Cap. 19

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- ¿Eso es lo que has estado haciendo mientras que estabas en Nueva York?- Dijo mi madre riéndose entrando por la puerta con las bolsas de haber comprado.

- Mamá, te tengo que decir dos cosas. La primera es que Elizabeth me ha dicho de empezar esta tarde a las cuatro.- Asintió.- Y la segunda... ¿cuánto le digo que me pague la hora?

- A ver... Si le dices dos dólares la hora, doce horas que te ha dicho que tienes que estar son... Veinticuatro dólares el día. Si vas cinco días a la semana, ¿no era así?- Asentí.- Son... doscientos cuarenta dólares semanales. Al mes son más o menos cinco mil cuarenta dólares. Le puedes decir que esta tarde no te pague, así se sentirá un poco mejor.- Mi cara de asombro no era falsa, ¿a dos dólares la hora puedo ganar tanto?- ¿Qué te pasa?- Me preguntó mi madre.

- ¿No te has equivocado multiplicando?

- Creo que no.- Rió.- Bueno, voy a dejar esto en la cocina, ¿me ayudas a hacer el almuerzo?

- Es que me da pereza...

- ¿He oído un sí mamá claro que te voy a ayudar?- Dijo imitando mi voz.
- Sí.- Le respondí fastidiada. Le ayudé a hacer la comida, comimos, subí a mi cuarto estuve un rato con el ordenador y, a las tres y media, me retoqué el maquillaje, me puse los zapatos y salí rumbo a la casa de Nash. Llegué a las cuatro menos diez y llamé a la puerta. Una mujer con el pelo recogido en una coleta, de color castaño oscuro, ojos marrones y musculosa me abrió la puerta.

- Tú debes de ser _____, ¿no?

- Sí, y tú Elisabeth, ¿no?

- Sí, muchas gracias por venir. Es que me llamaron de Juice Plus, no sé si lo conoces.- Negué con la cabeza.- Es una distribuidora de bebidas energéticas y cosas así... Y me ha llamado para que empiece a trabajar hoy. Bueno, entra.- Rió.- Llegaré sobre las nueve hoy, pero mis hijos van a llegar sobre las ocho, así que te puedes ir antes. Y ah, ¿cuánto me vas a cobrar la hora?

- Un dólar.- Le respondí sonriendo. Sabiendo las cantidades del mes no me parecía justo. Porque Skylynn se ve una niña encantadora.

- ¿Un dólar? Creía que ibas a decir cinco.- Sonrió.- Muchas gracias.- Sacó una cartera e iba a sacar dinero de ella.

- ¡No! Hoy no le voy a cobrar.

- ¡Uy! Eso sí que no, toma.- Me dio diez dólares. Le sonreí.

- Gracias.- Me lo guardé en el bolsillo del pantalón.

- Bueno me voy. Pasarlo bien las dos juntas. ¡Skylynn! ¡Baja mi amor, que me voy!- Skylynn bajó las escaleras de madera corriendo y saltó para que su madre la cogiera. Se despidieron y nos quedamos solas las dos. Skylynn se quedó observándome.

- ¿Yo te he visto antes no?

- Sí, ¿te acuerdas en el Burguer King de Nueva York?- Asintió.- Yo iba con una amiga y tú con tu hermano Nash, y comimos juntos.

- ¡Ah! Sí.- Rió.- Te llamabas...

- Me llamo...

- Shh- Me colocó su pequeño dedo sobre mis labios ya que yo me había agachado para estar a su altura. Después de que pensara unos minutos, finalmente dijo.- No me acuerdo.- Soltó una pequeña risita.

- Me llamo _____.- Reí.

- Es verdad.- Rió.- Que mi hermano te quería.- Dijo y se tapó la boca sorprendida.- No se lo digas, que te lo he dicho, ¿vale?

- Vale.

- ¿Me lo prometes?

- Te lo prometo.- Le saqué el dedo meñique y lo entrelazó con el mío.- Bueno, ¿qué quieres hacer?

- Me gusta tu pelo.- Dijo embobada tocándomelo. Reí.

- Skylynn.- Llamé su atención y me miró, dejando su mano en mi pelo.- ¿Qué quieres hacer?

- Enmm... ¡Quiero jugar a los caballitos contigo! ¡Ven!- Me agarró de la mano y me llevó a su habitación. Por el camino me dijo.- Tengo muchos.

- ¿A sí?

- Sí.- Contestó orgullosa.- Mi hermano Nash también juega conmigo a los caballitos.- Reí con un poco de tristeza. Trabajando aquí creo que va a ser imposible olvidarme de él. Hay fotos de familia por casi todos lados, el cuarto de Skylynn está al lado del de Nash y jugando al pillar hemos entrado, aparte de todo lo que me cuenta Sky de él... El resto de la tarde jugamos a varias cosas, me ayudó a hacer la merienda y después volvimos a jugar. Estábamos tumbadas en el suelo del salón coloreando.

- Wow, ¿quién eres tú?- Preguntó un chaval, más pequeño que yo, con pelo negro y ojos azules desde la entrada del salón.

- Es la niñera que dijo mamá idiota.- Dijo uno más mayor que yo, alto, musculoso, de pelo negro también y con ojos marrones, dándole un golpe flojo en la cabeza.

- Pues yo me la imaginaba vieja, con arrugas y gorda.- Reímos todos, hasta Sky. Me puse de pie y me presenté.

- Pues soy todo lo contrario. Me llamo ______.- Los dos sonrieron.

- Sí y es mi amiga.- Dijo Skylynn sacándoles la lengua en forma de burla.

- También va a ser nuestra amiga.- Le contestó el chico de menor edad de la misma forma.

- Yo me llamo Will.- Se presentó cordialmente dándome la mano.

- Y yo Hayes.- Siguió el otro tirado ya en el suelo jugando con Sky. Se nota que se llevan muy bien.

- Mi madre me dijo que cuando llegáramos nosotros te podías ir.- Asentí.

- Me voy a ir Skylynn.- Me despedí de ella con la mano.

- ¡_____ espera!- Vino corriendo hacia mí y me abrazó. Mientras que me abrazaba me susurró.- No le digas a nadie lo de mi hermano.

- No se lo diré a nadie.- Le respondí igual. Will vino a la entrada, Hayes... No sé qué estaba haciendo.- Will...

- ¿Sí?- Dijo acercándose más. Me ponía un poco nerviosa que hiciera eso.

- Toma, esto me lo dio tu madre por hoy. Pero le dije que no y aun así me lo dio.- Le puse el dinero en la mano. Que mano tan grande tiene.

- Pero si te lo ha dado...

- No digas nada, que no quiero cogerlo.- Reí interrumpiéndole.

- Vale, pero te tengo que invitar a algo.- Me respondió sonriendo. Joder, es igual que Nash.

- Vale, sólo porque no me vas a dejar en paz con el dinero.- Le di con mi dedo índice en su pecho. Reímos.

- ¿Esta noche estás libre?

- Sí.- Sonreí.

- ¿Dónde vives?- Le expliqué mi dirección y quedamos dentro de dos horas, a las diez. Mientras que iba caminando mi móvil vibró y miré el mensaje. Me paré para leerlo tranquila, no podía creerlo.

[FBI] || Nash Grier y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora