Nota mental: Los príncipes azules no existen

Epílogo

           

Narra Ana:

Acabamos de llegar a casa de mis padres. La boda ha sido fantástica. Después de... bueno del gran momento, la vuelta de Auryn se ha celebrado con cinco canciones más. Después han bajado del escenario y han dado paso al DJ que los novios habían contratado.

-     Estás loco. -le digo mientras me pongo el pijama.

-     Loco por ti, ya lo sabes.

-     Dios, no me lo esperaba. Ha sido perfecto, gracias.

Entonces Alv me abraza por detrás. Me acabo de quitar el vestido, por lo que estoy en ropa interior.

-     Si no fuese porque tus padres están en la habitación de al lado...

-     Alv, es tarde. Mañana tenemos que ir temprano a Madrid.

-     ¿No podemos celebrarlo ni un poquito?

-     Ponte el pijama, anda.

-     ¿Y si yo te lo pongo a ti y tú a mí?

Acepto. Tendré que compensarle con algo después de todo lo que ha hecho esta tarde.

Me pide que me siente al borde de la cama y me desabrocha, muy poco a poco, los tacones. Mis pies sienten un gran alivio. A continuación, llegan las medias. Dios, ¿cómo es capaz de hacerlo con tanta sensualidad?

Antes de que se deshaga de mis braguitas y del sujetador, me pongo en pie y le desabrocho la camisa, poco a poco, provocándole.

Finalmente acaba en calzoncillos, me abraza y me tira a la cama, donde me besa mientras me desnuda totalmente. Creo que voy a sucumbir a sus deseos...

De repente, suena mi móvil.

Son las cinco de la mañana, ¿quién narices llama a estas horas? Cuando miro la pantalla veo que es Sara.

Un momento, ¿qué hace Sara llamándome en su noche de bodas? Tiene que haber pasado algo grave sí o sí.

-     ¿Qué ha pasado? ¿Estás bien? -pregunto en cuanto descuelgo.

-     Sí, yo si...

-     ¿Y Álvaro?

-     También...

-     ¿Entonces qué coños pasa, Sara?

-     ¿Me vas a dejar hablar?

-     Sí, perdona.

-     Me han llamado de Madrid, del hospital... Oliver está muy mal. Álvaro y yo nos vamos a Madrid ahora. He pensado que lo deberíais saber. -yo no digo nada, me he quedado en blanco. - ¿Qué vais a hacer?

-     ¿Cómo de mal? -consigo decir.

-     Se está muriendo, Ana.