Junto a tí

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Entonces, volvió. Regresó el día que yo menos lo esperaba, un día que me sentía especialmente mal, con muchas náuseas y muy débil. Llegó y me encontró devolviendo el desayuno. Cuando se dio cuenta de que estaba enferma, su cara cambió de alegría a preocupación en un instante. Me sostuvo el cabello, me acompañó y cuando pude levantarme por fin, me abrazó contra su pecho y me sentí mejor en ese mismo instante.

"¿Qué tienes nena?¿Estás enferma? Eso es lo que no me podías decir por Skype, ¿verdad?"

"No hermoso, no estoy enferma. Lo que me pasa es algo parecido a una enfermedad, pero grandioso a la vez. No sé cómo vayas a tomarlo, pero quiero decirte que no estás obligado a nada. No lo hice a propósito y creo que tú tampoco lo imaginaste,  pero sucedió y estoy feliz. Sin embargo, eres libre Sebastian. Puedes irte, no te sientas forzado a estar conmigo por esto."

"Pero, ¿Qué es lo que tienes? Dímelo por favor, no te entiendo nada y me tienes... ¡¡Oh por Dios muñequita mía, ESTÁS EMBARAZADA!!"

Me abraza, me besa, me carga, me da una vuelta que me produce un mareo impresionante, y finalmente me suelta, con lágrimas en los ojos. Sus lágrimas mojan mis mejillas y se confunden con las mías. No esperaba que reaccionara así. Y es un alivio, aunque la verdad no sé qué vamos a hacer.

Pero, milagrosamente, me siento mejor. Entonces me besa como sólo él sabe hacerlo, me acaricia los senos sensibles, poco a poco se va deshaciendo de mi ropa y de la suya, hasta que tengo su erección en mis manos y lo masturbo lentamente.

Entonces, decido intentar algo que nunca he hecho, y me inclino para darle sexo oral. Me dejo llevar por mis instintos, probando, saboreándolo por primera vez, disfrutando la experiencia y el placer que le estoy brindando, pues sus gemidos y su mano enredada en mi cabello me demuestran que lo estoy haciendo bien.

Entonces me dice con un susurro ronco y súper sexy:
"Muñeca, me estás volviendo loco. Es el paraíso estar en tu boca, pero no quiero terminar así. Quiero estar dentro de tí... Te amo Eliz..."

Y lentamente me levanto, lo beso en la boca salvajemente, y me inclino frente a él para que me tome por detrás.

Siento su miembro entrar en mí suavemente, y gimo de placer. Me hace el amor lentamente, sin prisas, como sólo él sabe hacérmelo, y cuando estoy cerca del orgasmo me toma del cabello y me lo jala sin hacerme daño, mientras me dice que soy sólo suya, que me ama, y que está loco por mí.

Cuando llega el orgasmo, al mismo tiempo para los dos, gritamos y nos dejamos caer en la cama jadeando y abrazados, yo de espaldas a él, y entonces acaricia mis senos delicadamente y me aprieta contra su cuerpo.

"Mi princesa hermosa va a darme un bebé. Esto es un sueño. Siempre he soñado con ser papá,  he querido tener hijos desde que tengo memoria. Vaya amor, en verdad me sorprendiste, aunque como me dijiste aquella vez, era de esperarse si hacíamos el amor día y noche y sin ninguna protección. Esto es más de lo que pude soñar cuando te conocí. Te amo princesita, y aunque no lo creas, amo a nuestro bebé también, y haré lo que sea necesario para protegerlos. Te doy mi palabra."

Le creo. Estoy segura de que daría su vida por nosotros.

Al día siguiente, vamos al doctor pues me toca la primera cita para ver al bebé. Estoy nerviosa y emocionada a la vez, y agradezco que Sebastian pueda compartir conmigo esta ocasión tan especial.

Por fin me toca mi turno, y pasamos. La doctora Smith es una mujer madura, amable y paciente, y le agradezco a Pauline por habérmela recomendado. Me hace todo tipo de preguntas, me pesa, me toma el pulso, y finalmente nos dice:"Bueno, Sres. Stan, ¿quieren ver a su bebé?" Los dos respondemos que sí con una sonrisa, y pasamos al privado donde está el aparato de ultrasonido.

En cuanto pone el aparato en mi vientre, escuchamos un latido fuerte y rápido, y nos emocionamos hasta las lágrimas. Es el corazón de nuestro hijo. Lo busca, y lo encuentra. Es un frijolito pequeño, pero a mí me parece lo más hermoso que he visto en mi vida. Nos dice que está perfecto para el tiempo de embarazo que tengo, y que todo está bien.

Me recomienda comer sano, caminar por las tardes y tomar el suplemento alimenticio que me dió. También me dice que en los análisis de sangre salí un poco baja de hemoglobina, pero que con una buena alimentación y cuidados todo irá bien.

Sebastian me lleva a cenar para celebrar que vimos al bebé, y asegura que es igualito a él. Me hace reír con sus ocurrencias,  y me siento más feliz que nunca desde el día que se fue.

Entonces, de pronto, alguien se acerca a nuestra mesa, pone su mano en el hombro de Sebs, y cuando volteo no lo puedo creer... ¡El mismísimo Chris Evans está frente a nosotros!

"Hey Stan, ¿cómo estás? ¡Te pierdes! Hola guapa, Elizabeth, ¿cierto? Veo que lograste conseguir su número finalmente..."

Sebastian lo invita a sentarse con nosotros, y pasamos una velada de lo más divertida. Sin embargo, no sé qué tanto quiera decirle Sebastian a Chris sobre nosotros y nuestro bebé.

Al fin, todo queda claro cuando Sebastian dice de pronto: "Evans, amigo, a tí no voy a mentirte. Amo profundamente a Eliz. Es mi princesa. Es mi mujer, y vamos a tener un bebé. Amigo, soy tan feliz que tengo miedo."

Chris se ríe  abiertamente, con esa sonrisa que en otro tiempo me hubiera puesto a sus pies, y se levanta para abrazar y felicitar a Sebastian, y luego a mí. Nos dice algo como ' veo que no perdieron el tiempo' y que se alegra mucho por nosotros.

Y todo es alegría y felicidad, hasta que al salir los paparazzi nos rodean y bombardean de preguntas a Chris, a Sebs y a mí. Que momento más incómodo.
Al día siguiente, estoy en todos los noticieros de espectáculos. Sin embargo, no saben si estoy con Sebastian o con Chris.

Y no pienso aclararles la duda.

Visitante inesperado. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora