Capítulo 8

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N/E: Ahora que ya sabemos quienes son los de la berlina gris y el coche negro que les seguían, espero poder descansar un rato.
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Sarah llegó a la casa del capitán Smith media hora antes de la cita con John. Un agente custodiaba la puerta de la casa, donde aún trabajaban varios CSI. Preguntó al agente por su hija, cruzando unas breves frases y dejando al mismo con una sonrisa de oreja a oreja recordando a su bebé. Sarah sabía observar. Era su punto fuerte. El agente Williams tenía pequeñas manchas difuminadas de baba con restos de lo que parecía papilla en su hombro izquierdo, seguramente habría salido de casa a toda prisa esa mañana y ni se habría fijado. Ahora tendría que sortear al resto y cumplir con la orden de Gates: "tienes que volver a dejarlo donde estaba". Sabía que Gates se jugaba mucho, no sabía exactamente que era lo que estaba pasando, pero confiaba absolutamente en ella, y le ayudaría en todo lo que pudiese.

Si para Gates era importante, para ella era urgente, ese había sido su lema desde hacía casi dos años, desde el día que se puso bajo sus órdenes y ese seguiría siendo su lema hasta que Gates se jubilase, estuviese donde estuviese.

Entró al despacho de Smith. Saludó al CSI con familiaridad. Y empezó a distraerle con su conversación. Se puso unos guantes y empezó a ojear los papeles sobre el escritorio, tal y como hizo la noche anterior, disimulando. De la misma forma que se había caído un recibo, Sarah dejo caer a propósito una de las facturas, comentando con el CSI su torpeza y agachándose, cuando este volvió a su trabajo dándole la espalda Sarah deslizó bajo el mueble los documentos que había encontrado la noche anterior. Permaneció agachada unos segundos más observando desde esa postura todo el despacho y al estar segura que nadie la había descubierto, se puso en pie y comenzó a realizar su trabajo: "observar meticulosamente toda la escena".

- Albert – le dijo al CSI - ¿Podrías coger una muestra de esta mancha?

Albert se acercó donde Sarah le mostraba. En una de las patas de la mesa del despacho, había una mancha de una sustancia grasa con unas pequeñas partículas blancas, parecía arena.

- Vaya, gracias Sarah, como premio por ayudarme, haré que analicen esto primero – y se volvió hasta su equipo para buscar la cámara de fotos y hacer unas fotografías antes de coger la muestra.

- Buenos días chicos – dijo John desde la puerta del despacho

- Hola sargento – le contestó Albert.

- John – le dijo Sara levantándose y yendo a su encuentro – ¿vamos a por esos vecinos?

- Si has acabado de hacer todo lo que ayer no hiciste… - le contestó gracioso

- Lo siento John, ayer no era mi día – se disculpó la chica – creo que ya he acabado aquí.

- Andando entonces. Hasta luego Albert – y este levantó la mano en señal de despedida mientras tomaba fotografías del hallazgo de Sarah.

Pasaron la mañana interrogando al portero, a los vecinos… pero nadie sabía nada, nadie había visto u oído nada. Todos describieron a Smith de la misma forma, un atento vecino, atento y serio, triste desde que murió su esposa. Jamás había dado problemas, no habían visto a nadie extraño rondando, ni le habían visto con otra persona en los últimos meses que no fuese su hija. Volvieron a la comisaría, y fueron al laboratorio para ver que les podía decir el forense.

Y ahora ¿Que?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora