Narra Samuel:
Después pasado un rato me sentía muy mareado y sin energía, mi brazo no paraba de sangrar y los policías lo notaron.
-¿Necesita ayuda?- yo me agarré fuertemente el brazo tapándome la herida –no, estoy bien, ¿necesitan que vaya a declarar?- lo que más me preocupaba ahora es que los ladrones tuvieran su merecido y que el chico estuviese fuera de peligro.
-Sí, pero si no puedes podemos llegarte al hospital- negué con mi cabeza y me dirigí a la patrulla –no hace falta, mejor prosigamos- los policías subieron a los hombres que estaban esposados y nos fuimos en dirección a la estación.
Algunos me ayudaron a vendar mi herida ya que me negaba a recibir algún tratamiento, di mi declaración de todo lo sucedido y la gravedad que habían dejado al pobre muchacho, sentía que mi brazo punzaba más del dolor así que una vez estando desocupado me adentre al baño para estar a solas.
Me quité la venda y por primera vez veía directamente el corte –joder...- era una herida profunda y grande la cual no paraba de sangrar, me acerqué un poco al lavabo para bañar mi brazo en el agua, el dolor estaba muy presente, pero no quería ir al hospital, me sentía culpable todavía, las sirenas de la ambulancia, el chico en la camilla en un estado lamentable y los golpes que le metían mientras yo estaba parado sin hacer nada, todo me daba vueltas en la cabeza.
Mis pensamientos fueron interrumpidos por el vibrador de mi teléfono móvil, era Abel, contesté inmediatamente y escuché su voz que me parecieron campanas de salvación –hola Samuel, oye no te mencioné donde nos iríamos a juntar en el ascensor ¿te parece a fuera del departamento y salimos a buscar a unos amigos?- dejé que terminara puesto que no tenía fuerzas para interrumpirle –Abel... necesito que vengas urgente a por mí...- hablé con molestias, el dolor no me dejaba hacer nada, sentía que ya estaba perdiendo mucha sangre.
-Samuel ¿estás bien? ¿Qué es lo que sucedió?- la voz de Abel se notaba alterada, respiré un poco y volví a contestar –estoy en la estación de policía, tuve un pequeño accidente- hubo un momento de silencio donde pensé primero que se había cortado la comunicación.
-Espérame ahí, iré lo más rápido que pueda- colgó la llamada y yo me tumbé en el suelo del baño, sostuve nuevamente la venda que me había quitado y amarré fuertemente mi brazo donde estaba la herida para detener el sangrado.
Habían pasado unos 27 minutos cuando siento nuevamente el vibrador, era un mensaje de Abel diciendo que estaba en la entrada esperando con el auto, utilicé todas las fuerzas que me quedaban para ponerme de pie, Salí de la estación con dificultad y Abel una vez notó mi presencia, bajo del auto apresurado, ayudándome a subir.
–Tío, no pensé que estuvieras herido, ahora te llevo al hospital- agarré su hombro deteniéndolo –no, al hospital aún no...- él no entendía el porqué de mi insistencia –¿Samuel a caso no te has visto? Necesitas ir al hospital con urgencia- una vez estando en el auto, Abel velozmente se dio la vuelta para entrar al coche y nos empezamos a mover.
-Abel, llévame a la tienda-se notaba que estaba muy nervioso, me miraba de reojo cada vez que podía –Samuel no paras de sangrar, lo mejor es ir directamente a que te revisen ¿Qué rayos te pasó para que estuvieses así?- miré el espejo retrovisor y me di cuenta de que estaba el maletín y la chaqueta de trabajo de Abel, se escapó para venir a buscarme...
-Esto es lo de menos, si hubieses visto como esta ese chico...- Abel escuchaba atentamente mis palabras mientras conducía -¿Qué chico? ¿De qué me hablas?- estaba muy perdido con la conversación.
-Me pusé en medio de un robo, pude haberlo impedido antes... y por mi culpa un chico está ahora en el hospital gravemente herido... por eso no quiero ir por el momento allí...- me estaba quedando sin fuerzas mientras seguía hablando.
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SU DULCE FRAGANCIA - fanfiction wigetta
FanfictionGuillermo era un chico normal que estudiaba en la universidad, ya estaba en esos años que debía buscar un trabajo y entonces salió a encontrar suerte, pero lo que no esperaba era que ese día sería víctima de un asalto, el miedo abundaba en el joven...