EXTRA: Etimo

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*la canción empieza en el minuto 1:12*

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─Sí sabes que no soy tan tonta para creerme esta farsa, ¿verdad? –Semidesnuda y danzando por la habitación para recuperar sus prendas, Hana rompió el pesado silencio sin mirar a Jeonghan en la cama cubierto por las sábanas.

─No es un juego. –Refutó débilmente, cansado de intentar creerse la mentira él mismo también.

─Por supuesto. Porque tu amor por Jisoo es irreal. –Hana se giró hacia él con las manos en las caderas, completamente vestida y adornando su rostro con un ceño fruncido. –Lo estás hiriendo.

Jeonghan evitó su mirada, enfocándose en el techo blanco de su propia habitación, y trató de respirar hondo para ahogar esa latente ira que amenazaba con salir. Porque le tomó muchos años descubrir que su cercana relación con el estadounidense no era similar a la que tenía con sus mejores amigos y que ese mundo que existía solo para ellos cuando se veían inmersos en su propia conversación – presencia –era un suceso tan particular como el amor de Wonwoo y Mingyu. Pero era unilateral, solo él se sentía así y odiaba reconocer que sí, estaba hiriendo a Jisoo; pero por razones completamente distintas a las que Hana creía.

Pues admitía que no era él quien hería a su amigo, sino la joven curvilínea que lo miraba enojada. Jisoo la amaba a ella, y Jeonghan estaba dispuesto a perderlo a manos de cualquier otra persona, excepto de Hana. O tal vez esa era una mentira descarada y Jeonghan sabía que no aceptaría verlo al lado de ninguna otra persona.

Pero Hana no había notado todo aquello. Sin embargo Jeonghan, tan irremediablemente perdido en su ex compañero de habitación, nunca pasó por alto los pequeños detalles; como cuando Jisoo se estremecía al saludarle, o las miradas anhelantes que solía dedicarles cuando ella y Jeonghan estaban juntos.

Aún así, Hana no era torpe ni ciega, y notó el sufrimiento del mayor con rapidez –comprendiendo las razones con la misma facilidad. También observó ese cambio en la relación de Jeonghan y Jisoo, y asumió todas las ideas incorrectas. Y Jeonghan estaba cansado de su insistencia en ser correspondido –aunque ni siquiera le había admitido directamente a la chica de su enamoramiento por el chico de ojos rasgados. Las discusiones luego del sexo eran cada vez más frecuentes, y Jeonghan era capaz de admitirse en silencio que mantenía esa relación con la pelirroja porque era lo único que podía detenerla de comprender los verdaderos sentimientos de Jisoo.

─ ¿Por qué es que ustedes están tan empeñados en sufrir? ¿Acaso no fue suficiente que vieras a Mingyu morir en vida tantas veces? –El tono fue suave y resignado, y el pelinegro sintió la última barrera caer. Alzó la mirada, teñida en rojo, y antes de que pudiera gritar perdió toda la fuerza en su cuerpo. Porque Hana se veía tan cansada, tan harta de ser parte de su constante tortura y Jeonghan no pudo soportar la lástima transmitida en sus ojos. Mingyu llevaba un año y medio en Japón, y él a veces sentía que el moreno dejó los fantasmas a su cuidado.

─Él te quiere a ti. –Susurró, roto y dejándose al descubierto. Incapaz de enfrentar la mirada de la mujer, se sentó en el borde de la cama y escondió su cabeza entre sus manos. –No a mí. Y yo... Yo no puedo perderlo. No puedo hacerme a un lado y ser simplemente su amigo. Soy demasiado egoísta.

Apenas sintió cómo el colchón se movió debido al peso de Hana, que se sentó a su lado. Ella acarició su espalda con movimientos rítmicos y se mantuvo en silencio durante unos minutos antes de retomar la conversación. –Lo nuestro ha terminado, Han. Te doy libertad y espero que sepas aprovecharla.

Mil pedazos • MEANIE • |TERMINADA|Where stories live. Discover now