ϟ 16. Sirius Black

15.8K 868 64
                                    

Black and White, it makes a lot of sense

Lucille Withe estaba sentada al borde del Lago Negro, leyendo un libro. Sirius Black la observaba desde lejos, con las manos inquietas y su labio inferior entre los dientes.
Ella era prácticamente la quinta merodeadora, sin embargo él ya no la veía como en un inicio le decía a sus amigos: un chico más —pero con pechos y falda— que se unió a ellos como el cerebro del grupo. Le costaba admitirlo, pero estaba enamorado de ella. Había estado descubriendo nuevos sentimientos hacia ella desde bastante tiempo atrás y en más de una ocasión se lo confesó, pero Lucille nunca lo tomaba en serio, porque era Sirius Black, y nunca se sabía cuando él hablaba sinceramente.
Lucille estaba muy concentrada en el libro, Los Cuentos de Beedle el Bardo, su favorito desde siempre. Iba a la mitad de su historia preferida, cuando Sirius apareció tras ella de pronto. La hizo saltar mientras el encuadernado salía volando por los aires en dirección al estanque. La varita de Sirius fue más rápida y el libro volvió a manos de su dueña sano y salvo.

—¡Mierda, Sirius! —gruñó, con el corazón martillándole en el pecho.

—Qué bonita boca, ¿con ella besas a tu madre? —se burló, sentándose a un lado.

Lucille lo miró fulminante, intentando tragarse el susto que le había causado
—No, pero beso a otros chicos.

Sirius rodó los ojos, intentando fingir que ese comentario no le había afectado en lo absoluto.
—¿No te gustaría hacer algo más divertido que estar leyendo ese aburrido libro?

—No quiero meterme en más problemas —contestó sin mirarlo.

—¡Oh vamos, Lucy! ¿En verdad sigues molesta por eso? Solamente nos quitaron veinte puntos, no es para tanto.

—Fueron veinte puntos a cada uno, Canuto. Perdimos 100 puntos y no pienso perder más; sólo pude ganar 10 hoy, rompiéndome la cabeza haciendo esa estúpida poción y ni tú ni James me ayudaron un poco. ¡Jamás volveré a trabajar con ustedes! —le reprochó, poniéndose de pie, dispuesta a marcharse. Sirius le tomó la mano y ambos se miraron fijamente, él empezando a sentir acaloradas las mejillas.

—Vamos preciosa, no te enojes

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Vamos preciosa, no te enojes... por eso quería invitarte a Hogsmade.

—Hoy no es día de visitar Hogsmade.

Sirius la miró divertido y Lucille supo que no se avecinaba nada bueno.
—Lástima que no poseemos un mapa que nos muestra pasadizos secretos para escaparnos del castillo.

Lucille cambió de expresión rápidamente, haciendo un mohín con los labios que a Sirius le parecía encantador.
—Iré con ustedes sólo si prometes que no pagaré mi cerveza de mantequilla —cedió por fin.

—Está bien, pequeña tacaña. Yo pagaré la tuya.

Y entonces Sirius Black había puesto en marcha su pequeño plan.

Harry Potter: Things Donde viven las historias. Descúbrelo ahora