Pesadillas |FINAL ALTERNO|

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Advertencia: este es un final alterno, tal y como dice el título.

Si quieres quedarte con el final de Ágape, no es necesario que lo leas.

Si quieres llorar, no me culpes después.

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Hacía frío. Tal vez era por las incontables horas que llevaba en el lugar, o que la cerámica donde se acostó estaba empezando a bajar de temperatura. Aún así, no le importaba. No quería abrir los ojos, que le pensaban y dolían por las lágrimas. Además, la ventaja de fingir estar dormido es que podía huir de la realidad. Si demostraba estar despierto debería volver al infierno que vivía, del que el cansancio y los sueños erráticos le ayudaban a escapar.

Podía escuchar a las demás personas: los sollozos ahogados, los quejidos, disculpas y condolencias. Algunas incluso se atrevían a mencionar la crueldad del destino y –aunque pensara exactamente lo mismo –les odiaba porque no cambiaría nada. El dolor, que ya había traspasado el límite que le permitía discernir si era físico o emocional, aumentaba cuando pensaba en los quizás. Entonces se sentó, ignorando el dolor de su cuerpo por el movimiento, y miró hacia la persona a su lado. Jeonghan estaba acurrucado con la cabeza entre las rodillas, cubriéndose del mundo con los brazos y su muñeca izquierda con una escayola que les recordaba que no estaban soñando. Aunque no podía ver más que eso del mayor, Mingyu sabía que su rostro y partes del cuerpo estaban heridos, con tonos desagradables de púrpura y verde, e incluso algunas heridas que todavía no habían tenido tiempo de curar.

Mingyu sollozó, porque deseaba poder a su mejor amigo y consolarle, pero ni siquiera era capaz de detener sus propias lágrimas. Y lo peor de todo eran los pensamientos crueles y venenosos que invadían su mente al ver a Jeonghan, pues él no quería pensar aquello pero deseaba que la situación hubiera sido ligeramente distinta.

Wonho se sentó a su lado, distrayéndolo de las horribles ideas, y escondió su rostro en el hombro de Mingyu, buscando refugio de la escena que se desarrollaba ante ellos. El moreno le permitió quedarse ahí, porque todo aquello debía ser demasiado para el chico de catorce años; y se enfocó en Seokmin, que estaba sentado frente al ataúd rodeado por las flores. Su madre había intentado mover al castaño de ahí, desesperada por el bienestar de su propio hijo, pero Seokmin se mantuvo en el mismo lugar, resguardándolo sin inmutarse por las personas que daban sus pésames y mostraban sus respetos al recién fallecido.

Y era por esa escena, por sus mejores amigos luciendo tan destrozados como él, tan reacios a aceptar la pérdida, que Mingyu se veía obligado a aceptar la muerte de Wonwoo. Porque cuando todavía eran niños, el azabache le había contado que la mejor forma de despertar de las pesadillas era reconocerlas. Entonces, en su funeral, Mingyu no podía hacer más que repetirlo en su mente como un mantra, con la esperanza de que dejara de ser real si lo decía muchas veces. No parecía hacer efecto.

Un ligero suspiro lo hizo observar al hermano menor de su primer amor, y ahogó un grito al encontrarse con un rostro tan parecido al de Wonwoo que por un momento juró que era él. Tendría que aprender a vivir sin el azabache, a dejar de ver en Wonho retazos del mayor; porque Jeon Wonwoo jamás volvería de la muerte y Mingyu no podía seguirlo –aunque lo deseara, pero no podía abandonar a su familia. Dos días después de lo sucedido, ya no estaba tan seguro.

Incapaz de seguir encontrando recuerdos en el rostro de Wonho, alejó la mirada y encontró a Jeonghan en la misma posición que antes. Sin embargo, el ligero movimiento errático hacía obvio que el mayor lloraba y Mingyu se habría sorprendido antes, porque Yoon Jeonghan nunca lloraba; pero la muerte de Wonwoo había alterado el orden de sus vidas de una manera tan drástica que no le sorprendía. Temerosamente, tomó su mano derecha y la apretó con suavidad, provocando un solloza más fuerte del pelilargo. Jeonghan lo miró –roto, destrozado, perdido en la oscuridad y Mingyu supo que estaba viendo un reflejo de sí mismo –y se recostó en su hombro.

Mil pedazos • MEANIE • |TERMINADA|Where stories live. Discover now