Kintsugi

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Creyó que –por saberlo –estaría más preparado para escucharlo.

Se equivocó.

Con el teléfono aún en la mano y Jeonghan hablando a través de este, Seokmin pasó su otra mano por el rostro; en un débil intento de calmar la tormenta en su interior. Le gustaría emocionarse, pues Wonwoo también fue su amigo –de los mejores –y llevaba tanto de no verlo que había empezado a olvidar cómo lucía, pero realmente deseaba que tomara otro avión y se fuera lejos –de nuevo.

Mingyu no era más que un hombre roto, y la presencia de Wonwoo solo podría dañarlo.

─...Y yo no sé cómo podríamos proteger a Mingyu de esto. –Gimió el mayor, con una nota de desesperación en su voz que Seokmin era capaz de comprender.

─ Él-¿dónde estudiará? –Susurró, sintiéndose sin energías y agotado.

─En... En nuestra universidad. –Ahora, eso sí que no se lo esperaba. Seokmin se dejó resbalar en el sofá y exhaló, temiendo el volver a encontrarse con ese Mingyu que no era nadie luego de que Wonwoo se marchara.

─Han, Mingyu debería saberlo. –No quería ser quien le diera la noticia, pero era mejor a un encuentro absolutamente inesperado. Debían mantener en cuenta que Wonwoo no sabía nada sobre lo sucedido después de su partida; para él, sería reencontrarse con sus mejores amigos.

Estaba tan ido en sus pensamientos que ni siquiera notó la puerta de su habitación abrirse, y no fue hasta que Mingyu habló que recordó que él estaba ahí. – ¿Yo qué?

Lo miró, su rostro más anguloso y marcado por los años, su cuerpo trabajado y atractivo –aún siendo heterosexual, Seokmin se encontró muchas veces deteniéndose para admirar al menor. Mingyu era jodidamente atractivo y con un aire inalcanzable, sensual y, para quien supiera mirar, herido. No detenía a las personas a querer estar bajo el hombre, enredados en las sábanas de cualquier cama disponible.

─ ¿Vas a ver a Trainee? –Preguntó, evadiendo la pregunta del moreno. Frunciendo levemente las cejas, Mingyu asintió, sospechando que algo andaba mal.

─Dile que nos encuentre en Babel luego. –Sonó la voz de Jeonghan a través del auricular. –Tienes razón. No puede andar por ahí sin saberlo.

Asintiendo, como si el mayor pudiera verlo, Seokmin se obligó a plantar una sonrisa en su rostro –una que no engañó a Mingyu, lo supo con la mirada del menor –y tragó.

─ ¿Nos vemos en Babel luego? Han y yo te esperaremos. –Mingyu murmuró una afirmativa, tomando sus llaves del bol que tenían en la isla del desayunador (los tres habían perdido varias veces las llaves para encontrarlas luego en los lugares más inverosímiles, así que ponerlas todas juntas parecía la mejor decisión) y salió de su apartamento.

Ojalá pudiera hacer él lo mismo, pensó Seokmin, irse a un bar cualquiera y follar a un desconocido para poder silenciar el infierno en su mente. Suspiró, recordando que Jeonghan seguía al teléfono –aunque bien podría no estarlo, se sumió en un silencio pesado que Seokmin compartía.

─Irá.

─ ¿Quién es esta vez, Seok? –No se imaginaba el temor en la voz de Jeonghan; era uno constante que los atormentaba desde que Mingyu decidió perderse en cuerpos ajenos.

─Un tipo, entrena para debutar en un grupo de kpop.

─Es-¿qué? ¡Este idiota! ¿Podría Mingyu dejar de buscar problemas, por una maldita noche? –Volviendo un poco a la vida, Jeonghan gruñó, frustrado con el menor.

─No sería Mingyu si lo hiciera, Han. –Rió sin sentirse entretenido, aunque tenía razón. El moreno que conocían ahora era maravillosamente talentoso para meterse en problemas, y un futuro famoso no era muy sorprendente en su lista.

Mil pedazos • MEANIE • |TERMINADA|Where stories live. Discover now