22
El rifle emitió un suave chasquido.
Tío Al echó la cabeza hacia atrás y rompió a reír, dejando caer el rifle a sus pies.
—¡Eh…! —exclamé, desconcertado. Continuaba apuntándole al pecho con el
rifle.
—Felicidades, Billy —dijo tío Al, dirigiéndome una cálida sonrisa—. Has pasado.
—Se adelantó y extendió la mano para estrechar la mía.
Los demás campistas soltaron sus rifles. Vi que todos sonreían también. Larry
levantó el puño derecho con el pulgar hacia arriba, también con una sonrisa en los labios.
—¿Qué ocurre? —pregunté con recelo, al tiempo que bajaba lentamente el rifle.
Tío Al me cogió la mano y la estrechó con fuerza.
—Felicidades, Billy. Sabía que pasarías.
—¿Qué? ¡No entiendo nada! —grité, lleno de frustración.
Pero en lugar de darme alguna explicación, tío Al se volvió hacia los árboles y
gritó:
—¡Atención todos! ¡Se terminó! ¡Ha pasado! ¡Salid a felicitarle!
Mientras yo contemplaba boquiabierto e incrédulo la escena, empezó a salir gente
de detrás de los árboles. Primero aparecieron Dawn y Dori.
—¡Estabais escondidas en el bosque! —exclamé.
Soltaron una carcajada como respuesta.
—¡Felicidades! —dijo Dori.
luego salieron otros, sonriendo y felicitándome. Lancé un grito al reconocer a
Mike. ¡Se encontraba perfectamente! ¡Y junto a él venían Jay y Roger! También Colin
salió del bosque, seguido por Tommy y Chris. Todos sonrientes, contentos y la mar de
bien.
—¿Qué… qué está pasando aquí? —tartamudeé. Me sentía totalmente estupefacto
y aturdido.
No lo entendía. No entendía nada. Luego salieron mi madre y mi padre de entre
los árboles. Mamá se me acercó corriendo y me abrazó. Papá me dio unas palmaditas en
la cabeza.
—Sabía que pasarías, Billy —dijo. Vi lágrimas de felicidad en sus ojos.
Finalmente no pude aguantar más y aparté suavemente a mamá.
—¿Qué ha pasado? —pregunté—. ¿Qué es todo esto? ¿Qué está sucediendo?
Tío Al me pasó el brazo por el hombro y me alejó del grupo de campistas. Mamá
y papá nos siguieron.
—En realidad esto no es un campamento de verano —explicó tío Al, con una
sonrisa todavía en su rostro sonrosado—. Es un laboratorio de pruebas de aptitud del
Gobierno.
—¿Qué? —Tragué saliva.
—Como bien sabes, tus padres son científicos —continuó tío Al—. Bien, pues
están a punto de emprender una expedición muy importante, y esta vez querían llevarte
consigo.
—¿Por qué no me lo dijisteis? —pregunté a mis padres.
—¡No podíamos! —exclamó mamá.
—De acuerdo con las normas del Gobierno, Billy —continuó tío Al—, a los niños
no se les permite participar en expediciones oficiales a no ser que pasen con éxito
determinadas pruebas. Eso es lo que has estado haciendo aquí. Has estado realizando
pruebas.
—¿Pruebas sobre qué? —pregunté, desconcertado todavía.
—Verás, queríamos saber si eras capaz de obedecer órdenes —explicó tío Al—.
Pasaste esa prueba cuando rehusaste ir a la Cabaña Prohibida. —Levantó dos dedos—.
Segundo, teníamos que poner a prueba tu valor. Lo demostraste salvando a Larry. —
Levantó un tercer dedo—. Tercero, teníamos que ver si sabías cuándo no debías cumplir
una orden. Pasaste esa prueba cuando te negaste a perseguir a Dawn y Dori.
—¿Y todo el mundo participaba en el plan? —pregunté—. ¿Todos los campistas,
los monitores, todo el mundo? ¿Todos eran actores?
Tío Al asintió.
—Todos trabajan aquí, en el laboratorio de pruebas. —Su expresión se tornó seria
—. ¿Sabes una cosa, Billy? Tus padres quieren llevarte a un lugar muy peligroso, quizás
el lugar más peligroso de todo el universo conocido. Así que necesitábamos cerciorarnos
de que serás capaz de desenvolverte en él.
¿El lugar más peligroso del universo?
—¿Adonde? —pregunté a mis padres—. ¿Adónde me vais a llevar?
—A un planeta muy extraño llamado Tierra —respondió papá, mirando a mamá
—. Está muy lejos de aquí. Pero podría resultar emocionante. Sus habitantes son extraños
e impredecibles, y nadie los ha estudiado jamás.
Me coloqué entre mis padres, riendo y los rodeé con los brazos.
—¡La Tierra! Suena la mar de exótico. ¡Pero nunca será tan peligroso y excitante
como el Campamento Pesadilla! —exclamé.
—Veremos —replicó mamá tranquilamente—. Veremos…
ESTÁS LEYENDO
Pánico En El Campamento
RandomLas aterradoras historias que se cuentan sobre el campamento se van convirtiendo en realidad... La comida no es buena. Los monitores son extraños. El director, tío Al, parece un demente. Billy es capaz de soportar todo eso. Pero entonces sus compa...