capítulo 4 - Extraño Hábito

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Narra Guillermo:

Hoy empieza mi primer día en el café, ya me he aprendido toda la carta que me han enviado al correo, incluso vi tutoriales de los distintos tipos de café que hay y como prepararlos. Las marcas en mi rostro ya casi no se distinguen, pero igualmente me pondré un poco de maquillaje para no espantar a los clientes en mi primer día.

Frank me envió un mensaje dándome suerte y que no me olvidara de asistir al cumpleaños de su prima que es este fin de semana, ostras! el tener que pensar en un regalo no es lo mío... y menos si se trata para una chica, apenas y la conocí hace unos años en una fiesta que Frank organizó en su casa, vino toda su familia y algunos amigos de la universidad donde él y Alex estudian, pero no he tenido tiempo de hablar con ella y conocer sus gustos... tendré que pedirle ayuda a alguien que sea mujer, mi hermana aun es pequeña seguramente sus gustos no concordaran.

Antes de irme dejé todo ordenado, porque no sé cuánto tiempo me tocará trabajar hoy y me da toda la pereza el hacerlo después, mientras organizaba mi ropa, cayó al suelo la chaqueta morada del tío que me ayudó esa vez, la recojo lentamente y empiezo a sacudirla por si le había entrado alguna basura del suelo.

Desde que estuve en el departamento por orden médica, hice varias llamadas al hospital preguntando por este chico, pero no tuve ninguna respuesta, estoy pensando seriamente que hacer con esta prenda, no sé si tirarla o tal vez regalarla... tal vez él la está buscando, eso es lo que me impide hacer cualquier acción contra ella, después de todo le pertenece a la persona que me salvó prácticamente la vida, no sabría hasta que punto hubiesen llegado esos ladrones con sus golpes, además no tengo idea como es que los pudo enfrentar siendo que uno de ellos estaba armado, ¿estará bien? Tampoco me pare a pensar en ello.

Veo de reojo el reloj y se me iba a hacer tarde si no me iba ya, ¡ostras pedrín! Es que yo mismo flipo de cómo puedo estar parado tanto tiempo frente a una simple chaqueta, agarré todas mis cosas y sin antes poder cruzar la puerta, olfateé un poco la prenda morada por si todavía desprendía ese olor que me fascinaba, y efectivamente... seguía ahí, ya no tan potente como al principio, pero aún quedaba una suave fragancia.

Me marché rápidamente y para no llegar todo sudado, agarré un bus que me deja alado del café, en verdad he tenido suerte con la localización de mi nuevo trabajo, aparte de estar la estación de buses, hay una tienda de ropa, una florería y un bazar por el sector. Esto me vendrá de perlas ahora que requiero de un regalo, posiblemente antes de que llegue el fin de semana me pase por esos lugares para poder comprarlo.

Cuando llegué al café, tenía un agradable y acogedor ambiente, no me extraña su reciente popularidad, Mangel un chico de mi universidad me habló de este lugar y que sus pasteles son algo que debería de probar a toda costa.

Ya estaban ordenando algunos de los que serian mis compañeros de trabajo, cerca del bar se encontraba una chica delgada y de rasgos finos, usaba lentes grandes lleno de lunares negros. En el sector de las butacas se encontraba limpiando un chico muy alto, su cabello era castaño oscuro y unos ojos pardos que llegaban a hipnotizar si lo mirabas más de cinco segundos, la que estaba barriendo en la zona vip, era una chica muy bien parecida, unos labios gruesos y perfectamente delineados, una cabellera pelirroja y con lindas pecas en su rostro.

-Así que tú eres el chico nuevo- miré hacia atrás y me encontré con un señor que me miraba atentamente.

-Eh... si soy Guillermo Díaz un gusto, es mi primera vez como camarero, pero prometo no defraudar- estaba muy nervioso, no soy muy bueno socializando, pero tendría que cambiar eso poco a poco si quería tener un futuro prometedor como me lo impuesto.

SU DULCE FRAGANCIA - fanfiction wigettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora