Capítulo 11

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Narra Alv:

            

Me despierto y escucho el ruido del agua cayendo. Ana está en la ducha, ¿cuándo narices se ha levantado? Pienso en meterme con ella para darle los buenos días en condiciones pero la suena un WhatsApp con un tono diferente al que tiene para el resto y me entra la curiosidad.

          

  

Enano: Te echo de menos. Necesito hablar contigo. Llámame cuando puedas por favor.


¿Enano? ¿Un corazón? ¿Que la echa de menos? Álvaro no te aceleres.

No, no puede ser. ¡¿En serio tiene a otro?! ¿Por qué cojones se ha liado conmigo si tiene a otro dónde sea que esté? ¿A caso quiere jugar conmigo? Joder, y yo que creía que Ana era la chica definitiva. ¡Si es que estoy enamorado de ella hasta las trancas!

Nunca había hablado con mi madre de una chica y anoche la estuve contando que a lo mejor organizaba una comida en casa para presentársela a mi familia.

¿Cómo he podido ser tan imbécil? No existe el amor verdadero. Mira que te lo ha dicho veces Gango, pero esto te pasa por gilipollas, por enamorarte al poco de empezar a salir con una chica.

Bueno, técnicamente no estamos saliendo. ¿Será de esa clase de personas que tiene una pareja liberal y va en busca de aventuras? Sinceramente no tenía pinta de ello pero quién sabe...

Dios, como no salga de la ducha pronto voy a terminar volviéndome loco. ¿Enano? ¡¿En serio?!





Narra Ana:

Salgo de la ducha y Alv tiene la cara hecha un cuadro. Está sentado en el borde de la cama, agachado y con la cabeza entre las piernas. Nunca le había visto así.

-     Alv, ¿estás bien? –le pregunto preocupada.

-     ¿Debería de estarlo? –se ha puesto a la defensiva.

-     En serio, si tienes algún problema conmigo cuéntamelo, no soy adivina, no te voy a leer la mente.

-     Aquí la que tiene un serio problema eres tú, que crees que puedes jugar con los sentimientos de la gente cuando y como te dé la gana. Y te voy a decir una cosa: NO PUEDES. Porque no soy de piedra, ¿sabes? Y me acabas de hacer el corazón trizas.

-     Pero, ¡¿qué he hecho?! ¡Si yo no he hecho nada!

-     Llevas haciéndolo desde el principio, ¿no te das cuenta, en serio? –Alv señala mi móvil y yo desbloqueo la pantalla. Mierda un mensaje de Iván. Doble mierda, se me olvidó cambiar el nombre, tendría que haber borrado el número.

-     Alv, esto tiene una explicación. Por favor déjame...

-     ¿Una explicación? ¿Qué explicación? ¿Qué tienes un novio en Galicia a quién estás poniendo los cuernos conmigo porque te apetece entretenerte un rato? Pobre chaval de verdad...

-     ¡¿Me quieres escuchar antes de meter la pata hasta el fondo?!

-     Mira paso de explicaciones, yo... -está a punto de salir por la puerta.

-     ESE A QUIEN LLAMAS MI NOVIO ES MI EX Y NO SÉ PARA QUÉ QUIERE HABLAR SI YA ME DEJÓ CLARO QUE NO QUERÍA NADA CONMIGO CUANDO ME DEJÓ LLORANDO EN MEDIO DE LA CALLE HACE TRES MESES. –se da la vuelta hacia la habitación, dejando entreabierta la puerta. Seguro que me ha escuchado toda la planta.

-     ¿Qué? –contesta perplejo.

-     Puedes leer las conversaciones si quieres, también puedes preguntar a Sara y a mi primo, no quiero saber nada de él y no sé por qué justamente hoy ha mandado esto.

-     Joder, lo siento. Soy un paranoico.

-     Alv, ¿tú me quieres?

-     ¿A qué viene esa pregunta ahora?

-     ¿Por qué has pensado que estaba con otro? ¿Qué somos Alv?

-     ¿Cómo que qué somos?

-     ¿Novios? ¿Un lío? Necesito ponerle un nombre a esto antes de volverme loca...

-     Ana, tú y yo... nunca podremos llegar a nada serio. Lo siento, esto no puede ser. La habitación está pagada, puedes quedarte hasta las doce.

Alv sale de la habitación pegando un portazo y yo no puedo dar crédito a lo que acaba de pasar. Primero estaba celoso por un mensaje y ahora dice que lo nuestro no va a llegar a ninguna parte, ¿tiene coherencia? Ninguna.

No lo puedo creer. Me están entrando unas ganas terribles de llorar y las lágrimas ya resbalan por mis mejillas.

          

Ana: ¿Puedes venir a recogerme? Te envío la dirección.

          

  
Sara: ¿Qué ha pasado?

          

Ana: Ven por favor, te necesito.

A los diez minutos veo desde la ventana cómo Sara aparca en frente del balneario y se dirige hacia el interior. Me saca de ésta pesadilla y una vez montadas en el coche me pregunta sobre lo sucedido. Ha sido todo tan rápido que casi no me lo creo.

Cuando Sara para el coche y baja no dice nada, simplemente me abraza porque me conoce lo suficiente como para saber que en este momento no necesito hablar, simplemente pido un hombro en el que llorar y eso es lo que me da. Sólo me apetece llorar.

Nota mental: Los príncipes azules no existenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora