Una nueva vida.

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Dedicado a QueenWard06

Después del susto cuando Sophia nació, todo fue bien para nosotros. Salimos del hospital, y los tres días que mi mamá se quedó con nosotros me dediqué a aprender a bañar, alimentar y atender a mi bebé lo mejor posible. Porque para cuando mi mamá se fuera, tenía que estar lista y hacerlo sola.

La mamá de Sebs se ofreció a ayudarme tres días más, y así pude hacerlo cada vez mejor. Aunque mi niña es tranquila y sólo pide de comer y duerme casi todo el tiempo. Tiene dos semanas y ya duerme casi toda la noche.

Sebastian está loco por ella. Es un sobreprotector y un exagerado. Pero eso me gusta, me encanta ver que mi hija tiene a su papá para cuidarla y protegerla.

Y me ayuda en todo. Se está tomando unos meses libres para estar con nosotras. De hecho, no tiene pendiente ninguna película, lo cual me encanta porque quiere decir que estará con nosotras por mucho tiempo.

Además, la noticia de que Anne y Chris tendrán trillizos y van a casarse, me hace muy feliz. Pero ya quiero verlos cuando los tengan en casa. Si yo con una no duermo, malcomo y me baño en tiempo récord, con tres no me imagino lo que será.

La víbora de Levieva pasó un muy mal rato con la demanda. Finalmente le pedí a Sebs que retirara los cargos, pero el escándalo y la rabia de haber fracasado nadie se los quita. Y ahora sí se dio cuenta que perdió para siempre a Sebastian.

A veces me siento abrumada por tanta felicidad. Apenas puedo creer que soy la esposa de Sebs, que me ama, lo amo y somos padres de una niña hermosa y perfecta que vino a llenar nuestras vidas con su dulzura. Somos muy afortunados.

Ángel está loco por Sophie. Viene a verla casi diario, le habla, le canta y hasta se pelea con Sebs para darle el biberón. Porque aunque la estoy amamantando, la señorita no se llena con mi leche. Hay que darle además un biberón con fórmula.

La veo, y no quiero que crezca. Quiero tenerla entre mis brazos para siempre. Pero sé que irremediablemente crecerá, y trato de disfrutar cada momento con ella y atesorarlo. A Sebastian le pasa lo mismo. Dice que nunca había sentido lo que siente por ella. Es un amor profundo, indescriptible.

En dos semanas iremos a Boston, a la boda de Chris y Anne. Y aunque me encanta la idea de ver a mi amiga feliz y casándose con su gran amor y padre de sus hijos, me da un poco de miedo viajar con Sophie tan chiquita. Sebs dice que no me preocupe, que todo saldrá bien.

Esta noche, después de que Sophie se duerme, le digo a Sebs que me voy a bañar. Y en eso estoy cuando siento sus manos tomar mis caderas y unirme a él, y puedo sentir también su erección. Desde antes de que Sophie naciera, no hemos tenido un momento para nosotros. Después de preguntarme si estoy bien y yo decirle que sí, me da la vuelta, me besa con deseo, con hambre, con desesperación, mientras sus manos recorren mi cuerpo y las mías acarician su espalda y su pecho, y se enredan en su cabello. Cuando toma una de mis piernas y la sube a su cadera, me impulso y lo abrazo con la otra y entonces, entra en mí. Gruñe en mis labios mientras yo gimo y entierro mis uñas en sus hombros. Empieza un ritmo lento, armonioso, me pone contra la pared y sus labios bajan por mi rostro, mi cuello, y finalmente llega a mis pechos. Y de pronto ríe y hace gestos, y es cuando me doy cuenta que acaba de probar la leche de su hija. Se detiene por un momento, los dos reímos y de pronto, me dice: "Eliz, no sabes cuánto te amo, y lo feliz que soy contigo. Gracias por darme el regalo más hermoso de mi vida." Cuando siento que voy a llorar, me besa y vuelve a moverse, más rápido, sus manos me recorren, su lengua baila con la mía al compás de sus caderas, y de pronto siento que pierdo la razón, cuando un orgasmo increíble me llena y me sacude, y grito su nombre, y entonces siento como él llega también al clímax y se derrama dentro de mí.

Sigue besándose sin soltarme, y entonces los dos recordamos que no estamos solos. Me baja delicadamente de sus brazos, y entonces si me baño en tiempo récord. Apenas termino de vestirme cuando oigo llorar a mi hija, y corro a su lado, y me ocupo de cambiar su pañal mientras Sebs, que ya salió y se está vistiendo, me observa atentamente. Cuando termino de cambiarla, empiezo a alimentarla y Sebs dice: "Está rica tu leche, dulzura. Ahora entiendo porqué te gusta tanto. Aunque siendo sincero, lo que más me gusta son los envases..."

Estallo en carcajadas y le aviento el pañal que acabo de cambiarle a la bebé, lo toma en el aire todavía riendo, y lo encesta como si fuera un balón de Basketball. Seguimos riendo por un rato de su ocurrencia, cuando tocan a la puerta. Qué extraño, son las 8 y media. Casi nadie nos visita a esa hora.

Sebs sale a abrir la puerta y resulta que Anthony Mackie está de visita. Termino de alimentar a mi hija y salgo a recibirlo, y bromeamos, y carga a la niña y nos dice que está preciosa, que deberíamos tener 20 más. Me río otra vez como hace un momento, y Sebs le dice que lo ayude a convencerme. Si quiero tener otro bebé pero hay que esperar a que Sophie crezca un poco y a que mi herida de la cesárea cicatrice.

Cenamos la pizza que Anthony trajo, pasamos un rato de lo más entretenido, y a las 11 de la noche Mackie se despide. Besa a mi princesita en la frente, se despide de nosotros y promete volver pronto.

Acostamos a Sophie que está agotada, y después nos acostamos nosotros. Mañana será otro día.

Hasta que de pronto, me siento en la cama con un respingo y Sebastian se despierta asustado y me pregunta qué me pasa.

Para variar y no perder la costumbre, no nos cuidamos. Lo hicimos sin protección y nuestra hija tiene 15 días. Sebs me dice que no me preocupe, que mientras la esté amamantando no pasa nada, pero yo no me la creo.

Mañana mismo voy a buscar a mi ginecóloga.

Visitante inesperado. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora