Cap. 27

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La casa era como las demás de la manzana, sólo que no cabía ni un alfiler más, todos estaban bailando, bebiendo y haciendo cosas por todos lados. Nash me agarró de la mano para que no me perdiera. Llegamos a lo que era la pista de baile en el jardín trasero de la casa, había gente en la piscina, otras bailando y las demás en la barra.

- ¿Qué se te apetece ____?- Me preguntó Nash.

- Una cerveza sin más.- Reí. Asintió, la pidió y me la dio.- Nash.- Me miró.- ¿Quieres bailar?

- No sé yo ____.- Miró hacia otro lado.

- No me digas que no sabes bailar, si en la misión lo hiciste genial.

- Me llevé horas ensayando con Taylor, además no era este tipo de música, sólo me tenía que dejar llevar.

- Vamos anda.- Reí y le llevé a la pista de la mano. Estaba sonando Ride de Twenty one pilots. Pasé mis manos con la botella por su cuello y él agarró mi cintura.- Sólo sígueme.- Me empecé a balancear y mover los pies al ritmo de la música, él sin preocupación alguna y mirándome a los ojos me seguía. Se acercó más a mí y me besó dulcemente. Él tiempo se paró, todos se quedaron congelados, la música desapareció, sólo estábamos él y yo en la pista besándonos. Fue un momento mágico.

- Sabes que siempre te querré.- Me susurró. Una canción lenta comenzó a sonar.

- Ésta la tienes que bailar de diez, porque no se te da nada mal.- Me aferró más a él y mientras que bailábamos él me acariciaba, me besaba y me hacía estremecer.- Te quiero.- Le susurré durante un beso y me mordió el labio sonriendo. Después de bailar tomamos unas cuantas copas y al fin vimos a Cameron venir hacia nosotros.

- Sierra va a morir esta noche.

- ¿Por qué?- Preguntamos a la vez.

- Está pegándose el lote con uno de su facultad.- Cerró sus puños.

- ¿Y tú qué has estado haciendo todo este tiempo?- Le dijo Nash.

- Yo... Bueno...- Se rascó la nuca.

- Pues no te quejes, porque eres más pequeño que ella.

- ¡VIENE LA POLICÍA!- Se oyó por los altavoces y todos salimos lo más rápido posible de la casa. No podía aguantarme la risa, era demasiado patético ver a todas las putillas cayéndose con los tacones. Nash me llevó a su casa me dijo que se habían ido todos a visitar a una tía o algo así y pasarían la noche. Entramos en la casa y encendió las luces.

- Te tengo un regalo.- Me dijo Nash sonriendo. Me cogió de la mano y me llevó hasta su habitación.

- ¿Tan escondido está el regalo?- Le acaricié el labio inferior con mi dedo índice. Se acercó a mí y pegó su sexo al mío notando su erección.

- Tan escondido no está.- Dijo sonriendo pícaramente. Sonreí. Me pegó contra la pared, sujetó mis manos arriba y comenzó a besar mi cuello.

- Nash, cierra la pue... puerta.- Dije entre gemidos y respiraciones agitadas.

- Pero si no hay nadie.- Rió.

- Sólo hazlo.- Fue a cerrarla y me puse detrás de él rodeando su barriga con mis manos llegando a sus pectorales. Las comencé a bajar y llegué al borde de los pantalones, pasé mis pulgares por el borde y se los desabroché. Se giró y comenzó a besarme intensamente. Me acostó en la cama y aún besándome me quitó el vestido que llevaba tirándolo por ahí. Se quedó observándome con su mirada penetrante y esos labios carnosos que estaban más rojos y sabrosos de lo normal. Me mordí el labio y le agarré del cuello de la camisa que llevaba hacia mí besándole dulcemente. Se separó de mí y me quitó los tacones, dejándome sólo en ropa interior. En un movimiento ágil le empujé debajo de mí y quedé yo arriba con mis piernas a sus lados, me senté en su notable erección haciendo que gimiera, sonreí. Empecé a besarle y poco a poco desabrocharle cada botón de su camisa roja. Me separé, bajé de la cama y le quité los zapatos junto a los vaqueros, él se quitó la camisa. Se colocó encima de mí y pasó su lengua desde mi cuello a mi vientre bajo dejando marcas. Gemí, era demasiado bueno en esto... Subió de nuevo y se paró en mi pecho quitándome el sujetador y las bragas. La verdad es que no me avergonzaba de mostrarle mi cuerpo, me sentía cómoda con él.- ¿Ahora te toca a ti no?- Le señalé sus bóxers rojos en los que se podía notar el tamaño de su amigo. Me puse de rodillas en la cama y le bajé los bóxers. Dios mío. Ya estábamos iguales. Me volvió a recostar en la cama y me besó dulcemente, como yo lo había hecho antes. Empezó a masajear mis pechos y con otra mano introdujo directamente dos dedos en mí. Gemí a la vez que él.

