El pasado vuelve.

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Antes que nada, quiero agradecer a todas mis amigas de los grupos de Whatsapp que me apoyaron en mi momento de frustración con lo del plagio. Gracias a AnneGarcia87, MelisaDeDowney, winterCRE, AdrianaDeEvans, y a todas las demás que lucharon conmigo. Las amo y les agradezco profundamente su apoyo y comprensión.

Los días pasaron. Mamá regresó a casa, Sebastian se fue a terminar la película, y yo me quedé en manos de Ángel otra vez. Así se cumplieron los primeros tres meses de mi embarazo.

Entre citas de trabajo, llamadas de Sebastian y los malestares de mi estado, que cada vez eran menos, el tiempo pasaba volando.

Hasta que un buen día, en que había quedado de comer con Ángel, ya que los dos tuvimos trabajo en Beverly Hills y era la ocasión perfecta, me encontré con alguien que hacía años que no veía, y que la verdad no esperaba volver a ver. Iba camino al restaurante donde habíamos quedado Ángel y yo, y de pronto lo ví caminando hacia mí.

-"Elizabeth, qué milagro encontrarte por aquí. Pensé que nunca volvería a verte. ¿Cómo estás?"
-"Spencer, yo tampoco esperaba volver a verte. Estoy de maravilla, comprometida con el hombre de mis sueños, pronto seré la Sra. Stan."
-"Vaya, ¡Qué sopresa! Quisiera decirte que me alegro, pero en realidad me duele un poco. Quisiera haber sido suficiente para tí, pero nunca conseguí ser lo que tú soñabas. Espero que el señor Stan te haga feliz. Y dime, ¿Cuándo nace tu bebé?"
-"Apenas tengo 3 meses, ¿Cómo sabes que estoy embarazada? Ni se me nota."
-"No lo sé. Simplemente, lo siento. Y sí se te nota un poco. Pero bueno, te dejo, espero que seas muy feliz, y que conserves el oso que te regalé. Lamento no haber podido llenar tus expectativas Elizabeth, eres una mujer como pocas. Nos vemos."
-"Hasta luego Spencer. Espero que pronto encuentres el amor."

Y así, se fue, justo cuando Ángel llegaba. Y qué bueno, porque Ángel no lo traga. La verdad es que era un fastidio cuando me quería conquistar. Y nunca me gustó. Además, no le gustaba que trabajara, quería controlar mi forma de hablar y de vestir, quería que fuera algo que no soy. Lo que amo de Sebastian, es que con él puedo ser yo misma. Puedo decirle cualquier cosa, hablar de lo que sea, sin temor de sentirme juzgada por él.

Ya falta poco para que vuelva, y no veo la hora de tenerlo otra vez entre mis brazos, sentir sus besos, su calor, su cuerpo, su piel desnuda sobre la mía, y que me haga suya como sólo él sabe hacerlo.

La tarde se va volando, entre chismes y tonterías, y Ángel me dice que el doctor lo ha dado de alta por fin, pero su alimentación es especial todavía porque su intestino quedó muy lastimado por la inflamación y el sangrado.

Entonces me dice algo que me deja tan sorprendida como feliz. ¡Conoció a alguien! Por fin, el exigente Ángel Zalten, conoció a una mujer que cubre los requisitos para salir con él. Dice que se llama Deborah, y la conoció en una sesión de fotos en que le tocó maquillarla. Está feliz, radiante, y me alegro mucho por él porque ha tenido muy malas experiencias con mujeres que sólo quisieron utilizarlo para sobresalir en este medio en el que trabajamos. Y a sus casi cuarenta años, ya es hora de que encuentre el amor.

Hubo un tiempo en que todos daban por hecho que yo era su amante, porque nuestra relación es tan cercana y tenemos tanta confianza, que los seres ordinarios que no pueden entender una gran amistad entre un hombre y una mujer, sacaban sus propias conclusiones. Qué triste por ellos. Ángel es el hermano mayor que no tuve, y una bendición en mi vida, pero jamás lo podría ver con deseo carnal. Es como de mi familia.

Y así, entre risas y confidencias, pasa la tarde.
Esa noche, Sebastian me llama enojadísimo, y me dice que vuelve mañana y que vamos a hablar muy seriamente de lo que pasó. No tengo idea de qué me habla, pero cuando me grita por tercera vez, le cuelgo el teléfono.

Entonces llega al día siguiente, y me avienta unas fotos al regazo, y entonces entiendo todo, el estúpido de Spencer quería sus 5 minutos de fama, y se buscó algún paparazzi para que nos tomara fotos y las publicara, y hacerse fama a costillas de Sebastian. Estúpido. Me levanto del sofá, y le pregunto si me va a permitir explicarle, o si se va a ir y se va a calmar y luego hablamos. Tiene la sensatez de sentarse a mi lado y decirme que es todo oídos. Entonces le digo que yo quedé de comer con Ángel, y que de hecho pasé toda la tarde con él. Que el idiota de Spencer se cruzó conmigo en la calle y sólo me saludó, intercambiamos unas cuantas palabras, y se fue por donde vino. Que el tipo es un oportunista manipulador, y que seguramente me estuvo siguiendo para hacerse el encontradizo. Que si hubiera querido algo con él, lo hubiera aceptado cuando me rogó por seis meses que saliera con él y yo me cansé de batearlo. Pero, que si mis explicaciones no son suficientes para él, por mí está bien. La puerta está bien grande. Nadie lo tiene aquí a fuerzas.

Su semblante cambia. Ya no está enojado conmigo, pero sigue en modo Winter Soldier. Me abraza y me dice que me cree, que no desconfía de mí, que lo que realmente le molesta es que el idiota se quiera aprovechar de su fama y que me use a mí como carnada. Me pregunta si sé dónde vive, le digo que no, eso no es del todo cierto pero no quiero que el flacucho enclenque de Spencer se enfrente con la furia de Sebastian en modo Bucky Barnes.

Eso sólo lograría darle más fama que no se merece. Porque la verdad, eso busca él. Además de causar problemas entre Sebastian y yo, quiere aprovecharse de la situación para hacerse famoso. Y no le voy a dar el gusto. Que ni lo sueñe.

Al final, Sebs me pide perdón, me besa el vientre cuando recuerda que no ha saludado a su bebé por estar peleando, y más tarde, después de cenar, me hace el amor salvajemente, conteniendo su furia, pero marcando su territorio porque yo soy sólo suya. Deja marcas en mi piel, y yo dejo el rastro de mis uñas en su espalda. Es un encuentro delirante. Como dije, para dejar en claro que soy sólo suya.

Y lo soy, hasta la muerte...

Visitante inesperado. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora