ϟ 26. Oliver Wood

11.6K 637 73
                                    

Not another thing but quidditch

—¡Lo odio! ¡No es posible que sea tan cruel!

Corrine Moon estaba hecha una fiera. Caminaba de un lado a otro en su alcoba, agitando los brazos en el aire, con la túnica de quidditch levitando cada que cambiaba repentinamente de dirección.

—Tranquila Corrine, sabes que Oliver es así —intentó Katie Bell, tomándole los hombros para detenerla.

—No me pidas que me calme, tú lo viste. ¡Me humilló frente a todo el equipo! ¡Me humilló frente al chico que me gusta! —volvió a estallar.

—Creí que Oliver te gustaba —se burló Angelina Johnson, su otra compañera.

Corrine dejó escapar el aire, exasperada.
—Eso fue hace un año. Marcus Flint estaba ahí, lo vieron, ¿no?

Katie y Angelina se miraron, frunciendo el entrecejo y arrugando la cara. De nuevo Angelina le habló.
—Corrine eso es un asco. Flint es aún más idiota que Oliver. Y es horrible.

Antes de entrar a su quinto año en Hogwarts, Corrine y Marcus habían coincidido en reuniones para familias de sangre pura. Como ambos compartían escuela y grado, coincidieron en más de una ocasión, y Corrine creyó que ese extraño ardor en el estómago que sintió cuando Marcus le dijo que ella le gustaba, era amor. Siempre se habían llevado terriblemente mal, inclusive ella y Oliver Wood eran una pareja bastante buena cuando burlarse de los Slytherin se trataba, más aún de el estúpido Flint. Y era cierto lo que había dicho Angelina, Corrine había estado enamorada del ahora capitán del equipo oficial de la casa de los leones, solo que nunca se atrevió a decirle, y Oliver nunca dio indicios de siquiera sentir atracción por ella.

—Bueno, conmigo ya no es tan malo. Puedo hablar con él para que deje de ser un idiota con ustedes —se encogió de hombros—. Sólo, de verdad necesito saber qué diablos está mal con Wood.

—¿No crees que sea obvio? Le gustas. —Insinuó Katie.

—Nah —siseó Corrine, despreocupada—, él no piensa en otra cosa que no sea quidditch.

Las tres gryffindor se miraron cómplices, y soltaron una unísona carcajada.

(...)

Corrine caminaba por los pasillos con una gran manzana roja a medio comer en la mano. Giró sobre sus talones al escuchar tras de ella las risas de dos estudiantes; muerta de curiosidad, miró hacia todos lados, intentando encontrar el lugar del que los ruidos provenían y se encontró con un armario de escobas. Cuando abrió la puerta, tardó unos segundos más de lo usual en procesar lo que acababa de ver: eran Marcus Flint y una chica de Ravenclaw, besándose apasionadamente. Corrine carraspeó, lo que logró captar su atención. Marcus enarcó una ceja y le miró de arriba a abajo con aires de suficiencia.
—¿Se te perdió algo, Moon?

Lo único que Corrine hizo, fue extraer la varita de su túnica y pronunciar un hechizo para que la puerta se trabara. Caminó aún aturdida un par de metros atrás, donde había visto a Percy Weasley recorrer los pasillos con la enorme insignia de Prefecto colgada en su pecho.
—Creo que alguien está atrapado en ese armario. Deberías llamar a un maestro para que te ayude a abrirlo —le dijo, Percy asintió.

(...)

Faltaban unos minutos para el partido contra Slytherin. Corrine había ajustado el calzado y trenzado el pelo al menos unas cinco veces, llevaba la mirada perdida. Seguía con aquella indescifrable expresión en el rostro. Oliver se paseaba por el vestidor, dando palabras de aliento a sus compañeros, y especialmente al nuevo buscador del equipo, Harry Potter.

Harry Potter: Things Donde viven las historias. Descúbrelo ahora