Narra Alv:
Casi no aguanto a cerrar la puerta de abajo. Doy un portazo que retumba en toda la casa. Cojo a Ana en brazos y corro escaleras arriba. Lo de hacerlo en los escalones es tentador pero seguro que no me deja.
- ¡Espera! –me dice –Déjame beber agua, estoy seca.
Baja de mis brazos y entra en la cocina. ¿Se puede saber por qué me ha cortado todo el rollo? Espero en el pasillo a que salga pero el tiempo pasa y nadie viene a mi encuentro. Me asomo y veo cómo se ríe. ¡Será!
- ¿Cómo puedes aguantar tanto? Me llegas a hacer esto y te arrastro de los pelos a la cama.
- ¿Hasta la cama? ¿Ahora? –contesto con otra pregunta. Con el brazo arrastro todo lo que hay en la encimera hacia un lado, la cojo por debajo de los glúteos y la siento en ella. Esta vez no me quedo con el calentón y no voy a ser capaz de llegar a la cama.
Besos, besos y más besos mientras mi mano recorre todo su cuerpo y ella me revuelve el pelo y me levanta la camiseta, hasta que se aparta treinta segundos de mi boca, que parecen trescientos, y tira de ella hasta que la saca por mi cuello y cabeza. Ya no puedo más, voy a explotar. Saco un condón del bolsillo de atrás de mis pantalones, lo dejo al lado de Ana y los quito. Después empiezo a desnudarla hasta que consigo quitarle el bikini mientras ella me pone el preservativo. Está claro que los dos nos morimos de ganas.
- ¿Sabes que me da mucho morbo hacerlo en un encimera y más en la de mi casa? –confiesa Ana antes de que yo... Oh Dios, por fin.
Como Ana está sentada tengo que llevar yo el ritmo mientras ella tira de mí para estar lo más pegados que sea posible. Decido ir despacio, no quiero que este momento termine. Hasta que Ana se propone provocarme y empieza a morderme el labio. Entonces mi ritmo empieza aumentar y yo no puedo más. Me corro mientras apoyo la cabeza en el hombro de Ana y ella me tira del pelo.
Cuando baja de la encimera compruebo que ella también ha llegado al orgasmo.
- Creo que nos va a tocar limpiar. –le digo. Se ríe y me abraza.
- Acabas de cumplir una de mis fantasías sexuales, ¿lo sabías?
Narra Ana:
Después de que uno de mis sueños más deseados se haga real decidimos cenar algo para reponer fuerzas. Hago mi especialidad: patatas fritas.
- ¿En serio son tu especialidad? –me pregunta.
- ¿A que me han quedado bien?
Alv se ríe y niega con la cabeza intentando decir que es imposible que yo esté tan loca. Pero no estoy loca, sólo soy especial. Mi móvil vibra de repente.
Olga: Sara, Ana, ¿podéis venir el sábado a Valladolid?
Termino de leer y recibo una llamada de Sara.
- Es Sara, pongo el altavoz. –le digo a Alv y descuelgo el teléfono –Dime.
- ¿Os apetece salir pronto de aquí e ir a Valladolid? Si ha preguntado Olga tiene que ser importante.
- ¿Me estás proponiendo madrugar? –pregunto.
- También puedes ir sin dormir, eso lo dejo a tu elección.
- Me parece buena idea. –interviene Alv.
- Bueno, ¿entonces le digo a Olga que sí?
- Vale. –contesto.
- Perfecto. Os dejo seguir a lo vuestro. ¡Cuidado con los condones! –y cuelga. ¡Será capulla!
Sara: Llegamos a la hora de comer.
Olga: Perfecto, todo el mundo a las dos en La meji.
Están de acuerdo. ¿Qué estará organizando Olga? Algo importante tiene que pasar para que nos reúna a todos.
- Bueno, así te presento en sociedad.
- ¿Voy a sufrir más que con tu familia? –pregunta Alv.
- No, tranquilo, todos los del grupo son, bueno eran, Auryners.
- ¿En serio? –yo asiento –Entonces estoy de acuerdo en salir más pronto de aquí.
Me río. El pobre lo ha pasado mal estos días. Lo del puñetazo de hoy ya lo ha rematado. Menos mal que nos queda un día aquí, sino me quedo sin novio. Bueno, yo también moriría porque Oliver me tiraría contra los focos por dejarle sin protagonista.
Mañana me toca terminar de recoger todas mis cosas. Tengo la habitación patas arriba, todo lleno de cajas. ¡Mi vida en unas cajas! Qué penoso. Aunque el sábado sólo llevaré lo imprescindible a Madrid y Roberto me llevará el resto la semana que viene porque vamos cuatro en el coche y no hay sitio.
¿En serio me voy a ir a vivir a Madrid? ¿Con Alv? Yo todavía no me lo creo.
Narra Alv:
Nuestro plan para esta noche no es otro que ver una película abrazados en el sofá. Parece una tontería pero es una sensación increíble que nunca había experimentado. Lo que estamos haciendo ahora, en este preciso momento, nunca antes lo había hecho con otra chica y, que sea Ana con la primera que lo haga, simplemente me encanta. Sin hablar, sólo intercambiando miradas, ya sabemos lo que pensamos. No hacen falta las palabras, no hay silencios incómodos. Sólo ella y yo.
Cuando termina la película con el beso final, como las buenas películas románticas, Ana me abraza con más fuerza que nunca.
- Gracias. –me susurra al oído.
- ¿Gracias? ¿Por qué?
- Por ser el hombre de mi vida, mi príncipe verde. –sonrío. ¿Su príncipe verde?
- Ana.
- Dime. –me dice mientras me da besitos en el cuello. Levanto su cara y hago que me mire directamente a los ojos.
- Te quiero. –dos palabras. Dos palabras que salen de mi boca. Dos palabras que salen de mi boca y que digo con toda la sinceridad con la que alguien puede decir dos palabras. Sí. Es lo que siento.
Ana me sigue mirando directamente a los ojos y veo cómo los suyos se empañan y cae una lágrima por sus mejillas. Nos fundimos los dos en un beso, un verdadero beso de película. A mí también se me escapan las lágrimas.
Me ahorraré detalles. Ahora simplemente hacemos el amor.
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Nota mental: Los príncipes azules no existen
FanficAna está pasando un momento de bloqueo en su vida, su última relación fue un auténtico desastre y no puede olvidarla. Decide pasar una parte de su verano en Madrid, desconectar e intentar olvidar junto a su amiga Sara. Álvaro decidió dedicar su...