Capítulo 32 "Camila le echa la culpa al mesero"

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Camila tapándose la cara con sus manos, con mucha vergüenza le dice —entonces… ¿nunca me podrás querer? Porque yo soy muy sincera y te diré que tu corazón no puede estar cerrado para no amar, la vida se trata de amar, y no podrás seguir así por mucho tiempo, y cuando vos estés más tranquilo, más fuerte, yo estaré sólo para vos. Te esperaré, no importa cuánto te demores, yo sé, que algún día la superarás—
César anonadado —Camila, de verdad, lo siento mucho por ser un bicho mata ilusiones, pero solamente te digo la verdad, no la podré superar. Y así te duela por muchos meses, te vas a fijar que conmigo vas a estar perdiendo tu tiempo, tiempo que podrías aprovechar para conocerte más a ti misma—
Camila destrozada mente le dice — ¿y vos? ¿Vos no estás perdiendo el tiempo pensando en ella? Ella se fue, y vos te quedas sufriendo. Qué gran consejo César— lo dice con sarcasmo. 
César —Camila, yo me lo merezco. Yo fui un mentiroso, fui un soberbio, viví con el pecado de la lujuria. La termine destrozando a ella, ilusionándola, y cuando estaba comprendiéndola al fin, cuando la estaba comenzando amar, la perdí. Es el karma, y me lo merezco— lo dice con rabia.
Camila con coraje — ¡pues no te lo mereces! ¿Sabes por qué? Porque esa mosca no te perdona, yo si te hubiera perdonado, porque al final de las cosas aprendiste mucho—
César serio —y eso me quedó como lección. Gracias por intentar que la olvide, pero yo sé que es imposible—
Llega un mesero y les dice —Muy buenas noches. Perdón por la tardanza, es que se nos presentó un inconveniente, pero ya no volverá a pasar. ¿Qué desean ordenar? — Marcela le grita con furia — ¡Pues nos dio un mal servicio! ¡Servicio basura! ¡Estuvimos como estúpidos esperándolos a qué nos atiendan, por sus culpas nosotros nos pusimos a discutir en dé vez de comer alegremente! — golpea con puños y furia la mesa.

César impactado — ¡Camila tranquila! — se le queda viendo espantado. El mesero asustado —lo siento señorita, le prometemos que ya no volverá a pasar— mueve sus manos con mucho miedo. Camila decepcionada —pues ya la regó— César —Camila tranquilízate. ¿Tienen carne asada? — El mesero les iba a mostrar y explicar las comidas que tienen en la revista para ordenar, pero Camila extiende sus manos y brazos, golpea la mesa con furia — ¡es qué ya no vamos a volver a comer aquí César! ¡Nos vamos ya! — se levanta de la mesa. Le dice al mesero muy enojada —Quítese podredumbre— lo empuja y jala de los brazos a César. Él siente mucho dolor en el cuerpo y le dice — ¡Ay! ¡Camila me duele! — Camila preocupada —lo siento César— se enoja con el mesero — ¡Ya ve lo que causó! ¡Váyase de aquí! — el mesero se aleja de ellos asustado.
César piensa en su mente “todo chiviado dejó al pobre” se molesta y le dice a Camila — ¡qué vergüenza Camila! ¿Qué te pasa? ¿Por qué le echas la culpa a él? — Camila le grita — ¿¡qué no te das cuenta!? — ella se calma. —Por la culpa de ellos, no comimos luego y nos pusimos a discutir— César —no es culpa de ellos que te pongas así ¡es tuya! Porque desde hace días te vengo diciendo “no te quiero para algo serio” y no queres entender, a ellos no les eches la culpa de que yo no te quiera— Camila molesta — ¿O sea que yo tengo la culpa? ¡Tss! Como sea, vámonos de aquí— César — ¡pues sí! ¡Nos vamos a ir de aquí, pero cada uno solo! — Camila enojada — ¿Ah? ¿No te vas a ir conmigo? — César —no, no vaya ser que hasta con el micro busero te querrás pelear— Camila insistiéndole — ¡César no te vayas! ¡No actuaré así de mal! ¡Porfa! — César la suelta. Camila lo vuelve agarrar. César —Camila, déjame— César la suelta y camina lo más rápido que puede, Camila queda con una cara de afligida. Luego lo persigue y lo alcanza en la salida. — ¡César me voy a comportar de buena manera! ¡No quiero qué te vayas solo en estas condiciones!  — César molesto —Camila, no me quiero enojar con vos, así que por favor, ¡déjame en paz! — Camila lo abraza y le dice. —no me abandones— César confuso — ¿qué? ¿Cuál abandono? Solo nos vamos a ir solos para llegar a nuestras casas — Camila finge unos dolores de estómago — ¡César no me dejes! ¡Me siento mal! — César se preocupa — ¿qué te sucede? — Camila finge más dolor — ¡Ay! ¡Quiero qué me lleves a tu casa! ¡No aguanto esté dolor! — César traumado dice en su mente "ay no, ya no quiero estar con está loca😓" y le dice a ella —pero ¿para qué a mi casa? — Camila lo toca de las manos y le dice —sólo llévame sí. Me duele el estómago— se arre cuesta a él, fingiendo unos dolores de estómago. César incómodamente le dice —está bien, vámonos para mi casa. Por favor, no actúes con nadie de mala gana— Camila sonriendo — ¡no! ¡No te preocupes! — César extrañado —de acuerdo…— Camila vuelve a fingir sus dolores. César apresurado le dice — ¡ya! ¡Ya nos vamos! — se van juntos a esperar el micro bus.

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