- Estás muy mojada.

- Ya lo sé.- Dije riendo. Me siguió besando y masajeando mi clítoris. De pronto noté como metió dos más y grité mientras que me besaba, él gimió al oírme. En ese momento le di gracias a la abuela de Nash por haber tenido a su tía. Me coloqué encima de él y puse mi feminidad en su rostro, vi cómo se quedó un poco confuso. Empecé a masajear su parte erecta, estaba muy dura, gimió. Noté algo húmedo y me di cuenta de que Nash con una mano en mi cachete, otra masajeando mi clítoris estaba metiendo ahora su lengua. Introduje su pene en mi boca y comencé a succionar y masajear a la vez. Empezamos a gemir a la vez y más rápido.

- Me voy a correr.- Me avisó entrecortadamente.

- Da igual.- Seguí y él se corrió dándome una cachetada. Gemí, no podía más.- Nash...- Me corrí también. Se colocó de nuevo sobre mí besándome salvajemente, sabía un poco salado. Me abrió las piernas, ahora sabría si me cabría o no su amigo.

- ¿Segura?- Asentí, lo necesitaba ya dentro de mí. Me penetró suave, curvé mi espalda agarrando fuertemente las sábanas, gemí en su oído haciendo que él hiciera lo mismo. Subió la intensidad de sus embestidas, mi clítoris palpitaba demasiado por su roce. Después de unos minutos alcanzamos el clímax de nuevo gimiendo fuerte los dos. Salió de mí y se tumbó a mi lado abrazándome por la espalda.- Te quiero Scott.- Me susurró.

- Y yo a ti Grier.- Le respondí dándome la vuelta para besarle.- Creo que voy a tener que irme...- Dije incorporándome de la cama.

- Hey... ¿No puedes dormir aquí?

- No le he dicho nada a mis padres y cuando llegue mañana por la mañana así vestida van a saberlo...

- Que te cubra... Bueno nada.

- ¿Qué me cubra mi hermano?- Reí.- Lo voy a intentar. No te cagues encima.- Me sacó la lengua.

- Muy graciosa.- Dijo con sarcasmo. Fui a coger el móvil del bolso que estaba en el suelo y veía cómo Nash me estaba observando. Marqué el número y me puse el móvil en la oreja.

- ¿Te gusta verdad?- Me señalé a mí misma y se puso rojo. Le di un pequeño beso y me senté a su lado.

- ¿_____? ¿Sabes qué hora es? Son las dos de la mañana...- Nick estaba dormido, se notaba su voz ronca.

- Estaba en la fiesta, cómo te dije, y... La madre de Nash, que sabía que estaba con él en la fiesta, me llamó para que me quedara cuidando esta noche a Skylynn porque ella ha tenido que irse por trabajo que le acababan de llamar.- Nash me miró sorprendido y se acercó a mí para escuchar lo que decía mi hermano.

- _____...- Rió.- ¿Tú estás saliendo con Nash verdad?

- Sí, Nick...- Suspiré.- Cúbreme por favor...

- Está bien, pero usad protección.- Mi cara cambió por completo. Joder, siempre se me olvidaba.

- Adiós.- Me despedí y colgué.

- _____, se me ha olvidado usar condón... Lo siento de verdad.- Me acerqué a él y le besé despacio.

- Hey, tranquilo... Si tengo que dar a luz soy yo, no tú.- Reí.

- No es ninguna broma.

- Tengo pastillas, me las tomaré mañana. Vamos adormir, estoy cansada.- Asintió y nos acurrucamos en cucharita tapados con las sábanas.

[FBI] || Nash Grier y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora