Babel

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Jeonghan miró a Wonwoo con una mezcla de sentimientos. El azabache no lucía en lo absoluto como aquel adolescente que se marchó al extranjero; más bien, el paso de los años le había sentado bien. Aunque, si prestaba la suficiente atención, lograba encontrar el brillo en sus ojos que siempre estuvo presente. Justo como ellos, Wonwoo también había crecido.

Se alegraba de verlo. Realmente lo hacía. El azabache fue parte de su infancia, adolescencia y adultez joven. Si era sincero, lo había extrañado mucho; pero escogería a Mingyu siempre. Incluso si pudiera volver a vivirlo todo de nuevo, no lo dejaría solo.

─ ¡Hannie! –La sonrisa de Wonwoo era la misma, con esas arrugas alrededor de su nariz suavizando todas sus facciones. Después de dudarlo un poco, el menor lo tomó del hombro y jaló hacia él, atrapándolo en un dulce abrazo que le hizo comprender que el azabache también lo había extrañado.

─Creciste un poco, ¿no es así? –Susurró Jeonghan, relajándose entre los brazos de su mejor amigo y palmeando su espalda.

Wonwoo lo soltó y se alejó, regalándole una sonrisa orgullosa. –Soy de la misma estatura que Mingyu ahora, Han.

─Oh, no. –Rió Jeonghan, ignorando la punzada en su pecho. Miró atrás del azabache y notó a los tres chicos a varios metros de distancia, en lo que parecía ser una discusión entre Minghao y Seokmin, mientras Mingyu rodaba los ojos. Mordiéndose el labio, se obligó a prestarle atención a Wonwoo de nuevo. –Ese tonto no dejó de crecer. Parece un maldito poste de luz, Won.

Wonwoo hizo un mohín, decepcionado con la información y justo cuando iba a responderle, Mingyu llegó hasta ellos –seguido de los otros dos.

─Así que los rumores eran ciertos. –Exclamó el moreno, regalándole una sonrisa tan brillante a Wonwoo que por un momento Jeonghan olvidó lo roto que estaba. Wonwoo lo miró, sorprendido, y no duró ni un segundo en atraparlo entre sus brazos, apretando con fuerza. Al soltarlo, pasó inmediatamente a Seokmin, que perdió el aliento por la sorpresa.

Los extrañó, tanto que llegó a pensar en volver antes. Sin embargo, los meses pasaron tan rápido que cuando se dio cuenta ya estaba terminando su carrera. El volver a Corea para sacar su maestría en la Universidad de Seúl fue algo inesperado y que no pensó mucho. Sus profesores lo recomendaron, orgullosos de lo talentoso y apasionado que era y cuando le ofrecieron la beca, Wonwoo decidió que era hora de volver.

No los buscó, porque algo dentro suyo le aseguraba que todavía no podía. Ahora, viéndolos frente a él, supo que no se equivocaba. Eran ellos, los tres chicos que conocía desde que nació, que lo habían acompañado durante tantos años; sin embargo, lucían tan distintos que le costaba reconocerlos. Aún cuando físicamente apenas podía notarlo, el cambio era tan fuerte que lo descolocaba. Sus miradas eran distintas.

Hablaron durante un rato, le presentaron a Minghao y él se sintió como en casa. No podía decir lo mismo de ellos, que estaban tan tensos como una cuerda de guitarra y reían débilmente. El teléfono de Jeonghan sonó, y atendió rápidamente luego de ver el intermitente.

La llamada fue corta, y apenas cortó Jeonghan miró a los tres chicos. –Jisoo está esperándonos en Babel, duró menos de lo esperado en la biblioteca.

─ ¿Quieres venir? –Preguntó Mingyu con una sonrisa que no llegó a sus ojos. Wonwoo asintió, demasiado extrañado por su actitud y en parte deseoso de pasar más tiempo con ellos.

Si hubiera prestado más atención, habría visto las miradas preocupadas de los demás.

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El bar era pequeño, agradable y pasaba tan desapercibido en la inmensa ciudad que Wonwoo no se sorprendió de nunca antes haberlo visto. Contrario a los locales famosos que sus compañeros le recomendaban, este no tenía un guarda en la puerta y ellos simplemente entraron –a un mundo completamente distinto.

La luz era tenue, y de un tono celeste que distorsionaba todo a su alrededor. El espacio era más grande de lo que parecía, con una barra en un lado y la pista de baile justo en medio del lugar. Al otro lado se encontraban varias cabinas (cuyas paredes eran de cortinas de abalorios), donde dentro había sillones en forma de media luna y con una pequeña mesa en el centro.

Entraron en una, luego de que una mesera muy atractiva los guiara. La chica se despidió de Jeonghan con un beso, lo que llamó la atención de Wonwoo pero decidió preguntar luego. Dentro, los esperaba un tipo de ojos rasgados y sonrisa dulce, que –mientras se sentaban en el sofá –se presentó como Jisoo.

Poco después volvió la mesera –Hana, supuso, por cómo la llamaron los chicos –y tomó su orden, sonriéndole a Wonwoo y haciendo una venia como bienvenida.

─Eres nuevo aquí. –Exclamó con seguridad al volver con las bebidas, confundiendo a Wonwoo. Hana rió y levantó un hombro, restándole importancia. –Conozco a casi todos los clientes, son bastante constantes. Y tú, ¿por qué vienes?

Aunque el azabache no entendió su pregunta, Jeonghan y Seokmin –que estaban bebiendo de sus cervezas –casi se atragantaron con el líquido y los otros tres tuvieron que sofocar una risa.

─Yo-no te entiendo. –Wonwoo respondió, frunciendo el ceño al sentirse tan desubicado. La chica se sonrojó, avergonzada, y miró a Jeonghan en busca de ayuda; aunque otra mesera pasó por detrás y la llamó, salvándola justo a tiempo. Se fue rápidamente y el azabache decidió buscar respuestas en los que quedaron. – ¿A qué se refería?

Todos se centraron en sus bebidas, pero Seokmin tardó demasiado y encontró la mirada de Wonwoo. El azabache alzó una ceja, suficiente para que el menor no pudiera evitarlo. –Este bar es distinto. Como dijo Hana, la clientela es casi la misma siempre.

─Eso no explica su pregunta.

─Es un bar de ambiente, Wonwoo. –Jeonghan respondió, mirándolo a los ojos en busca de alguna reacción.

Wonwoo sabía a qué tipo de bar se refería, había muchos de ese tipo en Estados Unidos –aunque él nunca fue a uno. Si quería ligar, esos lugares no le servían; él quería ir por chicas. En todo caso, si quería disfrutar un rato agradable, no visitaba los bares: su único amigo cercano en América, Hansol, apenas había cumplido la mayoría de edad el último año de Wonwoo allá y le fue más emocionante ir a la licorera a comprarse una cerveza que andar de bar en bar por las noches.

─Entonces, ¿ustedes...? –Preguntó, dándose cuenta de lo no dicho en la afirmación de Jeonghan.

Mingyu se levantó, corriendo la cortina de abalorios y mirando hacia atrás solo para sonreírle de lado a Wonwoo y responder:

─No, solo yo.

Caminó hacia la pista de baile, donde un chico moreno de casi su misma estatura lo saludó y Mingyu se lanzó hacia sus labios.

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Como parece que apesto para los horarios para publicar, decidí que subiré un capítulo cada vez que termine de editar otro. Así que aquí les va este, porque acabo de reescribir uno que no puedo esperar a que lean *-*

Y les recuerdo que esta historia es bastante importante para mí, así que nuevamente, les pido solo amor y respeto a mis lindos personajes :3 <3


¡Gracias por leer!

Mil pedazos • MEANIE • |TERMINADA|Where stories live. Discover now