Mi Caso Perdido (Thomas Sangster) (Cancelada)

Capítulo 31

Me desperté gracias a la luz del sol. Bueno en realidad no fue así. Me desperté porque me caí de la silla. Sacudí mi ropa y ví a Thomas dormido como un tronco. Awww que tronco tan adorable.

Algo no estaba bien en mi. Me dolía el estómago mil horrores y la cabeza me retumbaba. Debía ser hambre, así que ignore los dolores y me propuse levantar a Thomas.

Lo sacudí frenéticamente para que se despertará y así lo hizo, me regalo una mirada asesina y se levanto a regañadientes.

-¿Que hora es? -dijo frotándose un ojo.

-No lo se, dejame ver -saque mi celular de mi bolsillo- son las 4:54 de la madruga.

-¿Quieres ir a desayunar? -dijo.

-¡¡Si, muero de hambre!! -dije sobando mi panza.

Tomé mis maletas y ambos nos dirigimos a una cafetería que estaba dentro del aeropuerto. Para ser cerca de las 5 am había bastante gente.

El lugar era grande y tenia un decorado muy minimalista. Nos sentamos en una mesa algo apartada del resto de la otras personas. En ese lugar había desde jóvenes parejas hasta ancianitos tomando sus cafés.

Se acercó una mesera y yo pedí café con leche y un tostado, Thomas se pidió té de limón y facturas de batata.

-Muy fino tu ¿No? -dije riendo ante su pedido extravagante.

- Es mi dinero y pido lo que se me da la gana -dijo con una sonrisa burlona.

-Thomas voy al baño y ya vuelvo -dije agarrando mi mochila.

-Esta bien ve, yo te espero aquí -dijo- Si tu tostado no esta cuando vuelvas no me culpes -dije con un sonrisita.

-Mas vale que no lo toques o te quedas sin día del padre Sangster -dije como mafiosa.

-Con esa cara ni un pelo te toco -dije bajando sus manos.

Salí de la cafetería y me dirigí hacia los baños. Camine por largas hileras de asientos hasta que llegue a el baño de mujeres. Apenas entre me mire en el gran espejo que se encontrar ahí.

Estoy horrible parece que acabo de llegar de la guerra pero a ver ¿Cuando me importo a mí, mi apariencia? Casi nunca así que dándole una menor importancia a mi aspecto me metí en un cubículo.

Ay zanahoria santa.

Ay no.

Andrés.

Con razón mi dolía un montón el estomago. Por suerte traje toallitas y cosas femeninas en mi mochila sino hubiera muerto. Por suerte no me manche el short. Pero igual me cambie porque estoy con esta ropa desde el día anterior. Saque una calza negra que tenia en la mochila y una remera gris algo ancha. Me las puse y ya me sentía algo mejor y mas cómoda. Hice mis necesidades y salí del cubículo.

Me acerque al lavatorio y me lave las manos, me moje la cara e intente peinarme. Milagrosamente tenia algo de corrector así que me aplique un poco en mis ojeras.

Me mire por ultima vez al espejo y ya un poco mas arreglada salí del baño.

Camine con pasos tranquilos hasta llegar a la cafetería, ahí estaba Thomas sentado. Ya habían dejado nuestro pedido y el ni siquiera toco el suyo para esperarme y tomarlo con el. Que tierno.

Me acerque hasta la mesa y me senté.

-Parece que no has tocado nada -dije

-No, te estaba esperando -dijo sonriendo.

-Bueno yo voy a empezar porque muero de hambre si tu quieres seguir mirándome no se -añadí viendo como sus ojos estaban posados en mi.

-Em... Si, si. -dijo sonrojado.