Capítulo 25. Secretos en la Cueva.

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El Trunks del pasado lloraba desesperadamente mientras Bulma, en estado de shock, intentaba calmarse.

—¡Qué miedo, qué terrible! ¡Mi bebé! ¿Dónde estás? —exclamó, girándose con desesperación. Al ver a su hijo en brazos de Trunks, lo tomó con fuerza—. ¡Ah! Aquí estás, mi pequeño Trunks. Qué alivio... no te pasó nada —susurró, mirando a su hijo con ternura antes de volverse hacia Trunks—. Muchas gracias, joven.

Trunks, nervioso, la observó un instante antes de girarse hacia el resto del grupo, quienes permanecían en alerta.

¿Dónde está mi padre? — pensó.— ¿Por qué no está aquí?

—¡Bulma! ¿Estás bien? —preguntó Raditz mientras se acercaba. Tras comprobar que Bulma estaba a salvo, clavó la mirada en Trunks, notando algo detrás de él—. ¿Quién eres tú? ¿Por qué salvaste a Bulma? —sus ojos se abrieron de par en par al percatarse de la espada que llevaba Trunks en la espalda—. ¿Y por qué tienes la espada real de la familia Saiyajin?

Trunks se tensó, dándose cuenta de que había olvidado que llevaba la espada de su tía. Su identidad ya no podría permanecer oculta.

—Raditz, cálmate —intervino Bulma, colocándose entre los dos—. Este joven me salvó.

—Está bien, Bulma, pero... ¿de dónde sacaste esa espada? ¡Responde! —insistió Raditz, su tono cada vez más amenazante.

Trunks intentó esquivar la pregunta, pero ya no había forma de ocultar la verdad.

—¡Raditz! —gritó Nappa, aterrizando junto al resto del grupo—. ¡Cálmate, hombre!

Raditz gruñó, pero se mantuvo firme.

—Solo responde.

Trunks, visiblemente nervioso, abrió la boca para hablar, pero Piccolo lo interrumpió.

—Ya no tiene sentido ocultarlo más —dijo Piccolo, señalando a Trunks—. Ese joven es él. —Luego apuntó al bebé en brazos de Bulma, que observaba la escena en silencio—. Ese es él.

—¡¿Qué?! —exclamó Raditz, incrédulo.

—Y viene del futuro —añadió Piccolo, con una mirada seria—. El porqué tiene la espada, no lo sé.

Bulma lo miró fijamente, procesando la información.

—Eso significa que tú eres él —dijo, señalando primero al bebé y luego a Trunks—. Y él eres tú. —Tras un breve silencio, sonrió—. Vaya, eres alguien muy serio... ¡temía que crecieras como Vegeta!

Trunks se rascó la nuca, incómodo, pero rápidamente recordó la situación en la que estaban.

—¡Es verdad! ¡Los androides! Tenemos que detener al Dr. Maki Gero antes de que sea demasiado tarde.

Nappa asintió con gravedad.

—Bulma, ¿sabes dónde está el laboratorio de Gero?

—Mmm... leí en una revista de científicos que estaba escondido en lo profundo de las montañas. Era una cueva que transformó en su laboratorio, aunque no especificaba exactamente dónde.

—Está bien —respondió Nappa, asumiendo el liderazgo—. Nos dividiremos en grupos para buscar el laboratorio. Cuando alguno lo encuentre, deberá aumentar su ki para que el resto lo localice. Krillin —se volvió hacia él—, reparte las semillas del ermitaño, por si algo sucede.

—E-está bien —contestó Krillin, mientras distribuía las semillas entre todos.

El grupo se separó. Trunks voló junto a Raditz, mientras Nappa y Piccolo formaban otro equipo. Krillin y Ten Shin Han se dirigieron hacia otro sector, y Gohan acompañó a Bulma y Yajirobe para ponerlos a salvo en un lugar seguro.

Trunks volaba hacia el este a toda velocidad, nervioso por la presencia de Raditz. Había algo en su mirada que le resultaba intimidante... penetrante, incluso.

—Eres Trunks, ¿cierto? —preguntó Raditz, sin apartar la vista del horizonte.

—S-sí —respondió Trunks, notando la frialdad en la voz de Raditz, tal como Gohan y su tía se lo habían descrito en su tiempo.

—Raditz —se presentó el Saiyajin con una sonrisa torcida, aunque sus ojos seguían enfocados en Trunks—. Supongo que pensarás que soy insistente, pero no me importa. Esa espada, ¿de dónde la sacaste? Es mi incógnita. En tu futuro, Vegita volvió, ¿verdad?

Trunks tragó saliva, sintiéndose atrapado. Era cierto, Raditz lo había descubierto. Su tía le había pedido no hablar de ella hasta que encontraran a los androides 17 y 18.

—S-sí, ella está en mi futuro, junto con mi madre.

Raditz sonrió aliviado y luego rio levemente.

—¿Dónde estaba? ¿Está bien?

—No puedo decírtelo. Ella me pidió que no hablara sobre su paradero, y voy a respetar su decisión. Prefiere volver por su cuenta.

—misteriosa como siempre.— Raditz suspiró, resignado.—Está bien... pero al menos dime si será pronto.

Trunks asintió en silencio.

—Con eso me basta.

Ambos guardaron silencio por unos segundos, centrando su atención en la misión.

—Ahora, concentrémonos en lo importante. ¿Cómo son los androides? Explícame su poder.

Trunks le explicó todo lo que sabía sobre los androides, describiendo sus capacidades y el peligro que representaban debido a su energía aparentemente infinita. Mientras hablaban, de repente sintieron un aumento significativo en el ki de Krillin. Sin perder tiempo, volaron hacia su ubicación.

Krillin estaba frente a una cueva oscura, la entrada al temido laboratorio de Maki Gero.

La hermana de Vegeta | 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora