Capítulo 26: El terror de Gero.

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Raditz felicitó a Krillin con un golpe en la espalda.

―¡Bien hecho, enano! ―exclamó, riendo.

―¡Ay! ¡Cállate, Raditz! ―respondió Krillin, con una risa nerviosa mientras todos entraban en la cueva.―Eh... C-chicos, hay algo que debo decirles.

―¿Qué cosa? ―preguntó uno de ellos, intrigado.

Krillin tragó saliva antes de hablar:

―Yo no fui el primero en entrar. Vi a Gero entrar por esta cueva. Está adentro.

Raditz frunció el ceño y lo miró con desaprobación.

―¿Y hasta ahora nos lo dices? ¡Krillin! ―le reclamó con tono severo.

―¡Es posible que ya los haya activado! ¡Raditz, ayúdame!

―¡Sí! ―respondió Raditz con rapidez. Los tres lanzaron ráfagas de energía hacia la puerta de metal, rompiéndola en pedazos. Al atravesar, vieron a Gero luchando con los androides 17 y 18, claramente desesperado por evitar que ellos hicieran algo.

―¡No lo hagan! ―gritó Gero, con el pánico visible en su rostro.

―¿Por qué no? ―preguntó 18, sonriendo con malicia.― ¿Te da tanto miedo que el número 21 este aquí?

― ¿Le tienes miedo ahora? ―añadió 17, burlándose de él.

―¡Cállense! ¡Ella no debería estar aquí! ―protestó Gero con desesperación.― ¡Aún no está lista!

Raditz, sin entender completamente la situación, se inclinó hacia Trunks y susurró:

―¿Quién es el número 21? ¿No eran solo dos los androides?

―Shh... ―le respondió Trunks, manteniendo la calma.

Trunks calculaba las posibilidades. Si su tía estaba de su lado, junto a su padre, Goku, Piccolo, Raditz, Nappa, Krillin, Ten Shin Han y él mismo, tendrían una oportunidad de derrotar a los androides 17 y 18. Pero, ¿qué harían si ella no estaba de su parte? 

Solo le quedaba confiar en el plan de su tía.

―Déjenla dormir ―ordenó Gero, preso del pánico.

―Qué aburrido ―murmuró 17, claramente desinteresado.

―Mejor cállate, viejo ―respondió 18, acercándose a una cápsula que tenía un número marcado en grandes letras: 21.

Raditz se removió inquieto.

―Trunks, tenemos que hacer algo. Es otro androide.

―No ―Trunks lo detuvo―. Espera, Raditz.

―¿Qué? ―preguntó Raditz, confundido.

―Cálmate.

―Es hora de despertar, querida ―dijo 17, mientras abría la cápsula.

Trunks esbozó una sonrisa.

Del interior de la cápsula emergió Vegita. Su mirada era confusa y su ceño estaba fruncido. Trunks notó que algo era diferente. En su futuro, ella vestía otra ropa, pero aquí llevaba un traje similar al de los otros androides, con propagandas de la patrulla roja y con su dígito en varios lugares.

Trunks lanzó una mirada rápida a Raditz, quien observaba todo con los ojos bien abiertos, al igual que Krillin.

―Número 21... ―susurró Gero, temblando de miedo.

La mujer gruñó al verlo.

―Otra vez este bastardo, ¿Qué quieres ahora? ―gruñó, cruzándose de brazos. Su voz era extremadamente calmada. 

―Los cambios de actitud tampoco funcionaron contigo, 21 ―dijo Gero, apretando los puños con frustración.

―¿Y por qué debería importarme? ―se burló ella, junto a los otros androides.

―¡Eres una insolente! ¡Los tres son unos insolentes! ―gritó Gero, perdiendo el control.

―Mejor cállate ―respondió 21 con frialdad.

Raditz, susurrando nuevamente, dijo:

―Ya veo, a esto te referías, ¿verdad?

―Sí, pero no hagas nada hasta que te lo diga ―respondió Trunks. Raditz asintió y ambos continuaron observando en silencio.

―¿Por qué me despertaron? ―preguntó la androide número 21, mirando a 17 y a 18 con desconfianza.

―Vamos, 21, no es nada malo. ¿De verdad creías que te dejaríamos en una cápsula para siempre? Eres demasiado seria ―respondió 17, con un tono juguetón. Ella lo ignoró y apartó la mirada.

Gero, al borde de la histeria, señaló a Trunks y los demás.

―¡¿Qué esperan?! ¡Acaben con esos sujetos! ―gritó.― ¡Su objetivo principal es destruir a Goku y a Vegeta! ¡Ahora, apúrense!

―Hmm... tienes razón ―respondió 18, mientras observaba al grupo con una sonrisa traviesa―. Nuestro objetivo es destruir a Son Goku y a Son Vegeta ―hizo una pausa, mirándolos directamente―, pero no los veo aquí.

―¡Esos sujetos me estaban molestando! ¡Ahora obedezcan, destrúyelos y luego vayan por Goku y Vegeta! ¡Apúrense! ―ordenó Gero.

Trunks, sin perder tiempo, susurró a Krillin:

―Ve por los demás y tráelos aquí. No te verán, apúrate. ―Krillin asintió y salió corriendo, luego comenzó a volar alejándose del lugar.

―Ni siquiera sabes defenderte solo, anciano ―se burló 21 de Gero.― ¿Y qué me importa si te estaban molestando? Yo también lo hago, ¿no?

Gero, lleno de furia, se acercó peligrosamente a ella, con intención de golpearla. Inconscientemente Raditz dio un paso al frente, pero Trunks lo detuvo, negando con la cabeza e impidiendo que avance.

La hermana de Vegeta | 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora