Bueno, de nuevo estaba en mi oficina.
Era hora de ponerse a trabajar. Cogí el teléfono y marqué el número de
mi corredor de apuestas.
–Tony's, Pizzas para Llevar, dígame –contestó.
Le di mi nombre en clave.
–Soy el señor Muerte Lenta.
–Belane –me contestó–, me debes 475 dólares, no puedo tomarte nota.
Antes tienes que hacer borrón y cuenta nueva.
–Tengo una apuesta de 25. Eso hacen 500. Si pierdo, lo cubro todo, por
el honor de mi madre.
–Belane, tu madre me debe 230.
–œSí? Y la tuya tiene verrugas en el culo.
–œCómo? Belane, œtú te has...?
–No, no. Fue otro. Él me lo dijo.
–Bueno, de acuerdo.
–Muy bien, quiero 25 a Mariposa Quemada, ganador, en la 6.À
–Muy bien. Hecho. Y buena suerte, porque parece que te estás
quedando sin ella.
Colgué. –Qué hijo de puta! El hombre ha nacido para pelear por cada
palmo de terreno. Nacido para pelear, nacido para morir.
Me puse a pensar en eso. Y a pensar en eso.
Después me recosté en mi silla, di una buena calada al cigarrillo y eché
el humo haciendo un anillo casi perfecto.

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