ϟ 44. George Weasley

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Wedding Day

Eileen se miró en el espejo una vez más, se alisó el cabello y volvió a rociarse perfume. Suspiró, su apariencia no terminaba de convencerla. Después de ver a Fleur en su vestido de novia y a sus amigas Hermione y Ginny, se sentía insignificante. Después de unos segundos, decidió salir de la alcoba, ya todos estaban listos y la ceremonia no tardaba mucho en iniciar.

— Buenos días.— George saludó, recargado al lavabo de la cocina y con una gran taza de café en la mano. Las mejillas de Eileen se cubrieron de rojo, pero los ojos de George brillaron al verla.— Wow, jamás había visto una chica tan hermosa. ¿Tienes novio, lindura?

— Basta George, no es verdad— contestó Eileen, ocultando una sonrisa

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— Basta George, no es verdad— contestó Eileen, ocultando una sonrisa. Él chico caminó hasta ella y le dio un beso rápido en los labios.— Parezco un elfo, no me van bien los vestidos elegantes.

— Entonces debes ser el elfo más increíblemente hermoso y sexy de la historia, amor mío.

Ambos rieron.
Eileen comenzaba a sentirse mejor, pero ese era el efecto que George Weasley siempre causaba en ella.
— No me siento de esa manera, viendo a las demás, luzco horrible.

— No hay palabras para describir lo deslumbrante que te ves. Eres divina Eileen, todo el mundo allá afuera morirá de envidia porque los opacarás con tu belleza. Puedo apostar que incluso te ves mejor que Fleur...— Eileen le tapó la boca, y giró hacia todos lados para inspeccionar si alguien lo había escuchado. George alzó los hombros y volvieron a reír.— No le digas a nadie que dije eso, especialmente a Madame Delacour o va a matarme. Pero es en serio amor mío, nunca te sientas menos que una diosa, porque es lo que eres.

Eileen sonrió y los ojos se le llenaron de lágrimas. Se ciñó a George en un abrazo de oso, consiguiendo que este la alzara en el aire un momento. Una vez más, se sintió la persona con más suerte en el mundo.

— Tú de verdad te ves guapísimo, soy muy afortunada de que seas mi novio, Georgie— soltó un cumplido ahora ella, jalándolo de la corbata para darle un beso más largo.

— Lo sé, ni siquiera esta cosa es capaz de hacerme un poco menos atractivo.— Dijo mientras se palpaba la venda que le rodeaba la cabeza y el pequeño cono de papel que sobresalía de su oreja.

Eileen negó con diversión. George profundizó el beso, tomándola desde la cadera para pegarla más a él.
— Vas a arruinarme el maquillaje— a penas fue capaz de hablar, la voz se le cortaba mientras sentía los labios de su novio besarle el cuello.

— No me interesa.

La tomó de las piernas para cargarla y empezó a subir las escaleras con ella colgada.
— Georgie, la boda casi inicia— soltó la chica entre jadeos.

— Pueden esperarnos, tranquila. No es como si fuéramos muy necesarios.

Ambos pararon de golpe y se miraron con los ojos bien abiertos, porque claro que eran necesarios: eran los padrinos de boda. Eileen era mejor amiga de Fleur desde pequeñas y como el gemelo Weasley era su pareja y hermano de Bill, fueron los candidatos perfectos. Ambos se apresuraron a arreglarse de nuevo y corrieron a la ceremonia.

(...)

George no podía dejar de mirar a su novia mientras bailaban, ya iniciada la celebración. Tampoco dejaba de robarle besos fugaces y uno que otro toqueteo indecente que hacían a Eileen sonrojarse más de lo usual.
— ¿Puedes mantener tus manos quietas un momento?— musitó ella, empujándole con delicadeza.

— No, realmente no puedo...— se acercó para susurrarle.— No terminamos lo que empezamos allá adentro... y sabes que dejarlo a medias no es una opción.

Se quedó quieta, meditando las opciones. Observó a todos a su alrededor para asegurarse de que nadie los miraba, entonces asintió y George la jaló del brazo para llevarla consigo.
Cuando estaban a punto de llegar a la Madriguera, se giró para verla de frente, teniendo que encorvarse para quedar cara a cara.
— ¿Sabes? Muchas cosas han pasado por mi cabeza desde que te vi bajar en ese vestido. La primera, como ya te dije antes, es que luces perfecta, pero no sólo hoy sino que siempre,— le tomó la mejilla y ella sonrió con timidez— otra es que, a mis ojos no existe nadie más que tú y, estando en esta boda...

Le soltó la cara y se hincó en una rodilla. Eileen se llevó ambas manos a la boca.
— Sólo pienso lo maravilloso que sería despertar a diario y ver tu hermoso rostro a mi lado, verte vestida de novia y llamarte Señora Weasley...

— ¿Te imaginas cuántas Señoras Weasley habrá?— interrumpió en un susurro, no pudiendo evitar el comentario.

George y ella no pudieron reprimir una carcajada. Era increíble la buena pareja que hacían, el humor no solamente era cosa del gemelo.
— Eileen, déjame terminar.— Se puso serio de nuevo y ella se mordió el labio.— Y, quería preguntarte si... ¿te gustaría ser mi esposa?

El murmullo de la fiesta llegaba hasta donde ellos estaban, sin embargo, en ese momento no existía nadie más en el mundo para ellos. La luna bañaba el rostro de la chica, lleno de lágrimas de felicidad y emoción, y él la miraba expectante, esperando una respuesta.
— ¡Sí! ¡Me encantaría tu esposa, George Weasley!

La cargó en brazos y dieron un par de vueltas antes de fundirse en un profundo beso.
— Bien, ahora vamos a la casa. En verdad quiero hacerte mía luciendo así— habló de pronto, recorriéndola de pies a cabeza con la mirada. Eileen le dio un golpe en el hombro.

— Bueno, pero tiene que ser rápido.

Cuando iban a entrar a la casa, observaron una luz azul entrar como meteorito a la carpa de la boda. Ambos se miraron, extrajeron sus varitas y corrieron hacia ahí, para después combatir juntos en el ataque a la Madriguera. Pero ya no como una pareja de novios, sino como prometidos.

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