ϟ 17. Remus Lupin

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Secret, secret

Cada mes, tu novio, Remus Lupin desaparecía un día completo. No sabías con certeza cuándo es que dejarías de verlo por al menos veinticuatro horas — o a veces más—, y estabas empezando a volverte loca por no saberlo. Ya habías intentado hablar con sus amigos, los llamados Merodeadores, pero ninguno cedió ni un poco.

Estabas esperando a que llegara, porque era el turno de ambos para cuidar los pasillos del segundo piso, ya que eran prefectos de sus respectivas casas —él de Gryffindor y tú de Ravenclaw—, y caminabas de un lado a otro, estirándote los dedos de las manos para mitigar tu impaciencia.

—Hola, preciosa —dijo una voz tras de ti. Giraste sobre tus talones para recibir un beso sorpresa por parte de tu novio. Lo miraste con desagrado y te cruzaste de brazos—. ¿Pasa algo malo?

—¿Qué te pasó en la cara? —reprochaste, pasando un dedo a lo largo de la cicatriz que se extendía por su rostro bien perfilado.

Remus abrió los ojos de par en par, y escudriñó tus facciones antes de responder.
—No es nada, Sirius y yo tuvimos una pelea —mintió.

En este punto, era una ventaja conocer tan bien a tu novio, sus ojos lo decían todo. Remus era un terrible mentiroso.

La ira se acumuló en tu interior y estallaste antes de poder evitarlo.
—¡Es increíble! No puedo creerlo, llevamos un año saliendo y aún no confías en mi. ¿Por qué no puedes decirme la verdad?

—Hope, tranquila. Estoy bien.

—No me pidas que me calme, Remus —reprochaste, señalándolo con un tembloroso dedo—. No sé qué pasa contigo, no lo entiendo. Estás ocultándome algo y no me gusta.

—Vamos preciosa, eso no es verdad —se acercó para estrecharte entre sus brazos, sin embargo, lo empujaste y trastabilló con brusquedad hacia atrás—. Hope, por favor.

—¿Hay algo que quieras decirme? —gruñiste, cruzando los brazos.

Remus se mantuvo en silencio, mirando con tristeza hacia la nada.
Estabas furiosa, pero también triste. Sentías un hueco en el pecho, porque te dolía hasta morir que aquel chico al que amabas no fuera capaz confiar en ti plenamente y te estuviera ocultando algo, algo que quizá lo atormentaba y no podías ayudarlo.

—Sino puedes confiar en mi después de todo lo que hemos pasado, creo que será mejor que lo nuestro termine.

Remus alzó la mirada lentamente y te miró con los ojos anegados en lágrimas. Tu corazón se estrujó, sentiste la necesidad de arrojarte a él y pedirle perdón por ser tan dura, pero fuiste fuerte y limpiaste la gota de agua que salió de tu ojo con rapidez. Lo viste abrir la boca, pero antes de que pudiera proferir una palabra, te diste media vuelta y caminaste con la frente en alto, dejándole solo y con los sentimientos hechos trizas.

(...)

Había pasado más o menos una semana desde que habías terminado tu relación con Remus Lupin. Intentabas hacerte la fuerte y fingir que no te dolía mientras tenías clase con él, o cuando en vez de dirigirte a la mesa de Gryffindor en el Gran Comedor, corrías a la de Ravenclaw sentándote en un rincón, apartada de todos. Antes de salir con él, eras un ratón de biblioteca y no tenías muchos amigos. Aunque la biblioteca no era tu sitio favorito, después de todo ahí se habían conocido. Habías descubierto que una persona era capaz de llorar una y otra vez en un solo día, y que después de eso, podía seguir el suplicio que se antojaba interminable.
James Potter había intentado hablar contigo, lo mismo intentaron Sirius Black y Lily Evans, pero fue inútil.

Harry Potter: Things Donde viven las historias. Descúbrelo ahora