Epílogo: Mi Bendición

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Sebastian POV

Miro a mi esposa, contemplando el hermoso paisaje del atardecer en esta isla griega, y me siento como la primera vez que la ví. Esta mujer ha sido mi vida por 25 años. Creo que a estas alturas, no existe ninguna palabra que describa lo que siento por ella.

Mi vida siempre fue extraordinaria. Diferente a las vidas de mis amigos. Nací en Rumania, crecí en Austria y a los 12 años, me mudé definitivamente a Estados Unidos. Mi madre me dió siempre amor y comprensión a manos llenas, y aunque sufrí de bullying, logré salir adelante y cumplir mis sueños.

Me convertí en actor.

Cuando logré formar parte del UCM, como Bucky Barnes, mi fama se multiplicó exponencialmente. Y eso cambió mi vida nuevamente. Gracias a esas benditas películas, conocí al amor de mi vida. Mi muñeca, la mujer que quiero tener a mi lado para siempre. No necesito nada más.

Ella y mis hijos son todo para mí. Ella llegó a mi vida monótona y la llenó de luz, de color y de amor. Mi mujer es todo y más de lo que pude haber soñado alguna vez. Elizabeth Stan es todo mi mundo.

Viendo las cosas en retrospectiva, comprendo que ella me salvó, me dio paz y una nueva esperanza. Me dio una familia. Dos hijos preciosos, llenos de vida, alegres y hermosos como ella. Eliz me dio su cuerpo, su alma y su corazón. Soy muy afortunado, pues el destino se empeñó en juntarnos, y supimos entender las señales.

La adoro. Ver a nuestros hijos crecer, a nuestra hija casarse y ser madre, convertirnos en abuelos, todo ha sido maravilloso.

Aún recuerdo el día que la ví por primera vez. Tan hermosa, tan libre, tan llena de vida. Me quedé babeando por ella. Y cuando perdí su teléfono, creí sinceramente que iba a enloquecer.

Haber tenido ese accidente, fue lo mejor que me pudo pasar en la vida. Me llevó a ella. La trajo otra vez a mi vida. Nunca voy a terminar de agradecer mi suerte de ese día.

En ese momento conocí el amor, me di cuenta que no sabía lo que era amar hasta que la tuve en mis brazos. Hasta que la hice mía. Hasta que la sentí estremecerse de placer entre mis brazos, derritiendo mi alma, supe que nunca más podría amar a otra mujer.

Y así fue. Ella me dio un nuevo motivo, para luchar, para vivir, para seguir adelante. Ser digno de ella. De su amor puro, incondicional. De su integridad, de su alma libre y de todo lo que significaba tenerla conmigo.

Me dio dos hijos. Sophia, una niña preciosa, inteligente, noble, llena de amor como su madre. David, un niño inquieto, lleno de energía, travieso y el alma de las fiestas.

Aunque fue muy triste no poder tener más hijos, nunca fue algo que me afectara mucho. Con ella y los que tenemos, tengo el corazón lleno. Mi nieta es mi locura. Esa niña llena nuestras vidas de felicidad. Y, a pesar de que jamás pensé emparentar con RDJ, sé que mi hija no pudo haber encontrado mejor pareja que Exton.

Y luego, la noticia que acaban de darnos. Están esperando gemelos. Dos bebés más para volverme loco de amor y alegría. Mi hijo David, como era de esperarse, está locamente enamorado de Lisa, la hija menor de mi gran amigo Chris. Eso me hace más feliz todavía. Esa boda que estamos planeando, con todo lo que implica para las dos familias, ha sido el evento del año para todos nosotros.

Y bueno, me obligo a volver a este momento, el presente, para apreciar a mi esposa nuevamente, su perfil, su belleza que no ha disminuido con los años, todo en ella sigue siendo mi locura, mi debilidad y el motivo más grande para ser mejor cada día.

Voltea, se da cuenta de que la estoy observando como el idiota que me tiene hecho desde el día que la conocí, y me sonríe. Me derrite totalmente, y me acerco a ella, atraído como una polilla a la luz. No hay lugar más feliz en el mundo, donde esté más en paz, donde me sienta más cómodo, que entre sus brazos.

"Tómame, Sebs..."

Y eso es todo. Dos palabras y soy su esclavo para lo que quiera hacer conmigo. Siempre ha sido así, y siempre lo será. Y volvemos a vivir la magia de ser uno mismo.

Nunca sabré qué fue lo que hice, para merecer a Eliz. Pero estoy seguro, que debe haber sido algo muy bueno. Y aunque nada en nuestra historia fue muy normal, nosotros tampoco lo somos. Y eso es lo que hace perfecto nuestro amor.

Junto a ella conocí la felicidad total, y también conocí el miedo absoluto. Dos veces estuve a punto de perderla, cuando nacieron nuestros hijos, y no quiero volver a pasar por eso nunca más.

Este viaje, que hicimos para celebrar nuestro aniversario 25, ha sido como otra luna de miel. No puedo quitarle las manos de encima. Quiero disfrutar cada momento que tengo a su lado, cada día que la vida me bendice con su compañía, y darle lo mejor de mí siempre.

Nunca podré agradecer lo suficiente haber tenido ese accidente. Haber coincidido con ella en ese hospital. Haber destrozando mi coche nuevo, y haber estado en cama por tantos días, me llevó a ella y sin duda, lo volvería a vivir si ese el precio que tengo que pagar por estar a su lado.

Sus cuidados, su ternura. Su forma de atender cada uno de mis caprichos, su paciencia infinita en cada momento de mi convalecencia. Si al principio me atrajo físicamente, con toda su entrega y desinterés al atenderme como su ser más querido sin ser realmente más que conocidos, me enamoró perdidamente y acabó con una vida de ocio, placeres sin sentido y amores de una sola noche.

Me llevó a su casa, me dejó entrar en su vida, y me convertí, para mi buena suerte, en el amor de su vida, en su marido, en el padre de sus hijos y en su amante eterno... A pesar de que al principio, como resultado de su bondad y mi capricho, sólo fui para ella un...

VISITANTE INESPERADO.

Fin.

Visitante inesperado. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora