Narra Ana:
Abro la puerta de la habitación y ahí está. En el sofá, acurrucado y enrollado en la manta, dormidito como un bebé. Podríamos haber estado los dos en esa postura si no fuera por mi desconfianza. ¿Qué hago? ¿Le despierto? Necesito quitarme ésta angustia del pecho así que, egoístamente le despierto.
- ¿Alv? –le digo tocándole el hombro –Alv, por favor, despierta. Necesito hablar contigo.
- ¿Qué pasa? –me pregunta aturdido.
- Necesito explicarte todo, necesito que me escuches. No quiero que ésta relación se acabe por nada del mundo. Por favor necesito que me des una oportunidad para acabar con todas estas inseguridades de una vez por todas.
- Vale, tranquila. –da un par de palmadas a su lado en el sofá indicándome que me siente. –Explícate.
Respiro hondo y me dispongo a soltar todo lo que llevo dentro, todo lo que he intentado decirle desde la primera vez que me quitó las bragas y vi que esto podía llegar a ser algo serio. Sí, me di cuenta cuando me cogió las bragas y no quería devolvérmelas.
- Está bien, primeramente: lo siento, siento haber desconfiado de ti. Ya me ha dicho Sara que a ella no la habían dicho nada pero lo de la sesión es cierto. Lo siento, pero la desconfianza reinaba en mi relación con Iván y aunque esto sea una relación completamente nueva necesito tiempo para poder confiar en ti. Llevaba mucho tiempo intentando contarte esto y creo que es el momento justo para hacerlo: cuando estaba con Iván la relación se basaba en la desconfianza. Todo empezó cuando, al año de empezar a salir, le pillé con mi amiga (ahora ya no) en la cama. Imagina, tú llamas a su casa un día y te encuentras con la puerta medio abierta y tu novio con tu mejor amiga haciéndola lo que "supuestamente" sólo te hacía a ti. Decidí darle una segunda oportunidad, pero ya nada era igual. Había días buenos, pero casi todos eran malos no, peores. Sé que debería haberte dicho esto antes y haberte pedido tiempo, pero nunca he encontrado el momento hasta hoy. Y te vuelvo a repetir que lo siento, lo siento mucho Alv.
Narra Alv:
¡Será cabrón! ¿Cómo se puede ser capaz de algo así? No me lo explico. Ahora entiendo por qué Ana pensó que Lara quería tontear conmigo y tenía dudas de mí. Cuando termina de hablar no sé qué decir así que simplemente la abrazo y la digo que no pasa nada.
- Joder, he sido un auténtico gilipollas. Tendría que haberme dado cuenta de que todo esto venía por el capullo que tenías como novio.
- Ha sido culpa mía Alv, tendría que habértelo contado cuando empezamos a salir. Pero por favor, entiéndelo. No quiero perderte.
- Ana, mírame. –la cojo la cabeza con mis dos manos y guío su mirada hasta la mía –Ya está, todo olvidado, ¿vale? No ha pasado nada.
Vuelvo a abrazarla y rompe a llorar, sólo sabe decir "te quiero" en este momento, el cual pensaba que no llegaría nunca. No me esperaba que Ana viniese tan rápido, pero tenía claro que si cuando me despertase no había venido todavía, iba a ir yo a hablar con ella. No quiero perderla por nada del mundo, no puedo ni quiero.
Intento parar sus lágrimas, empiezo a darle besos en el cuello, creando un camino hasta su boca mojada por las lágrimas. Un beso salado que es el más dulce de la tarde. Ya no aguantaba más, es un pecado no besar esos labios.
Dicen que lo mejor de las discusiones son las reconciliaciones, ¿no? Pues resumiré la noche en cuatro palabras: AMOR Y SEXO SALVAJE. El resto lo dejo a la imaginación, porque lo que de verdad ha pasado en ese sofá sólo lo sabemos ella y yo, Ana y yo, MI novia y yo.
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Nota mental: Los príncipes azules no existen
FanfictionAna está pasando un momento de bloqueo en su vida, su última relación fue un auténtico desastre y no puede olvidarla. Decide pasar una parte de su verano en Madrid, desconectar e intentar olvidar junto a su amiga Sara. Álvaro decidió dedicar su...