Capítulo 7

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Narra Alv:

Hoy Oliver no se puede quejar, he llegado media hora antes al teatro. Si piensa que es porque no quiero que me vuelva a echar la bronca se equivoca. Llevo toda la noche sin dormir pensando en qué pasará hoy, por lo que he preferido venirme al teatro, sentarme en el escenario y esperar a que llegue.

Éste es el único sitio que me relaja. Llevo más de media vida encima de un escenario y lo que a la mayoría de la gente le produce una taquicardia a mí me ayuda a perder los nervios. Para muchos una terapia perfecta es el yoga, para mí sentarme y observar todo el teatro, los focos, las butacas... es la mejor sensación del mundo.

O eso creía hasta ahora. Ana está entrando al teatro, por el pasillo central del patio de butacas. Nunca la había visto sonreír tanto, nuestros ojos se encuentran y ahora sí que experimento la mejor sensación de mi vida. Dios, no puedo apartar la mirada de esos ojos marrones. Se ha sentado en la primera fila sin dejar de mirarme.

- Álvaro, Álvaro, ¿estás bien? –Sara me despierta pasando la mano repetidas veces delante de mis ojos.

- ¿Qué? –respondo con cara de pánfilo. Dios, esa chica no puede perderme más.

- ¡Buenos días chicos! Empezamos el ensayo. –entra Oliver en el teatro, joder vaya energía –Hombre Ana, ¿qué tal? Siéntate a mi lado como el otro día. Me vinieron muy bien tus consejos, como sigas así soy capaz de contratarte. –Sí por favor, le suplico si quiere. –Bueno, ¡empezamos!



Narra Ana:

Alv se pone en pie y comienza la escena. En ésta ocasión están él y Sara solos en el escenario. Es una especie de discusión en la que Rachel, el personaje que interpreta Sara, está furiosa con Jhon, el personaje de Alv. Por lo que me ha contado Sara ellos dos son hermanos separados desde pequeños, aunque él no lo sepa. Jhon ha empezado a trabajar en la comisaría de policía en la que lleva años Rachel y ésta le ha reconocido al instante.

En esta parte de la obra a Mr. Policía Buenorro se le ha escapado un asesino del coche patrulla y Rachel, la inspectora a su cargo, está acordándose de su familia entera.

De repente, Alv está a escasos centímetros de la cara de mi mejor amiga. ¿En serio intenta besarla? ¡SARA POR DIOS APARTATE! ¡POR FA-VOR! Antes de que sus labios se toquen Rachel se aparta y le da un tortazo. Oh Dios mío, ha sonado pero bien. Sara sale de escena.

- Vale chicos, ha quedado muy bien. ¿Tú que crees Ana? –me pregunta Oliver.

- Ha sido muy creíble pero, ¿Álvaro no perderá los dientes como Sara siga dándole tortazos de esa manera?

Los tres ríen a la vez. ¿Qué narices les pasa?

- Tranquila, no me ha pegado. Son secretillos del teatro. –Dios. Dios, Dios, Dios. ¿Habéis oído cómo ha dicho "secretillo"? Me encanta cuando pone esta voz tan sexy. Es la misma que ponía en el "Born to be together" cuando cantaba Shut Up And Dance. –Mira, sube. Ya verás cómo no me hace nada.

Cuando subo al escenario veo que tienen razón, menos mal.

- Sara, ¿puedes venir un momento? –Oliver llama a Sara y nos deja a Alv y a mí solos en el escenario.

- ¿En serio te has asustado? –Alv me abraza por detrás y yo pego un saltito. Se me ha puesto la piel de gallina. –Tranquila, que de momento no te voy a morder.

- ¿De momento? ¿Tú que quieres hacer conmigo, Gango?

- Luego te lo cuento. A mí me toca ensayar la siguiente escena pero después va una en la que salen todos menos yo. La empiezan desde cero así que estarán un buen rato. Ponle alguna excusa a Oliver y nos vemos en los camerinos. Te espero en el mío, es el del fondo a la izquierda. –me guiña el ojo y vuelve a su posición en el escenario.

Ya me estoy poniendo nerviosa. ¿Qué excusa me invento? ¿Y si me pierdo en los camerinos? Ana, tranquila, respira. Tengo ganas de saltar y de hacer el pino, aunque no sepa. Creo que me va a dar un ataque de hiperactividad, ¿o era imperactividad?


Narra Alv:

Digo mi última frase y se termina la escena. Oliver anuncia que van a empezar con la nueva en la que yo no salgo, entonces me disculpo y bajo a los camerinos. Espero que Ana se invente una buena excusa y no nos pille nadie porque no aguanto más.

Ayer cuando estuve con Dani por la noche, después de que terminase la comida que acabó en cena, me dijo que no sabía cómo podíamos aguantar tanto. Nos hemos quedado a medias tantas veces que cada vez que la veo mi pantalón está a punto de explotar. Por eso hoy me he puesto una camiseta más larga y ancha de lo normal. Por lo menos disimula algo.

A los cinco minutos de llegar a mi camerino oigo unos pasos bajando las escaleras. Se me acelera el pulso, ¿esta vez será la buena? Esperemos que sí porque no puedo más.

- ¿Alv? –pregunta abriendo la puerta. Dios, mi nombre suena tan bien saliendo de su boca -¿Estás ahí?

- Sí, pasa.

En cuanto cierra la puerta la beso. Al tocarse nuestros labios la temperatura de la sala aumenta exponencialmente. La cojo por la cintura y rodea mi cadera con las piernas. La siento sobre el tocador sin dejar de besarnos. Me intenta quitar la camiseta y yo sin dudarlo le ayudo. No sé qué parte de su cuerpo me queda por tocar así que paso a quitarla la ropa, empezando por la camiseta y siguiendo por el short.

Baja del tocador en ropa interior y me guía hasta el sofá, besándome, por supuesto. Me ayuda a quitarme los pantalones y la veo cómo observa el bulto que ahora mismo está a punto de romper la tela de mis bóxers. Saca una sonrisa pícara y se tumba en el sofá, pidiéndome que me tumbe encima de ella. Coloco las manos a ambos lados de su cabeza y sigo besándola. Se engancha con las piernas a mi cintura para que estemos lo más juntos posible y yo la beso el cuello. Me encanta cómo huele, si existiera un Eau de Ana se agotaría en el momento que saliese a la venta porque me haría con todos los frascos que estuviesen a mi alcance.

La desabrocho el sujetador y juro que nunca he visto unos pechos tan preciosos, ¿puede ser posible que esté viendo a la futura madre de mis hijos? En este momento lo que deseo es que me deje practicar para un futuro.

- Quítate los calzoncillos, te van a explotar y yo no puedo aguantar más. –me suplica.

Dicho y hecho, me separo un poco de ella, la quito las braguitas (que no es que tapen mucho) y me deshago de mis Calvin Klein nuevos. Antes de volver a tumbarme en el sofá saco del bolsillo trasero de mi pantalón un condón. Vale que quiera que sea la madre de mis hijos pero no tan deprisa.

Antes de ponérmelo la doy un beso ligero en los labios y... Llegó el momento; Gango no me defraudes.

Cuando se la meto gemimos a la vez y toda la tensión sexual que había entre los dos se transforma en puro placer. La cara de Ana hace que me quede embobado mirándola, no puede estar más perfecta.

- Alv, no pares, ahora no por favor. –se queja. Álvaro, ¿te quieres concentrar a lo que estás? Empánate después.

- Lo siento, es que estás preciosa así. –la sonrío y me besa. ¿Puede ser esto más perfecto?

Los gemidos, el sudor, su cara de placer... Dios como me pone, tanto que creo que me voy a correr de un momento a otro.

- Ana, creo que...

- Un poquito más, estoy a punto, sólo un poquito.

Aguanto lo justo para que lleguemos los dos a la vez al orgasmo. Wow, que sensación. ¿Es posible que nunca antes haya sentido esto?

- ¿Y si te confieso que nunca había sentido algo así? –me dice.

- ¿Cómo? ¿A ti también te ha pasado?

Nos sonreímos, se acurruca en mi pecho y nos quedamos en esa posturahasta que oímos un "¡DESCANSO!" de Oliver. 

Nota mental: Los príncipes azules no existenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora