César anonadado
—esto... Esto, es una locura—
Camila le habla de una manera tierna y a la vez desagradable.
—Césitar, yo sé, que me vas a odiar, pero, recuerda que lo hago, porque te amo—César
— ¿¡a eso le llamas amor!? Eso no es amor, es una obsesión, es enfermiza. Supuestamente me amas, pero me haces esto. ¿Enserio crees amarme? —
Camila
—tal vez así me hagas caso. Te amo—
Los demás se acercan a ellos, también los policías.
— ¿tú eres la qué está sufriendo maltrato de género? —
Camila muy segura.
— ¡sí! ¡Este bicho que ven aquí! ¡Ese me pega! ¡También a su futuro hijo! —Un policía.
—okey, tranquila, ¿me puede decir su nombre, también el de él? —César preocupado.
— ¡No! ¡Está mintiendo! ¡No le crea! — lo toca de su brazo. Él lo empuja.
—Suéltame. No estamos diciendo que ella tenga razón, aunque por lo que ya nos dijeron muchos... Estamos teniendo dudas de que usted nos diga la verdad—Camila se pone muy nerviosa.
— ¡les estoy diciendo la verdad! ¿Quieren ver pruebas de sus golpes? ¡Por Dios! ¡Hasta dónde hemos llegado! ¿Quieren qué él me vuelva a pegar para que puedan confirmarlo? —
Los policías.
—Le creemos—
—Diganos su nombre y el de él—
César les grita:
— ¡NO SE LOS VA A DECIR! ¡NO! —
Los demás:
— ¡Basta! ¡No más juegos César!—Ese tipo ya no sabe cómo librarse—
Camila les dice:
— ¡Me llamo Camila Alejandra Carballo Figueroa! — César le tapa su boca. Ella finge que le duele.
Los demás:
— ¿¡Qué más evidencias quieren!? —
— ¡Hasta en eso no respeta! —
— ¡Con lo que nosotros le décimos, es más que necesario! —Los policías, lo agarran de los brazos. A César le duele aún los brazos.
— ¡Dejénme! ¡Esto no es justo! ¡Suéltenme! —
— ¿¡Dónde estás Raúl!? ¡Te necesito! — le ponen unas esposas.Le dice:
—No por eso, significa que vas a ir a la cárcel. Tendremos que pasar por un juez primero, y si tienes abogados, traelos de una vez—
César
— ¡No tengo abogados! (Le grita)¿¡QUÉ HAGO!? —
El policía:
—Iremos a la fiscalía, ojalá tengas suerte muchacho—Carlos dice en su mente.
—Lo siento, amigo, creo que es lo mejor para vos, sería muy feo que nunca cambiarás tu forma de ser con las mujeres— se pone triste.
César intenta mover sus brazos y no puede.
— ¡CARLOS! ¡POR FAVOR! ¡DECILES QUE YO NO SOY ASÍ! —
Carlos.
—no sé... No sé cómo sos— se pone nervioso y dudoso.
César les grita.
— ¡ME SIENTO SUCIO CON ESTAS ESPOSAS! —
Los demás se burlan:
— ¿Crees que no sos una persona sucia? —
— ¡Sucio! —
—Bichos, no sean tan groseros con César—
— ¿Cómo no serlo? Después de ver como maltrata a una mujer—
William — ¡Sí sos sucio bicho! —
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La Pasmada de Yanira
RomanceLa pasmada de Yanira, son escritos sin sentido y que me la pasé de risa, se ve algo la cultura salvadoreña. A la larga no está ni finalizada, porque para qué. En parte realizarla me ayudó a mejorar mis dibujos en digital.