos hemos vuelto buenas amigas. Ella es exactamente como dijo Chris, y los veo muy felices juntos.
Sebs se nota preocupado, se siente culpable y no está en paz. Le digo que no se preocupe otra vez, y Chris también le aconseja lo mismo, y le dice que él mejor que nadie entiende el precio de la fama pero, en realidad no pasó a mayores y tanto la nena como yo estamos bien.
Le digo que lo lleve a comer algo mientras Anne y yo platicamos un poco. Ella es divertida y entretenida, tiene un sentido del humor que me encanta, propio de las personas muy inteligentes y ágiles de mente, y me hace reír hasta que Sophie protesta dando patadas por todos lados. Nos reímos de eso también, la princesita está mostrando tener el carácter de papá, en modo Winter Soldier.
Me ilusiona tanto su llegada, pero me imagino que su papá tendrá muchos dolores de cabeza para educarla y ponerla en orden. Ni modo, quién lo manda a tener ese genio.
En fin, salgo del hospital y tengo que reposar dos semanas más.
Mi mamá llega a los tres días de que regresamos a Los Ángeles. Está muy preocupada y me cuida como si me fuera a romper si me muevo. Entre ella y su yerno, me van a enloquecer. Y dos días antes de que me den de alta, mamá vuelve a casa y cuando se va me dice que tengo que cuidarme mucho por el bien de la niña y por la paz mental de mi marido, que para estas alturas parece león enjaulado.Lo peor es no poder hacer el amor con Sebs. Pues nos dijeron que es peligroso, y ni modo. Creo que eso es lo que más le afecta a Sebastian. No poder tenerme entre sus brazos temblando de placer.
Yo le digo que ya pasará. Y el día que me dan de alta y por fin volvemos a estar juntos, es tan tierno, tan dulce, pues no quiere lastimarnos... Me hace el amor lentamente, sin prisas, con calma, transmitiéndome todos sus sentimientos y como siempre, me hace perder la razón con su manera de hacerme suya.
Me dice: "Nena, perdóname. Nunca quise que mi fama te alcanzara. Nunca quise que esto sucediera, que te lastimaran y pusieran a Sophie en riesgo. Yo me muero si algo les pasa a ustedes dos. Por favor, dime que me perdonas. Por favor nena."
'Sebs, mi vida, ya te dije que no tengo nada que perdonar. En realidad yo debí hacerme a un lado, pero no tuve tiempo de reaccionar. No pude, simplemente. A veces es abrumador ver lo que despiertas en otras mujeres. Pero confío en ti ciegamente, no lo dudes. Y te amo."
"Yo también te amo, princesa. A tí y a nuestra hija. Son todo para mí, y no pienso permitir que algo así vuelva a ocurrir. Te lo juro Eliz, esto no se repite."
Y luego nos dormimos desnudosy abrazados.
No puedo pedir más.
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Visitante inesperado. (+18)
FanficTodavía puedo sentir su barba rozando mis labios al besarme... Sus brazos fuertes y poderosos, rodeando mi cintura para después tomar la "selfie"... Aún puedo escuchar su voz, profunda y varonil, contándome su vida y sus anécdotas de superhéroe y vi...