_____ Scott de 19 años. Pelo castaño claro, ojos marrones miel y buen cuerpo. Nada del otro mundo. Es agente del FBI en Califonia gracias a un proyecto de éste.
Un día normal llega a la comisaría y le dicen que tiene un nuevo compañero para el caso...
- Sí, Taylor me dijo que viniera y le noté que estaba un poco subido de tono y vine para llevármelo pero al final creo que no voy a llegar.
- Ve con él, yo me quedo con ella.- Nash asintió y salió corriendo por donde se había ido Taylor. Le conté todo a Alex y viceversa, pasó como media hora las dos sentadas en los taburetes contándonos las historias.
- Te vas a tener que reconciliar con él.- Le dije levantando las cejas rápidamente.
- Cállate, ya lo haré cuando vuelva. ¿Y tú entonces lo has hecho sin protección?
- Sí.- Reí.
- Toma anda tómate ésta pastilla.
- ¿Con qué me la trago?- Alex me pasó el vaso que estaba bebiendo y me tomé la pastilla anticonceptiva.- Vámonos ya.
- Sí vámonos, son las tres pasadas ya.
- Sabes que mañana nos tenemos que levantar temprano, ¿no?
- No me lo recuerdes...
- Tú fuiste la que quisiste venir.- Reí. Llegamos a casa, nos desmaquillamos, nos pusimos los pijamas y puse la alarma para mañana a las diez. Mi alarma sonó y un brazo pasó por mi cara. Era de Alex, habíamos dormido las dos en mi cama y estaba desperezándose. Me levanté y tiré de las sábanas.
- ¡_____! Hace frío.- Bufó Alex tirando de nuevo de éstas para taparse.
- Tenemos que quitarlas. ¡Arriba!- Alex se dio la vuelta para seguir durmiendo. Cogí mi móvil y puse a tope la canción de Marilyn Manson, Sweet Dreams.
- ¡Ah! Venga vamos...- Se levantó, pusimos música y mientras que cantábamos y bailábamos como locas recogimos algunas cosas que faltaban, desayunamos, nos lavamos los dientes y nos duchamos. Yo me puse una sudadera gris en la que ponía Harvard con letras rojas, unos vaqueros verdes oscuros rotos y mis Adidas superstar negras. Me hice un chongo bien hecho. De maquillaje solo me delineé los ojos en forma de gato y apliqué rímel, los labios rojos mate. Me puse tres anillos plateados, cambié los piercings por plateados y en la oreja derecha me puse un que me unía el del cartílago con el de abajo con una cadena. Cogí mis cascos negros y los conecté a mi móvil que tenía una funda negra en la que estaba impresa con letras blancas una frase, "Girl you're a boss."
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Llamamos a Jace para que nos ayudara, bajamos las cajas y cerré bien la puerta. Ya abajo me aguanté las lágrimas, era más duro de lo que creía dejar atrás a Jace, y porque no estaban Nash y Taylor si no hubiera llorado seguro.
- _____, voy a ir a visitarte todas las veces que pueda.- Me abrazó.- Llámame cuando lleguéis.- Sonreímos.
- Te llamaré todas las semanas.- Le di un beso en la mejilla y entré en el coche. Me despedí a través de la ventanilla con la mano, hasta que no ya no podía verle. Todo el camino lo pasé escuchando música de mi móvil e indicando a Alex. Pasamos por Filadelfia, Delaware y Virginia, finalmente llegamos a carolina del norte, concretamente Greensboro. Fueron ocho horas y media de estar sentadas, solo paramos para almorzar. Llegamos a la puerta de mi casa, no me lo creía, tanto tiempo sin venir y por fin estoy aquí. Bajamos y llamé a la puerta y escuché a Malibú ladrar como solía hacer cuando llegaba del instituto. Mi madre abrió la puerta, seguía igual su pelo castaño largo y con esas ondas, y sus ojos miel súper abiertos al verme.
- ¡_____!- Me abrazó fuerte mientras que Malibú saltaba alrededor mía. Me agaché y le rasqué las orejas.
- Hey, te he echado muchísimo de menos grandullón. ¿Cómo has crecido no?- Malibú solo movía el rabo de la felicidad y me empujaba, yo intentaba no caerme.
- Hola.- Saludó amablemente Alex a mi madre.- Soy Alex.
- Sí, es mi mejor amiga. Ella me ha traído.- Dije mirando hacia arriba sentada en el suelo jugando con mi perro.
- Entra, no te quedes ahí.- Le dijo mi madre, yo estaba corriendo con Malibú por toda la casa.
- ¡_____! ¿Recogemos las cosas del coche no te parece?- Me quedé con el brazo levantado porque le iba a tirar la pelota. Asentí y la tiré. Cuando me la trajo le rasqué la cabeza, le di un beso entre las orejas y salí con Alex y mi madre a recoger todas las cajas. Las subimos a mi habitación en la buhardilla. Teníamos sótano para guardar las cosas, entonces uno de mis antojos de pequeña fue tener mi habitación ahí arriba cuando cumpliera los quince y así fue. Estaba igual, con mi cama enorme llena de cojines, la ventana redonda arriba, el escritorio y la silla, y el cuarto de baño que mi padre me hizo.
- ¿Y papá?
- Se ha ido con tu tío a pescar a la costa. Me dijo que se iba a quedar una semana.
- Ah, vale. Alex, ven deja las cosas en el cuarto de invitados.- Le dije a Alex para que me siguiera. Después de dejar las cosas, enseñarle la casa, llamar a Jace, colgar en internet el anuncio de niñera e imprimir carteles para colgarlos mañana, nos llamó mi madre para comer.
- ¡Bajar que ya está la cena hecha!- Íbamos por las escaleras y un olor a lasaña invadió mis fosas nasales. Salí disparada escaleras abajo y oí a Alex gritándome que qué hacía. Llegué al comedor y me senté rápidamente, luego llegó Alex. Comimos riéndonos, contándonos historias y mi madre como siempre preguntando si había alguien interesante allí. Recogimos, luego vimos una película las tres en la televisión de éstas de amor que suelen poner y nos acostamos. Al día siguiente recorrimos las calles de Greensboro colocando carteles Alex, yo y Malibú salió con nosotras. La noche anterior decidí que quería cambiarme el cabello. Cuando terminamos de pegar carteles, fuimos a una peluquería y me teñí casi desde la raíz rubia. Sí rubia. Luego fui a una tienda de tatuajes y me hice el que quería desde hace tantísimo tiempo.
En la muñeca izquierda me hice el triángulo de las reliquias de la muerte de Harry Potter y justo abajo en letras cursivas always. Mi madre me dijo que a los dieciocho me podía hacer lo que quisiera así que ayer me dio permiso y lo he hecho.Pasamos una tarde de chicas, le enseñé a Alex mi ciudad, el instituto donde iba, parques...
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